Campaña de farolillos

La ampliación o no de la Feria se somete a análisis en una jornada de UGT donde incluso se calculó el coste/beneficio.

Iñaki Alonso @alonsopons /
16 sep 2016 / 09:05 h - Actualizado: 16 sep 2016 / 15:08 h.
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  • Una de las mesas de debate con González Rojas, Serrano y Castaño. Se echó en falta a ediles del PP y C’s.
    Una de las mesas de debate con González Rojas, Serrano y Castaño. Se echó en falta a ediles del PP y C’s.

Hartos de tanta campaña, llega una más: la de farolillos. Y tiene hasta eslóganes electorales que ayer resonaron en la megafonía en la céntrica Casa de la Provincia. «Yo quiero cruzar el río para bailar sevillanas» o «Sevilla en primavera, ya huele a Feria», animan al ritmo de sevillanas a votar, aunque sea septiembre, sobre si es conveniente ampliar o no una de las «dos semanas grandes» [Adela Castaño, concejal de Participación, dixit] de Sevilla y si hay que poner fijo un festivo en esos días de fiestas haga sol o truene. Siempre mejor lo primero, aunque la tradición dicte lo segundo. A eso, a lo de decidir sobre el futuro de la Feria, están llamados medio millón de sevillanos entre el 19 y 23 de septiembre. Pero, para calentar motores, llegó el debate electoral promovido por UGT, que invitó a hosteleros, hoteleros, sindicatos, vecinos, asociaciones de consumidores y hasta políticos... aunque no de todos los colores. PP y Ciudadanos se quedaron fuera, al parecer –y así lo aseguran fuentes de sus formaciones– porque no les llegó invitación. Sí gozaron de esta oportunidad de tertulia PSOE, Participa Sevilla e IU.

Y estos dejaron sus retazos. El PSOE no se moja para «no interferir en el resultado» de la consulta, algo que reeditará en otras ocasiones que someta las decisiones al dictamen ciudadano. Se dedica, como jornada de reflexión al uso, a llamar a la participación, sabedor de que el inicio de esos procesos es «más que duro». Sólo hay que mirar al Ayuntamiento de Madrid y sus discretos resultados populares. Sevilla abre ahora el melón y lo hace con un evento como la Feria que no es baladí, al representar, dicen, el 3,46% del PIB. Participa, a través de su edil Susana Serrano, blandió el éxito de consultas, que ellos realizan para casi todo, aunque sea «objeto de risas» y IU rogó, con su portavoz Daniel González Rojas, que se sometiera a las urnas debates feriantes como más casetas públicas o circos sin animales.

Pero la ventaja de la consulta sobre la Feria es que el mitin no es sólo político. Ahí estaba, por ejemplo, el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Sevilla, Francisco Velasco, que aprovechó para admitir que venía a título personal, porque si lo llega a trasladar a su entidad le «habrían corrido a gorrazos». «Las necesidades de los barrios no están en la Feria», señaló, aunque compró la lógica aritmética que al inicio deslizó el secretario provincial de UGT, Juan Bautista Ginés: «más días de fiestas generarán más horas de empleo». Eso sí, que sean de calidad y con controles, como pidió el vicepresidente de Facua, Jordi Castilla.

Pero ya puestos en números, mejor tirar de la Universidad. Luis Palma, del Departamento de Economía e Historia de la Hispalense, concibe la Feria de dos formas distintas. Con mente economicista, que le valió para echar cuentas, allá por 2009, y calcular el impacto económico de la semana de farolillos, con datos de en torno a 700 millones que, por cierto, se siguen usando hoy en día como previa pesada en euros. Pero también con corazón feriante, el de vivir la fiesta en el interior de una caseta. Con cabeza y espíritu, se mojó sobre cómo influiría si el alumbrao llega en la medianoche del domingo o sí se queda tal cual el denominado lunes del pescaíto, preferia incluida. «El sevillano se gastará lo mismo sea un día más o no. Cumple con su perfil, estará unos días y luego se irá». La teoría no es de tirar de calculadora, pero goza de garantía. Otra cosa es lo que llegue de fuera, del visitante, sobre todo en una Feria que, si prospera la consulta, contaría con dos fines de semana, uno con puente incluido –1 de mayo–. «Se movería más dinero», intuyó, después de dar a conocer su minucioso informe económico que, por encargo del Consistorio, hizo en 2009.

Su hipótesis precedió a los datos del Consistorio. El coordinador de Contingencias y Eventos del Ayuntamiento, Luis Duarte, abordó con un aviso histórico: no se puede hacer la locura cometida en 1943, cuando entre la Semana Santa y la Feria hubo cuatro días de diferencia para retener ese apellido de Abril. «Ahora es inconcebible», remarcó, para dar rienda suelta a sus cifras: 1.005 casetas –526 familiares, 505 de entidades y las de distrito y municipales–, 3.500 solicitudes de casetas –por tanto, gente para ampliar hay, lo que falta es dinero para traslados–, 600 feriantes,... Un gigante cuyo montaje, sin entrar en personal, extras de bomberos y policías o gasto de luz cuesta cuatro millones. «¿Y con un día más?», preguntaron los asistentes. «Casi nada», fue la respuesta tajante, salvo el incremento de la factura de la luz (la estimación ronda 30.000 euros), de seguridad privada (4.000) y de extras a bomberos y policías. «¿Y para los dueños de casetas», replicó. «Nada», respondió. O, al menos, no se contempla subir las tasas en las ordenanzas de 2017, ya empiece la fiesta el lunes o el domingo.