Barrios en reconstrucción

Los Pajaritos quiere seguir los pasos de Nuevo Amate para lograr una completa transformación que, por ahora, avanza poco a poco

12 oct 2016 / 07:00 h - Actualizado: 12 oct 2016 / 10:55 h.
"Barrios","Construcción","Cara y cruz de los barrios"
  • Obras de reconstrucción de los bloques en Los Pajaritos, entre las calle Estornino y Gaviota. / José Luis Montero
    Obras de reconstrucción de los bloques en Los Pajaritos, entre las calle Estornino y Gaviota. / José Luis Montero
  • Viviendas construidas en la antigua Regiones Devastadas, una zona rebautizada como Nuevo Amate. / El Correo
    Viviendas construidas en la antigua Regiones Devastadas, una zona rebautizada como Nuevo Amate. / El Correo

El casero tiene la obligación de mantener en buenas condiciones la vivienda que alquila. Sin embargo, algunos propietarios, como el Ayuntamiento y el Estado, dejaron pasar más de medio siglo antes de enfrentarse a una realidad: sus pisos en Los Pajaritos y Regiones Devastadas, respectivamente, estaban en condiciones indignas, y siguen estando en gran parte del primer barrio.

En estos dos casos la reconstrucción fue la salida, pero para llegar a ella los vecinos han soportado una larga historia de promesas incumplidas y retrasos.

Un dato. En Los Pajaritos hay 1.700 viviendas en 31 bloques en muy malas condiciones –con cuatro plantas, sin ascensor y con entre 34 y 40 metros cuadrados–. La primera fase de la reconstrucción anunciada en 2010 incluía 512 viviendas. Finalmente se han derribado 96, sólo dos manzanas.

El paso de los años y, especialmente, la mala edificación de las viviendas de los años 50 habían generado una situación insostenible para los vecinos, muchos en unas condiciones de vida que rozaban la infravivienda. Los ruinosos pisos de Regiones Devastadas eran el principal exponente de esta situación de exclusión y marginalidad. Se hacía necesaria, por tanto, una solución de urgencia reclamada desde hace casi 15 años por los vecinos.

De hecho, el Plan Integral de Tres Barrios (Los Pajaritos, Madre de Dios y Candelaria) se reivindica desde 2002, se gestó en 2004 y se aprobó en un Pleno municipal en 2009. Ambas actuaciones, en Tres Barrios y Amate, estaban incluidas en el Segundo Plan de Barrios, de 2008.

Finalmente, la reconstrucción se articuló como la única solución para garantizar a los vecinos de ambas barriadas unas condiciones mínimas de habitabilidad. En el caso de Los Pajaritos, la obra, que avanza a paso de tortuga, comenzó entre la calles Estornino y Gavilán a mediados del pasado julio tras meses de retraso. En ese solar fueron derribadas en 2014 un total de 96 viviendas antiguas en tan malas condiciones como otras muchas del barrio para las que todavía no hay proyecto de reconstrucción.

Los trabajos de estas 62 nuevas viviendas protegidas se adjudicaron a Vías y Construcciones en junio de 2015 por 3,2 millones de euros, un 37,89 por ciento por debajo del presupuesto de licitación. Y los problemas con la empresa comenzaron pronto. El Ayuntamiento amenazó con rescindir el contrato por el retraso en el inicio de la obra y después propuso una sanción de 60.000 euros. Por ahora, la cimentación avanza, si bien los partidos de la oposición avisan de que no se fían de que este sea el inicio definitivo «dados los dos intentos fallidos anteriores y los antecedentes de la empresa».

El plazo de ejecución se estableció en 15 meses y, mientras tanto, los vecinos siguen realojados. Un cambio de vivienda que tampoco estuvo exento de problemas.

En primer lugar, el Consistorio tuvo que utilizar un edificio puente en la avenida de Andalucía, frente a las cocheras de Tussam, para ahorrar tiempo y dinero puesto que ya estaba en construcción. Pidió al Ministerio de Hacienda que desistiera de su petición de derecho de reversión del edificio y la empresa a la que se le adjudicó la construcción también se declaró en concurso de acreedores.

Con todo, vecinos como Carmen Rivero y Juan Martínez fueron realojados en 2014 tras más de medio siglo en la calle Tordo. En los 30 metros cuadrados de aquel piso criaron a sus cuatro hijos y a algunos de sus doce nietos. Antes de la mudanza ya lo tenían claro: «Sólo queremos estar en paz y vivir tranquilos», remarcaba este matrimonio una y otra vez ante el temor de que el traslado les ubicase junto a vecinos «problemáticos».

Salvador Muñiz, presidente de la Asociación de Vecinos Tres Barrios, de hecho, asegura que los problemas de convivencia en este bloque no cesan «porque hay gente que quiere que todo le salga gratis» y porque «no hay personal de los servicios sociales». En su opinión, estas familias necesitan un seguimiento.

En cuanto a la obra de construcción de los nuevos bloques, asegura que ahora sí marcha, tras apostillar que hasta que no se terminen estas 62 nuevas viviendas de protección oficial no deben caer nuevos bloques. «La necesidad es evidente, pero sería un caos. Los vecinos que quieran tienen que volver primero, y después que se acometa sin demora otra fase», argumenta. Lo cierto es que con el ritmo actual se necesitarían muchos años para que Los Pajaritos se reconvierta en un barrio nuevo y, lo más importante, para que deje de copar las páginas de sucesos y sus nuevos pisos sean para sus habitantes una puerta a mejoras de sus condiciones de vida, a la ruptura con la marginalidad y la exclusión social que durante tantos años les ha azotado y a su integración en un distrito orientado hacia el futuro.

Nuevo Amate

El modelo a seguir –aunque seis veces más pequeña que Los Pajaritos– es Regiones Devastadas, rebautizada como Nuevo Amate. A finales de 2009 empezó la demolición, en septiembre de 2010 cayó el último bloque y, tras un parón de ocho meses por problemas con la licencia de obras, empezó la construcción de los llamados entonces ecopisos.

En 2010 salieron de Regiones Devastadas (levantada en 1957), en Amate, 210 familias que fueron realojadas por distintas zonas de la ciudad. Pagaban por los pisos del Estado unos 2,5 euros al mes. Tres años más tarde, en 2013, los primeros 71 vecinos recibieron sus nuevas llaves.

El coste total de edificación, reurbanización, equipo técnico y realojo fue de 26,7 millones de euros, de los que el Ministerio de Fomento aportó el 65,69 por ciento (17,5 millones) y el resto (34,31 por ciento, 9 millones de euros) la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, a través de Emvisesa, que se encargó de la gestión de las obras. Todo un año tardaron las tres administraciones públicas en pactar estos porcentajes.