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Buñuelos de nata por veladores

Decenas de sevillanos participan en una protesta a las puertas de la confitería de la Campana para exigir al Ayuntamiento que rectifique el acuerdo que suprime todas las terrazas de la zona

02 nov 2016 / 14:44 h - Actualizado: 03 nov 2016 / 07:11 h.
"Veladores"
  • Pablo Arenas, el presidente de los hosteleros, hace declaraciones durante la protesta. / El Correo
    Pablo Arenas, el presidente de los hosteleros, hace declaraciones durante la protesta. / El Correo

Sevilla es una ciudad conformista hasta que le tocan aquello que más le duele: sus tradiciones. Es entonces cuando se pone en marcha toda una artillería pesada de sevillanía que defiende hasta el extremo lo que siente como propio. Con el futuro de un negocio «histórico» como la confitería de la Campana, amenazado ahora, según la versión de sus propietarios, por la decisión municipal de eliminar todos los veladores de la zona a partir del 1 de enero de 2017, ocurre exactamente algo así.

Un respaldo social que este miércoles se escenificó con una protesta a las puertas del establecimiento en la que participaron decenas de ciudadanos anónimos y empresarios del sector hostelero. Hubo café y buñuelos de nata a granel con los que reclamar al gobierno municipal que reconsidere su decisión unilateral. «El Ayuntamiento de Sevilla se está excediendo y al final están pagando justos por pecadores», aseguraba Pablo Arenas, presidente de los hosteleros sevillanos. Por ello reclamó abrir un periodo de «diálogo» en el que se consensúen «los criterios» para la limitación de los veladores. «Están en juego más de 6.000 puestos de trabajo en la hostelería, el de todos aquellos que trabajan en las terrazas», dijo.

Arenas culpó directamente al Consistorio de la ausencia de diálogo que ha existido en todas las reuniones que ha celebrado la comisión de veladores. «Nuestra participación ha sido nula porque son ellos los que proponen y también los que deciden», afirmó. Aún así se mostró confiado en que durante el actual periodo de alegaciones se pueda llegar a algún acuerdo. Una solución que, según el presidente de la patronal, pasa por «cumplir la actual ordenanza». Será entonces «cuando se vea una calle más amplia y más limpia».

Pero mientras llega el añorado consenso, en la Campana avisaron que no se quedarán con los brazos cruzados. «Es una medida disparatada porque hasta la fecha no hemos incumplido ni una vez la ordenanza», señaló Borja Hernández, uno de sus propietarios. No entiende, por tanto, que «se pueda cerrar un negocio por un capricho» y advierte que llegarán «hasta donde legalmente se pueda». Entre otras cosas porque están en juego los puestos de trabajo de todos los empleados de la confitería. «Los veladores son el 60 o el 70 por ciento de la venta. Sin ellos nos veríamos obligados a cerrar».

En caso de que el Ayuntamiento mantenga su idea, los primeros en engrosar las listas del paro serán los cuatro camareros de la terraza, pero el propietario no descarta que la cifra tuviera que ser todavía más amplia. «Acabamos de trasladar nuestro obrador a Santiponce y hemos hecho una gran inversión», recuerda. Un gasto que, unido a las supuestas pérdidas que conllevaría la retirada de la terraza les obligaría a tener que tomar nuevas medidas. «Sin veladores necesitaremos menos limpiadoras, también el trabajo del obrador será menor y así en todas las áreas de la empresa». Incluso se vería frenado el proyecto, actualmente en estudio, para abrir una tienda como nuevo punto de venta de sus productos.

Los afectados

La confitería de la Campana cuenta actualmente con una plantilla de alrededor de 40 trabajadores. Uno de ellos, Paco Sivianes, tiene muy claro que «las mesas pueden convivir con los espacios y los viandantes». Él dice saber bien de lo que habla. Llegó a ser camarero del establecimiento el 16 de septiembre de 1978, con solo 15 años, gracias a su hermano. Desde entonces ha conocido hasta «tres generaciones de propietarios», lo que hace que lleve trabajando en la confitería «casi más tiempo que los dueños».

Ahora ve como su empleo, y el de muchos de sus compañeros, están en serio peligro. «Cuando los quiten cinco personas seríamos despedidos. Hay problemas más acuciantes para la ciudad que los veladores». Por eso cree que esta decisión del Ayuntamiento «es dañar porque sí». Lo que está en juego, asegura, no solo es una tradición de más de cien años sino «los puestos de trabajo de unas familias que dependen de un velador».

Aprocom

El presidente de la Confederación Provincial de Comercio y Servicios de Sevilla (Aprocom), Tomás González, participó en la protesta para mostrar su «apoyo al sector de la hostelería». Como «defensor del diálogo» reclamó al gobierno local que reconsiderara su postura y dejara de tratar a los veladores «como un cáncer de la ciudad». En este sentido, advirtió que lo que debe hacerse es «definir un modelo» para Sevilla en el que se regulen no solo las terrazas sino también la venta ambulante y los grupos de música que tocan en la calle. «Hay que tratar a todo el mundo con el mismo rasero y no hacer las cosas por las bravas», dijo. A su entender, lo que debe hacer el Ayuntamiento es «organizar el suelo público para que no se moleste al ciudadano y tampoco a los comerciantes». En el caso concreto de la Campana considera que «a lo mejor lo que sobra es el quiosco de prensa, que tapona la salida de la calle Sierpes». A lo que no parece dispuesto es a que esta medida, en la que «fallan las formas», acabe por afectar al futuro del comercio. «Tienen todo nuestro apoyo», dijo.