Comercios centenarios en Sevilla

Las Exposiciones de 1929 y 1992 fueron fuentes de expansión mercantil e industrial ciudadana

30 oct 2017 / 06:41 h - Actualizado: 30 oct 2017 / 06:41 h.
"Hemeroteca El Correo"
  • La calle Sierpes, base del comercio centenario.
    La calle Sierpes, base del comercio centenario.
  • Casa Ferrer (1856).
    Casa Ferrer (1856).
  • Confitería La Campana (1885).
    Confitería La Campana (1885).
  • El Cronometro (1901).
    El Cronometro (1901).
  • Casa Morales (1850).
    Casa Morales (1850).
  • El Rinconcillo (1670).
    El Rinconcillo (1670).
  • Joyería Reyes (1890).
    Joyería Reyes (1890).
  • Sombrerería Maquedano (1896).
    Sombrerería Maquedano (1896).

{Sobre el comercio local hay publicadas apenas una decena de obras monográficas, muy valiosas, pero incompletas del sector, y la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Sevilla nos encargó un libro de síntesis que sirviera de referencia básica e histórica del comercio tradicional, como homenaje a los empresarios que desde los siglos de Oro, el XVI y el XVII, hasta nuestros días, pudiera servir para identificar el protagonismo mercantil en la historia de la ciudad a través de los tiempos.

Cada etapa histórica tuvo sus comercios emblemáticos. Las raíces más presentes hasta finales del siglo XIX y primeros lustros del XX, fueron y siguen siendo árabes. Las alcaicerías, alhóndigas, mercadillos, dieron carácter de zocos a enclaves urbanos que aún mantienen viva la memoria ciudadana en el nomenclátor. La actual plaza del Salvador y sus calles adyacentes, la Catedral y su grada Norte y patio de los Naranjos, identificadas en el retablo que sobre la Puerta del Perdón recuerda a Jesús expulsando a los mercaderes del templo; las calles Hernando Colón y Alemanes, las plazas de la Alfalfa y Pescadería, son sectores que se identifican con las tradiciones mercantiles, lo mismo que el Arenal, el Baratillo, con el tráfico y comercio con las Américas. De ahí la fundación de la Casa de Contratación en el Real Alcázar por los Reyes Católicos en 1503.

Si la Sevilla del Imperio fue esencialmente una ciudad mercantil, un foco de riqueza vinculado al Nuevo Mundo, el curso de los siglos fue dando a la ciudad nuevas formas adecuadas a la economía de cada período, con la incorporación del sector industrial, sobre todo con las fundiciones. Y la última etapa decimonónica decisiva fue después del Desastre del Noventa y ocho, con la pérdida de las Colonias y la repatriación de capitales y empresarios, cuando Sevilla volvió a tomar impulsos ya agotados durante los siglos XVIII y XIX. Los lustros finales del XIX y primeros del XX vieron reverdecer actividades industriales, comerciales y navieras.

Con la Exposición Iberoamericana de 1929 y su larga gestación desde 1909, la ciudad volvió a tener pulso comercial, bien por la consagración de antiguas empresas decimonónicas o incipientes del siglo XX, bien por ser creadas en la estela del certamen. La II República, el Frente Popular, la Guerra Civil y la larga postguerra, esterilizaron aquel Renacimiento cívico hasta la etapa del desarrollismo de finales de los años sesenta del pasado siglo, que ya enlazan con la Exposición Universal de 1992, que situó a Sevilla por anticipado en el siglo XXI.

La metamorfosis del comercio sevillano durante el último cuarto de siglo ha sido radical y ha cambiado casi por completo las líneas maestras del sector. Las estructuras mercantiles válidas hasta antes de la llegada a la ciudad de Galerías Preciados (1959), y superadas ampliamente con la llegada de El Corte Inglés (1968), han consagrado un modelo comercial cuya referencia máxima ya no son únicamente los grandes almacenes y grandes hipermercados que han revolucionado los hábitos de compras, al hilo de las nuevas tendencias sociológicas y familiares, sino las muevas cadenas mixtas industriales y comerciales. Basta decir para dar una idea exacta de la nueva situación, que una sola empresa, Inditex, foránea, es propietaria de treinta y un establecimientos en el casco antiguo. En paralelo, la crisis promovida por el nuevo estilo mercantil ha provocado el cierre de decenas de empresas que fueron emblemáticas, pero no se adaptaron a las nuevas exigencias del mercado.

El Grupo Inditex, antes citado, es el modelo del siglo XXI. Tiene treinta y una tiendas, pero con diferentes marcas, dieciocho de ellas en calles y otras 13 en centros comerciales. Tiene seis tiendas Zara, tres Máximo Dutti, seis Pull and Bear, dos Zara Home, dos Oysho, cuatro Stradivarius, cinco Bershka y tres Kiddy’s Class. La sola denominación de estas treinta y una tiendas refleja el cambio radical de la faz del comercio sevillano de modas en todas sus facetas de confecciones, tejidos, calzados y complementos. Luego están los sistemas de presentación de colecciones para las cuatro estaciones del año, de ventas a créditos, de publicidad, etcétera.

Pero el pasado y el presente actualizado también cuentan en la historia del comercio sevillano. Y con el libro de síntesis, la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Sevilla ha querido rendir homenaje al empresariado que hizo posible el florecimiento mercantil de la ciudad.

Firmas emblemáticas

El comercio establecido en la ciudad a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, debemos contemplarlos desde dos aspectos: el de las pequeñas y medianas empresas y el del comercio en general. Todos configuran un carácter ciudadano que ayuda a comprender cómo era la vida socioeconómica sevillana en aquellos últimos años del siglo XIX y primeros del XX. En el centro de la urbe existía un comercio que ha sido la base durante muchos años de tradiciones mercantiles locales. En ferretería, estaban La Llave, el Bazar Victoria y El Llavín; en tejidos, Almacenes del Duque, Almacenes de Camino, de Vadillo, Zabala y Peyré, con sus espectaculares salones de exposición; la Casa Honda, Ciudad de Sevilla, Maisón de Blanc, El Águila; en espejos y molduras, Leandro del Pueyo; en papelería, la casa Domingo Queraltó y Ferrer; la fábrica de pianos de Luis Piazza; la casa de música de Damas, sucesor de Bergali; los Bazares Español, Sevillano, Estrella Roja, Inglés y Japonés, con sus «novedades de París, Berlín, Londres y Viena...», El Cronómetro, Casa Rubio...

Con la clausura de Casa Rubio, fundada en 1853 por el marqués de Coromina, tienda decana de la calle Sierpes, especializada en paraguas, sombrillas y abanicos, el decanato mercantil de la calle pasó en enero de 2005 a Papelería Ferrer, fundada en 1856 por José Ferrer y Vidal, seguida de la Confitería La Campana, fundada en 1885 por Antonio Hernández Merino. Quedan también con raíces decimonónicas los tres casinos históricos, el Círculo de Labradores y Propietarios (1856), el Círculo Mercantil e Industrial (1868), que este año celebra sus sesquicentenario, y el Centro Cultural de los Ejércitos (1881). El Cronómetro (1901) y Casa Damas (1904), ésta clausurada por ahora, y la Confitería Ochoa (1910), siguen en antigüedad mercantil.

Las fábricas de tejidos más importantes eran La María, de tejidos de hilo y algodón; la de Faustino Martín y Cía; la de Pérez Salvador, que también era fábrica de alpargatas, y otras hasta casi una veintena, entre las que figuraban algunas dedicadas al hilado de yute, como las fábricas de la Viuda de Alpériz y Nicolás de Pineda y Cía.

La guía Zarzuela (1864-1957) informa regularmente de los establecimientos comerciales sevillanos, sobre todo desde 1910 en adelante cuando incluye publicidad, y en sus páginas pueden confirmarse que la razón social Almacenes de Camino estaba formada por Vadillo, Zabala y Peyré, S. en C., desde el último tercio del siglo XIX, y establecida en un amplísimo edificio de la calle Francos, número 50, con salida a la futura calle Álvarez Quintero. Un edificio que en el siglo XVI fue residencia del humanista sevillano Gonzalo Argote de Molina.

Los Caminos, como se conocían popularmente, eran en 1905 «los almacenes de tejidos y novedades más antiguos de la ciudad», según el anuario Sevilla Industrial y Artística de 1906, que incluye fotografías de Juan Barrera Gómez que hoy son referencias preciosas del comercio del Novecientos.

Otras firmas antiguas son Casa Morales (1850), Casa Rodríguez (1816), Cerería del Salvador (1845), Cordonería Alba (1904)... Y en el sector hostelero hay numerosas bodegas centenarias. Del siglo XIV está el Horno de San Buenaventura y del siglo XIII Las Escobas...

(Bibliografía básica: Félix González de León, Noticia histórica del origen de los nombres de las calles [...], Imprenta de José Morales, 1839; Manuel Álvarez-Benavides y López, Explicación del plano de Sevilla, Imprenta de Izquierdo, 1868; Guía Zarzuela, años 1864, 1895, 1900, 1915, 1930 y 1957; Siro García López y Manuel Jiménez López, Nomenclátor de la ciudad, Ayuntamiento, 1937; Santiago Montoto, Las calles de Sevilla, Imprenta Hispania, 1940; Manuel Ferrand y Alberto Viñals, Calles de Sevilla, Planeta, 1976; Antonio Collantes de Terán Sánchez, Diccionario histórico de las calles de Sevilla, Ayuntamiento-Junta de Andalucía, 1993, tomo I; José María de Mena, Las calles de Sevilla, Editorial Castillejo, 1994. Alberto Villar Movellán, Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935), Diputación Provincial, 1979; Concha Rioja López, La tienda tradicional sevillana, Junta de Andalucía, 1992; Ángel Pérez Guerra, Comercios sevillanos que hacen historia, Editorial Castillejo, 1991). ~