Arte para normalizar el Polígono Sur

La factoría cultural abre mañana con un concierto de Diego Amador. El edificio no contará con una programación cerrada para integrar las iniciativas de los vecinos del barrio

22 ene 2018 / 21:34 h - Actualizado: 22 ene 2018 / 22:28 h.
"Polígono Sur"
  • El entorno de la factoría cultural deberá ser reurbanizado y vallado por las administraciones próximamente. / Jesús Barrera
    El entorno de la factoría cultural deberá ser reurbanizado y vallado por las administraciones próximamente. / Jesús Barrera
  • La sala de danza cuenta con un suelo preparado para el baile flamenco. / El Correo
    La sala de danza cuenta con un suelo preparado para el baile flamenco. / El Correo

Existe un Polígono Sur más allá del vandalismo, la delincuencia o la pobreza. A pesar de que la barriada, una de las más deprimidas del país, salte habitualmente a los titulares nacionales por este motivo, sus calles también son cuna del arte. Muestra de ello es el músico Diego Amador, vecino de estas plazas que ha conquistado el flamenco, el jazz, la salsa y hasta un Grammy Latino. Él, ejemplo para muchos de los vecinos del barrio, será el encargado de estrenar la factoría cultural este miércoles. Un enclave llamado a ser algo más que un teatro o sala de conciertos. Este espacio tiene como objetivo de ayudar a normalizar el Polígono Sur. Una ardua tarea en la que se lleva trabajando ya más de una década.

El edificio, un moderno espacio de paredes blancas y cristal, es casi un oasis en el desierto. La calle que lleva a la factoría cultural está en una de las zonas más complicadas del Polígono Sur, la barriada Martínez Montañés. Bloques abandonados, destrozos, basura, quioscos ilegales, restos de candelas y gente sin un rumbo fijo forman parte del panorama diario en el que trabajan por cambiar las administraciones. Al fondo, es fácil distinguir la factoría cultural. El inmueble, que se abrirá con tres años de retraso y que supuso una inversión de 2,3 millones de euros –el 80 por ciento gracias a fondos europeos–, está ubicado en un solar abandonado y pendiente de vallar y reurbanizar por parte de la administración local y autonómica implicadas, junto al Estado, en el plan integral.

La apertura de este espacio para la cultura aspira a ser más que un contenedor de eventos, una herramienta para que muchos sevillanos «pierdan el miedo» al barrio. «Es una oportunidad para desdibujar esas barreras imaginarias que aún existen y se animen a poner por primera vez un pie en el barrio», explicó ayer la comisionada del Polígono Sur, María del Mar González, durante la presentación del arranque de la actividad en el edificio. «Las debilidades que tenemos ya las conocemos, con la factoría se sabrán también las fortalezas, que son muchas», explicó.

Y será con el arte como bandera de normalización pues la factoría se sumará a otros espacios de la ciudad y será sede de los espectáculos que compongan la programación municipal cada año. De esta manera, además de acercar la cultura a los vecinos de la zona, se darán argumentos al resto de la ciudadanía para visitar el barrio. Por el Polígono Sur pasarán la Orquesta Barroca, la Sinfónica, actividades teatrales del Fest, del Mes de Danza o de la Bienal de Flamenco, dijo el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, quien explicó que no tendrá una programación cerrada –pese a que en 2018 está prevista una inversión de 180.000 euros–, pues la intención es que el barrio tome este espacio como algo propio.

¿Y esto cómo se consigue? Pues como ejemplo vale el concierto con el que arranca la actividad, de Diego Amador, del que se rifan las invitaciones –repartidas entre asociaciones y agentes culturales– e incluirá una actividad previa con los colegios en la que conocerán al artista y presenciarán un ensayo.

Además, parte de las salas que componen la nueva factoría cultural, dividida en tres plantas, serán para las asociaciones que ya trabajan en el barrio y que tienen iniciativas culturales. Unas entidades que establecerán colaboraciones con promotores culturales de la ciudad. Para aprovechar «todo el potencial y la energía que tiene el tejido asociativo de este barrio, donde somos conscientes de que hay muchas ganas y mucha ilusión por impulsar los proyectos ya existentes y por generar nuevas iniciativas». «Este no será un espacio de exhibición sino de producción», aseguró el delegado.

Habrá espacio para la formación –acogerá un programa de formación de formadores a través de la red de trabajo de calle– y para el desarrollo de proyectos innovadores, pues está llamada a erigirse como sede de algunas de las iniciativas del Banco de Proyectos Culturales –una convocatoria abierta que se lanzó el pasado año–.

«Hoy es un día especial, por fin se abre la factoría cultural, la culminación de un sueño», coincidieron González y Muñoz. El músico de Las Tres Mil, así se llama de hecho su espectáculo, le vio otra ventaja. «Que se conozca esto por las cosas buenas, por el arte. Que los niños que están en la calle vean que hay otras cosas, no solo lo malo, que es lo fácil. Que vean también la música, que todos la llevamos dentro».