Cómo manejar el estrés cuando la familia es de tres

07 oct 2016 / 22:06 h - Actualizado: 09 oct 2016 / 15:35 h.
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  • Sara y Rafa tratan de echar una cabezadita en el sillón mientras la pequeña Clara no termina de coger el sueño. / El Correo
    Sara y Rafa tratan de echar una cabezadita en el sillón mientras la pequeña Clara no termina de coger el sueño. / El Correo

La llegada de un primer hijo siempre ha sido y será uno de los momentos más felices si no el que más en la vida de toda pareja. Un hito que también, en casi todos los casos, supone un brutal punto de inflexión; tal es su poder para cambiar las cosas.

Siendo lo más natural del mundo, nadie está preparado para convertirse en padre o madre sin que se resienta su vida, que ya nunca será lo que era. Ni falta que hace... eso sí, para sobrevivir a la estrenada paternidad y adaptarse a las nuevas exigencias del guion hay que saber manejar el estrés que provocan las situaciones desconocidas que aparecen cada vez que el bebé da señales de vida.

«Antes de nacer, lo que les preocupa a los padres es que todo salga bien en el parto y que el niño venga sano. Pero después es cuando surgen mil dudas y hay que tener tranquilidad», avisa Arancha Escalante, jefa de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Virgen Macarena, quien de todos modos trata de quitar hierro al asunto, dado que «es normal porque no se nace sabiendo». En efecto, la mayor parte de los padres «nunca han tratado con un bebé, no han cogido un bebé en brazos, no han dado un biberón o no han cambiado un pañal». Esta profesional es consciente de que «los bebés no vienen con un manual y eso produce estrés. Cuando lloran, lo lógico es pensar: ¿le pasará algo?».

«Por mi experiencia –dice la doctora Escalante– los temas que más preocupan a los padres primerizos son dos: cómo dar el pecho (no sé si lo estoy alimentando bien, no sé qué cantidad de leche tengo...); y qué hacer cuando llora (le pasará algo, le dolerá la barriguita, estará incómodo...). Luego también hay dudas con el cordón umbilical y con el primer baño».

La inexperiencia suele jugar malas pasadas. Arancha Escalante apunta que ha llegado a conocer casos tan flagrantes como que «hay padres que, la primera vez que se ha puesto malito su bebé, no han caído en tener Apiretal en casa». La desesperación puede hacer acto de presencia en cualquier momento, pero no hay otra que actuar con calma: «Te tienes que adaptar y no es sencillo. Y si encima te toca un niño especialmente llorón o comilón, la tarea se complica».

Recomendaciones

La poción mágica para no perder los nervios cuando el bebé llora sin parar no existe; eso sí, hay algunas recomendaciones que pueden ayudar: «Por norma general, siempre hay uno en la pareja más calmado que el otro y es conveniente intercambiar los papeles y dividir las tareas», explica Escalante antes de añadir que «el padre no puede dar el pecho, pero al menos puede traértelo a la cama o tratar de dormirlo en sus brazos». Un consejo para las madres que puede resultar decisivo es «dormir a ratitos, tratar de coger el ritmo del bebé para descansar, en ese sentido hay que ser un poco egoísta», apunta.

También puede ayudar la música: «Hay lo que se llaman nanas de dulces sueños. Si a tu hijo le has estado poniendo música cuando estaba en la barriga, también suele funcionar cuando está fuera. Los tranquiliza».

Otra norma es que las visitas de familiares y amigos a los nuevos padres se realicen en la calle, «porque si no empieza a llegar gente a tu casa y les tienes que poner un café o una cerveza, tener la casa presentable... y en esos momentos no tienes ganas de recibir a nadie ni de nada». Y ojo con esas visitas, pues también es un factor que produce mucho estrés «que todo el mundo a tu alrededor tiene una opinión que darte sobre lo que le pasa al niño y sobre lo que tienes y no tienes que hacer. Eso produce muchos conflictos y discrepancias en las parejas y hay que controlarlo».

La ayuda externa siempre es muy útil, no hay por qué tener reparo en reconocer que la situación llega a superarnos. «Siempre está el recurso de las matronas, la visita puerperal de la primera semana y las visitas de niño sano, en las que no sólo hay que acudir si el niño está enfermo y en las que se puede preguntar las dudas que se tengan sobre alimentación u otros aspectos», recalca la doctora. Y es que «en las clases pre-parto te dan algunas recomendaciones, pero otra cosa es cuando llegas a casa y coges a tu niño...». Ahí empieza una nueva vida.