Ampliar el abanico para dar con la solución

El Consistorio cifra en 444 las personas sin hogar aunque aumentan cada invierno debido al clima. El delegado afirma que «los recursos son aceptables pero no suficientes». Sevilla cuenta con una red de pisos para casos más complejos

27 nov 2016 / 20:47 h - Actualizado: 28 nov 2016 / 08:00 h.
"Sociedad","Vivienda","Sin techo","Juan Manuel Flores"
  • El centro de noche del Hogar Virgen de los Reyes es uno de los espacios donde cada día acuden numerosas personas que no tienen un techo en Sevilla. / Inma Flores
    El centro de noche del Hogar Virgen de los Reyes es uno de los espacios donde cada día acuden numerosas personas que no tienen un techo en Sevilla. / Inma Flores
  • El perfil de la persona sin hogar es de un hombre de entre 45 y 55 años y con estudios primarios. / Manuel Gómez
    El perfil de la persona sin hogar es de un hombre de entre 45 y 55 años y con estudios primarios. / Manuel Gómez
  • El Ayuntamiento calcula que unas 205 personas duermen a diario a la intemperie. / Manuel Gómez
    El Ayuntamiento calcula que unas 205 personas duermen a diario a la intemperie. / Manuel Gómez

Hombre, de entre 45 y 55 años, con estudios básicos y sevillano. Este es el perfil de las personas sin hogar que el Ayuntamiento de Sevilla dio a conocer la pasada semana. Los datos se tomaron en la madrugada del 2 al 3 de noviembre y vienen a determinar que en la capital hispalense hay unas 444 personas que no cuentan con un techo en el que cobijarse. De ellas, 239 recurren a los recursos municipales de acogida y 205 duermen al raso.

«La atención a las personas sin hogar es una prioridad de la delegación de Bienestar Social y de este gobierno municipal», asegura su responsable, Juan Manuel Flores, quien resalta que el estudio, que no se hacía desde 2009, «ayudará a mejorar el trabajo que se realiza desde los servicios públicos».

«Nos hemos encontrado con un problema que viene de largo, que no es único ni nuevo en Sevilla, que es un mal endémico de las grandes urbes como la nuestra», explica Flores. Los datos apoyan sus palabras. Según el perfil aportado por el Ayuntamiento, la cifra no solo es incluso inferior a la registrada en otras ciudades sino que está muy por debajo del criterio fijado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que lo establece en una persona por cada 1.000 habitantes estando Sevilla en 0,6 por cada 1.000.

Más allá de los datos fríos, que además difieren de los presentados por otras asociaciones como Cáritas –en su último informe habla de más mujeres que hombres y de unas 384 personas atendidas el pasado año–, lo fundamental son las historias de vida que hay tras las cifras y la voluntad de quienes trabajan con el colectivo de que salgan adelante. A pesar de la imagen que se pueda tener, los albergues «no son un agujero negro». Es el punto de partida para muchas personas que lo han perdido todo y se han visto sin un lugar donde vivir. Es la manera que tienen los profesionales para tratar de reintroducirlos en el sistema para que no vuelvan a estar «en situación de calle», como denominan el estado de decenas de personas sin un techo. «Su única opción es esta», desde donde se trabaja con ellos la motivación y la inserción.

«Cuando llevas 20 años en la calle, es complicado seguir algunas rutinas u horarios», explica Pablo Real, jefe de sección de Emergencias Sociales y Personas sin Hogar de Sevilla. Su labor es precisamente acompañarlos en ese camino para que salgan adelante. «Cuando me dicen ‘Estoy hundido y no puedo salir solo, tengo miedo’. Siento la necesidad de dar una solución a esa persona. ¿Y cómo la ayudo? A veces no hay respuesta y solo puedes acompañar. Otras veces hay respuesta, pero la tiene que encontrar el afectado, tú solo tienes que estar ahí», relata.

Las posibilidades que se abren para las personas sin hogar en la ciudad son variadas. «Sevilla tiene una red de recursos para este grupo de personas que es aceptable aunque no siempre es suficiente», admite el delegado de Bienestar Social. «Es aceptable porque pone a disposición varios alojamientos, a estos se le suman otros centros que están gestionados por Cáritas y otras muchas ONG que trabajan con el colectivo en Sevilla», detalla.

La puerta de entrada a estos servicios está en el Centro de Orientación e Información Social (COIS), que recibe a una media de 200 o 300 personas al mes, dependiendo de la época. Aquí se valora cada caso para buscar la mejor alternativa. Pero hay un importante grupo de personas que viven al raso y no acuden a ninguno de estos servicios. Para ellos, la ciudad cuenta con la Unidad de Emergencias Sociales y Exclusión Social (Umies). Ellos son los encargados de recorrer las calles desde hace años para iniciarles, si acceden, un proceso de recuperación y motivación «para que no vuelvan a la calle», o bien se les busca un alojamiento alternativo para evitarles la pernoctación a la intemperie. Ellos son quienes los ayudan a gestionar su documentación muchos pierden sus DNI al dormir entre cartones por robos y es fundamental para que accedan a ayudas–, a empadronarse o conseguir prestaciones sanitarias. «Es decir, tenemos un buen dispositivo para las personas sin hogar», concluye el delegado.

A pesar del reciente estudio municipal, lo cierto y verdad es que este colectivo no tiene un número fijo pues en la temporada de invierno se produce un aumento de visitas a la ciudad debido a que no suele padecer temperaturas muy extremas y eso supone un reclamo para las personas sin hogar.

Con todas estas variables es con lo que trabaja el Ayuntamiento. «Somos conscientes de que no es un colectivo homogéneo. Tienen muchas singularidades y eso implica que cada uno de los casos hay que abordarlo de una manera distinta. No hay una receta universal y no es fácil encontrar la solución idónea», reconoce Flores quien asegura que «se está trabajando en el buen camino».

¿Y esto en qué se traduce? En diversificar al máximo los recursos que se ponen a disposición de estas personas para poder abarcar el mayor número de escenarios posibles. Por ello, este año el Ayuntamiento ha iniciado un novedoso programa denominado Housing First y que se desarrolla mediante la Fundación RAIS en 10 viviendas. Estos pisos están destinados a aquellas personas sin hogar que llevan mucho tiempo en la calle y con las que es complicado trabajar en un albergue. «De esta forma se les facilita una casa donde reciben una intervención tutelada», detalla Flores. El entorno de la vivienda permite entrar en la «monitorización» de manera que «los profesionales pueden empezar a trabajar muchos aspectos con ellos para su recuperación».

Este proyecto, que ya se está ejecutando, es una de las líneas de trabajo en la que ha decidido invertir el Consistorio. «Los profesionales nos dicen que es la mejor fórmula para ese perfil que es más reacio a entrar en la red de servicios establecidos, para ellos lo ideal es trabajar en una red de viviendas asistenciales».

A estas 10 viviendas se le suma un nuevo acuerdo que ha firmado recientemente el Ayuntamiento con la Fundación Atenea y la asociación Realidades para poner en servicio otras 20 casas. Estas no solo estarían dedicadas a las personas sin hogar «aunque también las acogerán a ellas. Se trata de atender las emergencias sociales», explica el delegado. Esta veintena de pisos tutelados, con 100 plazas, se pondrán en marcha a mediados de este mismo mes.

«Este es el modelo de trabajo que nos planteamos. Vamos a seguir manteniendo la red de albergues y centros de baja exigencia, por supuesto. Pero se amplía el abanico de servicios con este nuevo modelo de pisos. De esta forma diversificamos las estrategias para sean las más adecuadas a las necesidades de las personas sin hogar que están en la ciudad».