El presente y el futuro de la almendra fue el tema principal de la mesa de debate que organizaron este martes El Correo y el Banco Popular, y en el que un nutrido grupo de expertos abordó la situación actual de este cultivo desde diversos puntos de vista. Con el hilo conductor de la ponencia del experto Octavio Arquero, responsable de frutos secos frutos del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA, órgano dependiente de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía.

Arquero destacó que este cultivo mediterráneo «tan de moda ahora» es bastante rentable debido al alza que han experimentado los precios aunque bajarán dentro de un tiempo «el cultivo se podrá mantener y no será cuestión de una temporada corta». Las causas de que sea tan favorable responden a que es un cultivo mediterráneo el cual se desarrolla en España casi mejor que en ningún sitio. Esta particularidad también permite que las posibilidades de expansión en los países de la Unión Europea sea mucho más sencilla. También es un cultivo con un alto grado de mecanización, presenta una alta precocidad de entrada en su producción y se adapta muy bien al riego deficitario. Logrando un kilo de pepita por hectárea, fijó el experto, se podrá mantener «un nivel aceptable de rentabilidad» aunque a medio plazo el precio baje.

Este aumento de su consumo, independiente de la temporada de Navidad, va al alza porque está considera muy saludable dentro de la dieta mediterránea.

En este aspecto también han influido los productores norteamericanos –los mayores del mundo– que han sabido posicionar muy buen su producto, posicionamiento del cual también se aprovechan los agricultores españoles. Como principales retos del almendro, a grandes rasgos, el experto recalcó la importancia de aumentar la productividad de las nuevas plantaciones mejorando las técnicas actuales de cultivo. Y como principal hándicap de este cultivo en España, señaló que probablemente sea la presencia de la almendra amarga.

Cuando se abrió el debate, la calidad, la rentabilidad y la competencia fueron algunos de los temas que se abordaron. Así, Antonio Caro, coordinador de servicios técnicos de Asaja, defendió la importancia de la rentabilidad y la productividad aunque insistió en que para que salgan los números es necesario algún tipo de ayuda sin descartar que hay que mirar también al modelo de Estados Unidos.

Sobre la calidad, el decano del colegio de Ingenieros Agrónomos de Andalucía, Jerónimo Cejudo, defendió que hay mercado para un producto diferente aunque sea más cara, y que por la calidad y el origen debe ir la identificación y competitividad de este producto, aunque Juan Rafael Leal, presidente de Cooperativa Agroalimentaria, precisó que a la hora de la producción sería conveniente saber el destino de la almendra porque no se haría igual si va directamente a una bolsa para el consumo o directo o, por el contrario, se usará para un proceso industrial.

Juan Carlos Gallego, gerente de Almendrera del Sur, por su parte, enfatizó que desde su cooperativa trabajan para erradicar la almendra amarga ya que ahora mismo es imposible firmar en una entrega «el cero por ciento de almendra amarga con lo cual el contrato se lo lleva el productor norteamericano». Y además, Cejudo matizó que en algunos países la inclusión de la amarga en alguna partida puede ser calificada de delito contra la salud pública. La dulce presenta tantas cualidades beneficiosas para la salud que tristemente son desconocidas para el gran público, por lo que también pusieron sobre la mesa la necesidad de que la administración impulse su consumo, tal y como hace con otros frutos. Porque además, según Manuel López, de Agromillora, en España «se va a rebufo de los norteamericanos a pesar del coste de producción más bajo, con lo cual el futuro es muy halagüeño