Arranca el juicio a ‘la manada’ por la violación en Pamplona

Los cinco acusados se enfrentan a una pena de 22 años y 10 meses de prisión

12 nov 2017 / 22:02 h - Actualizado: 13 nov 2017 / 13:47 h.
"Tribunales"
  • Los cinco sevillanos, que se autodenominaban ‘la manada’, permanecen en prisión preventiva a la espera de que se celebre este juicio. / El Correo
    Los cinco sevillanos, que se autodenominaban ‘la manada’, permanecen en prisión preventiva a la espera de que se celebre este juicio. / El Correo

«Que la fiesta sea hoy la condena de muchas mujeres es tremendo». La frase es de la abogada Cristina Almeida tras escuchar el pasado viernes en el Congreso el desgarrador testimonio de dos chicas que fueron violadas en los sanfermines. Las dos jóvenes ofrecieron su relato en un simbólico tribunal de las mujeres celebrado precisamente tan solo diez días antes del juicio por la agresión sexual en grupo supuestamente llevada a cabo por cinco jóvenes sevillanos que se autodenominaban como la manada en un grupo de WhatsApp, en el que recreaban sus fechorías.

En el banquillo de los acusados se sientan desde este lunes y hasta el 24 de noviembre los cinco sevillanos que están acusado de violar a una joven el 7 de julio de 2016. Un juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Navarra a puerta cerrada y en el que se enfrentan a 22 años y diez meses de prisión por agresión sexual, robo con intimidación y un delito contra la intimidad. Además, el fiscal les reclama una indemnización de 100.000 euros.

Los cinco acusados han llegado este lunes, pasadas las 9 horas, al Palacio de Justicia de Pamplona para ser juzgados por estos hechos.

La manada permanece en prisión preventiva desde que fuera detenida y después de que la Audiencia les denegara la libertad provisional ante el riesgo de fuga y la reiteración delictiva. La Fiscalía considera que estos cinco jóvenes sevillanos se encontraban sobre las 2.50 horas del 7 de julio de 2016 en la Plaza del Castillo, donde uno de los procesados, J.A.P., estaba sentado en un banco cuando se acercó y se sentó en el mismo una joven, de 18 años de edad y natural de Madrid. Ambos iniciaron una conversación, acercándose posteriormente al lugar, primero A.B., y después los otros tres acusados. Poco antes de las 3.00 horas la joven decidió marcharse a dormir al coche en el que había viajado hasta Pamplona con un amigo. Los acusados le dijeron que le acompañaban, «si bien la intención de ellos era la de buscar un lugar donde mantener relaciones sexuales en grupo con ella», propósito que la joven «desconocía». Por el camino intentaron varios sitios, incluido un hotel en el que preguntaron, según el fiscal, «si tenían una habitación por horas o para toda la noche» y que «la querían para follar». En un momento dado la joven «caminaba con uno de ellos, J.A.P. iba unos pasos más atrás, un poco más retrasado un tercero y más alejados llegaban los otros dos». En ese momento «se besó con A.B.», mientras uno de ellos se fijaba en que una mujer estaba llamando al telefonillo de un portal, «acelerando el paso con el fin de alcanzar la puerta del portal antes de que la señora entre y de esa manera acceder al inmueble, lo que consigue».

J.A.P. franqueó la entrada, y «dos de ellos agarraron a la joven por los brazos y la metieron en el portal, tapándole la boca y diciéndole que se callara y no gritara». La llevaron, tras subir hasta el segundo rellano, a un pasillo sin salida que da acceso a los cuartos de servicio de agua y electricidad y, una vez allí, la rodearon entre los cinco y le quitaron la ropa».

Para el Ministerio Público, los acusados, «actuando de común acuerdo y con ánimo libidinoso, le obligaron a realizar diferentes actos sexuales con cada uno de ellos». Pero no solo cometieron la agresión sexual, sino que el fiscal sostiene que los acusados A.M.G. y A.C., «de común acuerdo con el resto de los acusados, pero sin el conocimiento ni consentimiento» de la joven, realizaron varias grabaciones de vídeo y fotografías con sus teléfonos móviles con la intención no solo de «vulnerar la intimidad de la víctima», sino para «mostrarlos, enviarlos y difundirlos a su grupo de amigos». Además, «se apoderaron» del teléfono móvil de la chica, si bien «antes le quitaron la funda, extrajeron la tarjeta SIM y la tarjeta de memoria y las arrojaron en el lugar».

Sobre las 3.27 horas cuando los acusados salieron del portal dejando a la joven «sola en el interior». La víctima, por su parte, a las 3.29 horas, se dirigió a un banco donde se sentó, «llorando desconsolada y en posición fetal, siendo auxiliada instantes después por una pareja de ciudadanos que transitaban por el lugar que se acercaron a ella al ver su estado y que dieron aviso al 112». La joven sufre «estrés postraumático».