Pepe padece trastorno obsesivo compulsivo; Jesús tenía trastorno bipolar de tipo esquizoafectivo y ahora se trata de un trastorno esquizoafectivo no catalogado; Silvia sufre trastorno bipolar y David, esquizofrenia. Pero sus patologías quedan minimizadas y amortiguadas gracias a la medicina de las nuevas tecnologías: sentarse delante de las pantallas de los ordenadores de la Unidad de Rehabilitación de Salud Mental del Hospital Macarena para convertirse en expertos blogueros que desestigmatizan sus trastornos y muestran la realidad sin miedos ni corsés de ningún tipo.
Todo empezó como un simple ejercicio de informática, allá por 2008, en plena efervescencia de internet, con Facebook y el fenómeno blog en la cresta de una ola de la que aún no se han bajado. «Se abrió una página web (la dirección es http://ura-sevilla.blogspot.com.es/) en la que los pacientes contaran sus historias, pensamientos e inquietudes», relata Alfonso Calero, coordinador de los talleres de la URA, que recuerda que este blog fue pionero en esta singladura –es decir, como terapia y con pacientes como autores– que se ha puesto en marcha en España. Tras su creación llegaron otros con los que incluso se han hermanado. Y, poco a poco, como una hormiguita, el blog ha pulverizado registros: en su primero año, en 2008, llegó a 11.000 visitas; en 2012 ya se contabilizaban más de 120.000. Este año superaron la barrera psicológica de los 500.000 visitantes.
Pero más allá de su numeroso público, el mejor contador del éxito de la iniciativa está al otro lado de la pantalla. En el lado del emisor. Los más de 1.500 artículos publicados son obra de personas con trastorno mental grave atendidas en la unidad. Silvia es una de las veteranas. Se embarcó en 2009 en el blog, que para ella ha sido un altavoz para «expresar sin tapujos mis sentimientos». Centralizó, de primeras, sus esfuerzos en contar su enfermedad. Pero el tiempo le ha permitido abrir su abanico. Los últimos artículos, de hecho, se centra «en la medicina del amor, porque no todo va a ser medicación».
Y es que el blog no tiene barreras en temática. Ahí está Pepe, que revive sus tiempos como periodista –trabajó hace 30 años en El Correo de Andalucía–, publicando en esta bitácora sus críticas de cine. Cada 15 días, analiza películas que no son ni las más taquilleras ni las más comerciales. Pero no sólo es cinéfilo, sino que aprovecha el blog para tocar todos los palos. A diferencia de Silvia, más impulsiva –«escribo lo que siento», cuenta–, Pepe es más meticuloso. Documentado a más no poder. Le ha insuflado tanta energía el regreso al mundo de las letras que se ha animado con su primera novela, titulada Monólogo en clave neurótica.
El mayor fan de Pepe está sentado en su misma redacción. «Me apoyo en los artículos de Pepe para aprender. Y también los comento. Me encantan», relata Jesús, que lleva escribiendo en el blog desde 2009. Le ha servido en una doble vía: como terapia de su trastorno mental y como caudal de conocimiento. Incluso le sirve, admite, para corregir las faltas de ortografía que antes cometía y ahora ni por asomo escribiría.
Silvia, Pepe y Jesús se encargan de las palabras. Y David de las imágenes y las recreaciones. Se ha convertido en un experto en el manejo del Photoshop. Las horas dedicadas a este blog han sido «el camino hacia su recuperación» e incluso a su motivación para aprender. No en vano, él y Silvia se han apuntado a la ESO (educación para adultos), alentados por las enseñanzas de lo que era, en sus inicios, de un curso de informática y de aprendizaje de todo el entorno web.
Pero en esta Unidad de Salud Mental hay más que blogueros. Fernando Hernández, coordinador de esta unidad, muestra desde consultas a salas de actividades –con cocina incluida–,... todo equipado para hacer que sean autosuficientes.