Amazonas contra las manadas

Mujeres con brazaletes morados patrullan la Feria para evitar abusos machistas

19 abr 2018 / 23:20 h - Actualizado: 20 abr 2018 / 16:34 h.
"Violencia de género","Agresión sexual","Feria de Abril 2018"
  • Una de las 130 voluntarias que patrulla la Feria para evitar agresiones sexuales. / Jesús Barrera
    Una de las 130 voluntarias que patrulla la Feria para evitar agresiones sexuales. / Jesús Barrera

Las cosas no son lo mismo desde el multitudinario 8 de marzo. En la vida pública y en la cotidiana. También en la Feria de Abril, donde las voluntarias del colectivo Amazonas y otras mujeres que se han sumado patrullan la Feria con brazaletes morados para prevenir agresiones sexuales y para aconsejar y acompañar a quienes sean víctimas de esos abusos que llevan años empañando los festejos de masas. Véase los del grupo La Manada y los Sanfermines.

Una de estas voluntarias, Ángela –las identidades y los rostros no corresponden a la realidad para evitar represalias de acosadores o violadores frustrados– explica que son 130 las mujeres que, por segundo año consecutivo, se han colocado el brazalete después de que el colectivo naciera a finales de 2016. Pero este año han sido muchas más. «Sea por el alcohol o por lo que sea, en los festivales de ocio aparecen hombres que se creen con derecho a hacer lo que quieran y las víctimas muchas veces no saben qué hacer, cómo actuar ni adónde ir», explica.

De hecho, no las Amazonas no se fían de las estadísticas sobre abusos sexuales «porque la mayoría no se denuncia. Pocas consideran digno de llevar a la comisaría que un desconocido las persiguiera y tuvieran que llegar a casa, de noche, a la carrera. Eso es porque el acoso está normalizado. O porque consideran que la policía no va a localizar a un desconocido alto y moreno que se pasa con las manos».

Aunque estas 130 mujeres con el distintivo del brazalete morado están dispersas –sobre todo, entre las ocho de la tarde y las cuatro de la madrugada– por el Real de la Feria, siempre tienen un retén en la caseta pública que colabora con ellas: La Marimorena, del colectivo Acción en Red (Manolo Vázquez, 31). Esta caseta la llaman el Punto Morado.

Ángela relata que en los primeros días de la Feria (la conversación se celebró el martes) ya han tenido que acompañar y aconsejar a varias chicas víctimas de abusos, aunque ninguna ha interpuesto denuncia. «Animamos y acompañamos a denunciar, pero la decisión siempre es de la víctima. Muchas veces lo que hacemos es prestar un móvil, ir con ellas a casa, al autobús o al hospital, según el protocolo». En la cuenta de Twitter del grupo explican además que es «muy diferente la reacción de una persona cuando se ve sola que cuando está acompañada por una igual que entiende por lo que ha pasado».

El protocolo lo ha elaborado la veterana asociación Amuvi (Asistencia a Mujeres Violadas), que colabora en esta iniciativa con el colectivo Amazonas, formado por mujeres muy jóvenes: estudiantes de Bachillerato y universitarias, con un perfil de entre 20 y 30 años, explica la que atiende al reportero.

«Intentamos llevar el discurso de clase al feminismo. A las mujeres obreras es a quienes nos pasan estas cosas», explica Ángela sobre los motivos por los que han preferido ponerse el brazalete en turnos de ocho horas en lugar de dejarse llevar por la diversión de las noches de Feria. Y es que, aunque sea amargo recordarlo en plenas fiestas mayores, Sevilla es la ciudad donde se formó el grupo La Manada, acusados de una violación múltiple en los Sanfermines de 2016 y cuyo juicio está ya a la espera de sentencia. «No hemos cogido el modelo de otras ciudades, aunque luego hemos visto que funcionan grupos similares, ni somos una reacción a esos hechos. Si hay que buscar un aldabonazo inicial está más en la movilización feminista del 8 de marzo», insiste Ángela.

Para evitar incidentes desagradables nunca patrullan solas y reclaman difusión. «Las mujeres que deseen colocarse el brazalete y salir con nosotras están a tiempo de contactarnos». Y también pueden ayudar los hombres: «Que la Feria sea un lugar seguro también es su trabajo: pueden controlar a sus amigos para que no griten, no acosen ni invadan los espacios de las mujeres».

Como explica el lema de su campaña, «la calle, la noche y la Feria también son nuestras». En el medio digital especializado en feminismo La Giganta ellas mismas explican: «Es horrible que tengamos que vivir con miedo y salir siempre de casa sabiendo que existe una posibilidad de no volver jamás, o de que cuando vuelvas, no puedas volver a ser la misma de siempre. No es justo que tengamos que organizarnos para socorrernos unas a otras. No es justo porque merecemos ser tratadas como personas. Merecemos poder salir, divertirnos, emborracharnos, ser despreocupadas, y poder volver a casa solas por la noche sin miedo a ser atacadas.