Cáritas advierte sobre la cronificación de la pobreza en Sevilla

Diagnóstico.El director de la entidad en Sevilla habla del desempleo como origen de la situación

25 oct 2016 / 07:00 h - Actualizado: 24 oct 2016 / 10:10 h.
"Solidaridad","Pobreza","Pobreza, la otra Sevilla"
  • Mariano Pérez de Ayala, director de Cáritas Diocesana de Sevilla. / El Correo
    Mariano Pérez de Ayala, director de Cáritas Diocesana de Sevilla. / El Correo

Con los datos en la mano, la pobreza y la marginación son dos problemas de primer orden en Sevilla. La última memoria de Cáritas, con números de 2015, aporta la cifra de más de 18.000 familias que necesitaron algún tipo de apoyo de la organización. Pero, para entender en toda su magnitud la situación, hay que añadir otro dato: lo que en Cáritas llaman la cronificación de la pobreza.

Lo explica el director de Cáritas Diocesana de Sevilla, Mariano Pérez de Ayala. «Hay una cierta mejoría económica, que ha hecho disminuir el número de personas que acuden a nosotros, pero las personas que están en esta situación se encuentran peor. La suya se ha convertido en una situación crónica. Permanente y prolongada. Han perdido prestaciones y vínculos familiares y necesitan acudir a cáritas o a otra entidad».

Pérez de Ayala deja abierta la puerta a la esperanza, aunque apunta cuestiones clave que no ayudan en absoluto. «Como todas las situaciones humanas, se puede superar, lo que no significa que sea fácil. Pero lo lamentable es que las políticas dirigidas contra la pobreza y la marginación han disminuido justamente en los años duros de la crisis».

El desempleo es uno de los grandes motivos que provocan estas situaciones de pobreza. «La falta de un trabajo es una puerta muy grande para caer en la pobreza y la marginación. Y hay un dato curioso: hoy, disfrutar de un empleo no es garantía de salida de la pobreza: ha habido una disminución grande de la cuantía de los salarios, lo que hace que muchas personas, pese a tener un empleo, necesiten algún tipo de ayuda para cubrir necesidades suyas y de su familia. Pero sin un empleo es muy difícil –concede–. Con lo que supone de ingresos, pero también de sentirse útil, es la palanca más efectiva» para abandonar esa situación.

La vivienda es también otro de los puntos que Cáritas define como fundamentales. «La crisis ha hecho que haya personas que tengan dificultades con sus hipotecas y alquileres. La energía ha subido mucho, y muchas personas no pueden pagar los recibos de luz. Es una realidad. Es la pobreza energética, que está golpeando a muchas familias», lamenta, y apunta una posible solución: «El bono social está poco extendido, y ahí habría que ser más valiente».

Ratifica Pérez de Ayala que la pobreza no está entre las grandes preocupaciones de los políticos, ni de la sociedad. «Nos preocupan más otras políticas», resume, y lo ejemplifica con las habituales encuestas del CIS, donde la pobreza y la marginación no aparecen nunca.

La solución pasa por «ganar en conciencia ciudadana. Que no se quede en la mera lástima, sino que sea activa y que le exijamos a los responsables públicos que se lo tomen en serio. Si eso fuese así estarían las cosas mucho mejor. Es importante que estas cosas estén en la agenda ciudadana, porque cuando hay presión ciudadana, los políticos suelen responder».

Con los datos en la mano, la pobreza y la marginación son dos problemas de primer orden en Sevilla. La última memoria de Cáritas, con números de 2015, aporta la cifra de más de 18.000 familias que necesitaron algún tipo de apoyo de la organización. Pero, para entender en toda su magnitud la situación, hay que añadir otro dato: lo que en Cáritas llaman la cronificación de la pobreza.

Lo explica el director de Cáritas Diocesana de Sevilla, Mariano Pérez de Ayala. «Hay una cierta mejoría económica, que ha hecho disminuir el número de personas que acuden a nosotros, pero las personas que están en esta situación se encuentran peor. La suya se ha convertido en una situación crónica. Permanente y prolongada. Han perdido prestaciones y vínculos familiares y necesitan acudir a cáritas o a otra entidad».

Pérez de Ayala deja abierta la puerta a la esperanza, aunque apunta cuestiones clave que no ayudan en absoluto. «Como todas las situaciones humanas, se puede superar, lo que no significa que sea fácil. Pero lo lamentable es que las políticas dirigidas contra la pobreza y la marginación han disminuido justamente en los años duros de la crisis».

El desempleo es uno de los grandes motivos que provocan estas situaciones de pobreza. «La falta de un trabajo es una puerta muy grande para caer en la pobreza y la marginación. Y hay un dato curioso: hoy, disfrutar de un empleo no es garantía de salida de la pobreza: ha habido una disminución grande de la cuantía de los salarios, lo que hace que muchas personas, pese a tener un empleo, necesiten algún tipo de ayuda para cubrir necesidades suyas y de su familia. Pero sin un empleo es muy difícil –concede–. Con lo que supone de ingresos, pero también de sentirse útil, es la palanca más efectiva» para abandonar esa situación.

La vivienda es también otro de los puntos que Cáritas define como fundamentales. «La crisis ha hecho que haya personas que tengan dificultades con sus hipotecas y alquileres. La energía ha subido mucho, y muchas personas no pueden pagar los recibos de luz. Es una realidad. Es la pobreza energética, que está golpeando a muchas familias», lamenta, y apunta una posible solución: «El bono social está poco extendido, y ahí habría que ser más valiente».

Ratifica Pérez de Ayala que la pobreza no está entre las grandes preocupaciones de los políticos, ni de la sociedad. «Nos preocupan más otras políticas», resume, y lo ejemplifica con las habituales encuestas del CIS, donde la pobreza y la marginación no aparecen nunca.

La solución pasa por «ganar en conciencia ciudadana. Que no se quede en la mera lástima, sino que sea activa y que le exijamos a los responsables públicos que se lo tomen en serio. Si eso fuese así estarían las cosas mucho mejor. Es importante que estas cosas estén en la agenda ciudadana, porque cuando hay presión ciudadana, los políticos suelen responder».