Hay un acuerdo generalizado en la necesidad de que los docentes de todos los niveles trabajen para dotar a los estudiantes de todas las herramientas para integrarse en el mundo actual, globalizado y tecnológico. Del mismo modo, existe coincidencia en que las tecnologías deben ocupar, por numerosos motivos, un lugar clave en la educación. Y también hay opiniones divergentes: ¿Lo importante es enseñar un software concreto o colaborar en la formación de personas que adquieran la capacidad de aprender y adaptarse a un entorno cambiante?
Estas conclusiones, y estas preguntas, se expusieron en la noche del lunes, en la tercera jornada del ciclo de la Iniciativa Sevilla Abierta sobre educación, que llevaba por título Experiencias educativas innovadoras en Sevilla. ¿Las nuevas tecnologías son por sí solas la panacea?, que tuvo lugar esta tarde en la Fundación Cruzcampo.
Los diferentes puntos de vista tuvieron mucho que ver con el perfil de cada ponente, que expusieron su visión sobre si las nuevas tecnologías son «la panacea» en el ámbito de la educación.
Andreia Inamorato, investigadora sobre innovación educativa y educación abierta, adscrita al Instituto de Prospectiva Tecnológica de la Comisión Europea (IPTS), habló del «potencial de las tecnologías educativas para el avance de la sociedad, más que de alguna tecnología concreta». Destacó la importancia de «incentivar la educación abierta, muy importante en la agenda política europea». Conviene modernizar la educación, comentó, «también porque en la Unión Europea hay un problema grave de desempleo y existe la necesidad de recalificarse para el mercado de trabajo». Destacó el papel de los Cursos básicos abiertos on line (MOOC) y lamentó, eso sí, que «la mayoría de las universidades no tienen estrategias de educación abierta».
Alberto Molina aportó una visión diferente. Profesor del Ciclo Formativo de Grado Superior de Administración de Sistemas Informáticos en el IES Gonzalo Nazareno, de Dos Hermanas, habló de su experiencia. Contó que en su centro utilizan el Open Stack, un software libre que Molina definió, con reparos, como «el sistema operativo de la nube». Es el primer centro que lo empleó en clase, «y se ha convertido en una herramienta fundamental. Ha propiciado que nuestros alumnos aumenten muchísimo la capacidad de aprender». Es una tecnología de última generación que destaca por su gran potencialidad. «Hay muchas empresas que se han interesado», explicó. Con un mercado laboral mundial en mente, lanzó una pregunta: «¿Podemos formar en ese mundo global a los mejores técnicos en las mejores condiciones para que puedan competir en igualdad de condiciones? En mi caso: rotundamente sí, lo podemos hacer desde un instituto de Sevilla», destacó. Susana Pérez García-Naveiro, Development Manager de los cursos de formación personalizada en Loyola Executive Education, realizó un matiz importante: «Simplemente innovar no sirve, tienes que transfomar», el sentido de la innovación es «transformar la sociedad». Insistió también en el cambio de rol del docente: «Tenemos que acompañar (a los alumnos) en su proceso de aprendizaje».
Juan González-Meneses López es profesor de Álgebra en la Universidad de Sevilla, además de creador de InterMatia, una plataforma web de ejercicios interactivos de matemáticas. Resaltó la importancia de la motivación como clave en el proceso educativo y el gran beneficio que supone la tecnología cuando permite que cada alumno aprenda a su ritmo.