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Las personas mayores son las que, en mayor porcentaje, viven solas, según los últimos datos estadísticos. / El Correo
El centro es más para estar en soledad, mientras que la periferia es más para vivir en familia. Esa es la radiografía que ofrecen los fríos datos de una ciudad donde casi un tercio de los hogares (exactamente un 29,3 por ciento) están compuestos por un sólo integrante, una situación que cobra mayor dimensión en el Casco Antiguo, con el 43 por ciento de los casos. Al otro extremo se sitúa el distrito Este-Alcosa-Torreblanca, que contabiliza el 20,7 por ciento de los hogares.
Esta realidad es prácticamente generalizada en todos los barrios del centro. Sólo el entorno del Museo (39 por ciento) se sale algo, aunque no mucho, de esa dinámica mayoritaria de vivir sin compañía. De hecho, a intramuros de la ciudad se llevan la palma en esta composición familiar los residentes de la calle Feria (47 por ciento), San Bartolomé (46,8) la Alfalfa (46,5) y San Gil (46), según el último informe municipal del Servicio de Estadística, con datos actualizados a fecha del 1 de enero de 2017. Sin embargo, el mayor porcentaje de hogares con un sólo integrante se encuentra fuera del Casco Antiguo. Se trata del barrio del Carmen, del distrito Macarena, donde la relación es casi de uno a dos (48,9 por ciento).
Sin embargo, no es un síntoma o moda anclada en un solo barrio o distrito determinado, sino que es extensible a toda la ciudad. Obviamente hay excepciones, barrios, los contratados, cuya proporción de hogares unipersonales por debajo del 20 por ciento: núcleos de Sevilla Este como Entreparques o el núcleo de Fibes; la barriada de Palmete, La Corza, El Gordillo o enclaves del distrito Norte como Los Arcos y, sobre todo, Las Almenas, que sólo contabiliza este año un 14 por ciento de viviendas con un único integrante.
Pero más allá de estos casos puntuales, queda constancia de que hay una tendencia clara hacia vivir solo, una cuestión que no es sólo de la capital hispalense, sino del conjunto del país. El censo municipal constata que, desde el año 2012, se han incrementado los hogares unipersonales en un 8 por ciento. De los 75.910 sevillanos que vivían solos hace cinco años se ha pasado a los 82.051 del presente año. Ese incremento se puede justificar por varias razones. Los sociólogos lo asocian, en términos generales, a un cambio generacional. Si antes los jóvenes no se iban de la casa de sus padres hasta contraer matrimonio –salvo circunstancias excepcionales– en la actualidad los jóvenes prefieren primero probar por su propia cuenta la independencia antes de formar una familia. No obstante, en el caso sevillano también juega una particularidad: los distritos con más viviendas unipersonales coinciden también con barrios que tienen bolsas poblacionales de mayores. Esta porción de la tarta existe, a la vista de los últimos datos de la Encuesta Continua de Hogares elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En ella, se señala que, al cierre de 2016, había un total de 155.900 hogares unipersonales en la provincia de Sevilla. De ellas, un 39,5 por ciento tenían como residente a una persona que superaba los 65 años de edad.
En esa estadística del INE, acotada al espectro provincial, sigue siendo protagonista las personas mayores, aunque la presencia de los hogares unipersonales en otros espectros de población, como los grupos de edad de entre 45 y 54 años, seguido de las sevillanos entre 35 y 44 años, ha crecido en los últimos tres años.