“Mi padre me animó muy joven a entrar en Renfe, me insistía: 'Es para toda la vida'. Y solo estuve tres meses, me fui, dejé ese empleo porque mi sentimiento era: '¿Qué hago yo aquí?'. Esto no va conmigo, no quiero convertirme en funcionario”. Sergio Díez Fernández, madrileño de 42 años, casado y con dos niñas, tiene su hogar junto a la sevillana calle Feria, hijo de ingeniero industrial y empleada de banca, está empeñado en potenciar la innovación en Sevilla tanto en el seno de la empresa Renault como en las alianzas que está tejiendo por iniciativa propia para estructurar el Hub de Movilidad Conectada. Con el fin de que la comunidad de emprendedores en la capital andaluza no pase de largo ante uno de los ámbitos de novedad tecnológica más cruciales de las próximas décadas, en plena era del 'internet de las cosas' y de la 'inteligencia artificial' en los vehículos, en el transporte, en el tráfico.
¿Qué experiencias profesionales sí marcaron sus primeros años de juventud?
Las que viví cada verano fuera de España mientras hacía en Madrid la carrera de Ingenieros Industriales. Para aprender inglés y para aprender de la vida. Estuve en Londres limpiando letrinas en hostales y sirviendo pintas de cervezas en un bar. En Dublín trabajé en talleres y fábricas, aprendí mucho, me fijaba en todos los objetos, en las herramientas, en los productos, en los procesos. Desde el pequeño taller de mecanizado propiedad de una familia modesta, a una planta de producción de microchips de una compañía italiana de puertas automáticas. Y la experiencia más importante fue trabajar de operario en la fábrica que IBM instaló en la capital irlandesa, cuando se atrajo a las grandes multinacionales norteamericanas para que se implantaran en dicho país. Allí se hacían servidores informáticos para el mundo entero. Y enriqueció mi formación entender la producción desde el punto de vista de las personas que han de realizar trabajos tan repetitivos, una dinámica muy dura mentalmente. Tener en cuenta no solo los controles de calidad de los productos, sino cómo ha de tratarse a las personas cuando eres su jefe.¿Qué aplica hoy de aquellas vivencias?
Es muy importante conocer a todas las personas de un centro de producción, y empoderarlas a todas para que se sientan partícipes de un proyecto común y con una visión compartida. Desde el que coordina hasta el último operario, todos en una dinámica de confianza, de corresponsabilidad, de saber delegar. Es fundamental para que todo vaya bien, se garantice la calidad y se alcancen los objetivos. Conociendo a las personas vas a saber cómo empoderarlas.¿Cómo entró en Renault?
Cuando regresé a España desde Dublín, estuve trabajando en la factoría de Airbus en Madrid, participando en los test de pruebas del avión A380, el gigantesco avión de pasajeros, de dos plantas. En 2006 surgió una convocatoria de empleo porque, con la alianza de Renault y Nissan, se iba a desarrollar una caja de cambio a gran escala desde la factoría de Sevilla. Con fuerte inversión y reforzando la plantilla con 50 personas. Me apetecía probarme viviendo en Andalucía, ya conocía el estupendo ambiente del sur, y las playas gaditanas... Me presenté y fui de los elegidos. A la semana de estar en Sevilla, ya me enviaron a París para estar con todo el equipo de ingenieros franceses, españoles y rumanos, aprender y participar durante un año en el proyecto, tanto en el diseño, como en su producción, en la fase de mejora de calidad y reducción de costes. Y después ser capaces de industrializarlo todo en el día a día en la factoría de Renault en Sevilla, cumpliendo planes, fechas, objetivos.¿Ha vivido después en Renault algún proyecto aún más relevante?
Desde 2010 desempeño funciones de Jefe de Producto, y, en el seno del equipo de dirección de la factoría de Sevilla, nos planteamos el reto de acrecentar la importancia de nuestro grupo de ingeniería para el conjunto de la organización a nivel mundial. Se habían creado grandes centros de ingeniería en Rumanía para Europa, en Brasil para América, en la India para Asia. Mientras que las fábricas no tenían equipos de ingeniería. Sabíamos que podíamos morir, y decidimos, en cambio, ir a muerte para crecer. Pensamos: ¿Qué podemos ofrecer que no lo hagan ingenieros rumanos en Bucarest? Propusimos participar en un proyecto de reducción de costes. Y dónde mejor para hacerlo que en una fábrica, que es donde realmente se produce.¿Qué han logrado?En la actualidad, ha dado como resultado ahorros anuales de cuatro millones de euros. Casi todos repercutidos en Sevilla, cuyo volumen de producción es impresionante (anualmente más de un millón de cajas de cambio), también en la factoría de Aveiro (Portugal). Entre las dos sumamos el 60% de la fabricación europea de cajas de cambio dentro de Renault. Y, como somos ingeniería de producto, también en otros lugares se obtienen mejoras aplicando las modificaciones que hemos alcanzado. Todo empezó formando durante año y medio un pequeño equipo de cuatro personas, y ya somos trece.Los lectores también se preguntarán: ¿de qué manera logran adelgazar los costes?
En racionalizar y simplificar todos los procesos, ese es el valor de transformación. Nadie ha de pensar que ha sido introduciendo robots para reducir puestos de trabajo. Al contrario, en Sevilla ha crecido la plantilla. Se logran ahorros en las estrategias de compra a gran escala de materia prima, en la productividad, en los costes de la energía eléctrica, en los flujos logísticos, en los 'stocks' intermedios,... Y, en lo que sobre todo hemos incidido nosotros, en simplificar el producto. Para ello, no solo tenemos en cuenta nuestras propias ideas, sino también el saber de los operarios, y el de los proveedores. Por ejemplo, plantearnos cambiar la forma de una pieza si eso permite que ya no haga falta meterla en una máquina para que haga un rectificado. O plantearnos si realmente necesito aquí acero, o fundición, o lo puedo hacer en plástico. También hemos logrado ahorros trayéndonos más actividad productiva hacia España. Demostrando, en el seno de la empresa, con dossieres de rentabilidad para que los estudien quienes han de tomar las decisiones en la cúpula, qué beneficios reporta conseguir determinadas piezas de un proveedor de Valencia y no de Hungría. ¿Qué le impulsa a crear esta iniciativa del Hub de Movilidad Conectada?Es el resultado de varias pasiones personales. Una es crear nuevas cosas, no trabajar con cosas que ya hay, sino dar respuesta a la necesidad de generar lo nuevo. A título personal he creado empresas de comercio electrónico. Internet es un medio que me apasiona porque tiene un potencial impresionante. Y he participado en diferentes iniciativas de emprendimiento, me he formado en programas muy avanzados en esta materia, como el de la consultora Tecnalia, que secunda la metodología finlandesa para el emprendimiento y el liderazgo. Y el tercer factor que me interesa es el impacto social que aporte la creación nueva. Si combinas esas claves (creación, novedad, internet, tecnología, sociedad), tienes una gran oportunidad. Y en el sector de la movilidad hay una gran necesidad de innovación.¿Alguna experiencia le ha servido de acicate?La celebración en Sevilla de la cumbre de la Singularity de Silicon Valley, en el Teatro de la Maestranza. Y con Tom Horsey, empresario e inversor, que dirige desde Sevilla el grupo empresarial Crazy4Media, y que también asistió a esa espectacular convención, empezamos a pensar cómo articular una iniciativa que fomentara desarrollo tecnológico, económico y social en Sevilla. Nuestro afán no es crear una incubadora y aceleradora de empresas, sino un canal de aceleración, mediante una organización que ayude a conformar y potenciar a esos equipos de jóvenes en todas sus fases, también más allá de la embrionaria. Y hemos elegido el ámbito de la movilidad no solo porque lo conozco muy bien sino porque todos los expertos coinciden en vaticinar el enorme desarrollo de negocio que va a deparar la conectividad aplicada a la automoción.¿Qué receptividad ha percibido en los diversos estamentos de la ciudad? ¿Se creen que en Sevilla es posible?
Es uno de los problemas que detecto. Cuesta mucho convencer a interlocutores. Es consecuencia de la mentalidad tradicional, mucho más acentuada en el sur que en el norte de España, que considera la creación innovadora algo ajeno a nosotros. Sí, hay que creérselo. Queremos ser ejemplo del lema: 'Sí se puede'. Y el segundo problema que superar: convencer sobre la necesidad de ser ambiciosos. Activar ese espíritu natural de ambición que tenemos todos y que, por motivos culturales, lo tenemos desactivado. Tendemos a ser muy conformistas. ¿Por qué no poner mi granito de arena para cambiar a mejor las cosas?¿Esa mentalidad conformista está presente en los jóvenes a los que intenta involucrar?
Les afecta. Ojalá en nuestra sociedad sucediera lo mismo que en países como Francia: con toda naturalidad, los jóvenes, al cumplir 18 años, dejan de residir con sus padres y se van a compartir piso con amigos, con compañeros de estudios, y empiezan a buscarse la vida para ganarse los cuartos. Y eso no es ir contra la familia, sino vivir una evolución normal de su desarrollo personal. A mi juicio, para activarles sus ambiciones, ha de ser dando ejemplo. No se logra haciéndoles escuchar conferencias. Sino integrándoles en dinámicas de llevar a cabo proyectos. No se consigue hablando mucho, sino haciendo mucho. Soy un poco crítico con el desequilibrio que observo en Sevilla: gran abundancia de encuentros, reuniones, discursos. Eso está bien, siempre que den como resultado pasar a la acción. Si no es así, todo queda en elucubraciones y tomarse unas cervezas. Queremos contagiar a los jóvenes ese espíritu de pasar a la acción.¿Tienen visos de materializarse las propuestas que les están planteando los jóvenes que contactan con usted?
Claro que sí. No solo buscamos buenas ideas, sino sobre todo jóvenes con talento que pierdan el miedo de pasar de las palabras a los hechos, y estén dispuestos a comprometerse para integrarse en equipos de investigación con otros jóvenes y dedicar tiempo para llevar a cabo ideas expuestas por ellos o aportadas por nosotros. Nos llegan propuestas tanto de estudiantes universitarios como de jóvenes profesionales, y también de grupos de investigación en facultades donde no saben cómo sacarlas adelante porque les falta aunar la dinámica emprendedora a la investigadora.¿Hay empresas interesadas en colaborar y en incorporar esas posibles innovaciones?
Sí, tanto de la automoción como de la telefonía, o de la energía, por ejemplo. E inversores que están atentos a lo que logremos realizar. La red de 'business angels' cada vez funciona mejor en Andalucía. Unos y otros no van a implicarse a fondo hasta que empiecen a ver proyectos de cierta enjundia. Que también interesan a aceleradoras, escuelas de negocio y plataformas de innovación como El Cubo, Minerva, EOI, Singularity Sevilla,...¿En qué estado se encuentra el proyecto ganador del primer certamen?
Comenzaron hace seis meses y calcula que dentro de dos meses presentarán la aplicación Connected Car Solutions. Sus artífices son jóvenes gaditanos formados en la Universidad de Cádiz y, tras ganar, cada uno ha logrado poder trasladarse a Sevilla para seguir trabajando y/o estudiando, a la vez que están asentados en la incubadora de la EOI en Cartuja para vertebrar el desarrollo tecnológico y empresarial de su proyecto en común. Factor crucial: son un equipo multidisciplinar, uno tiene formación en informática, otro en ingeniería industrial, otro en organización, otro en marketing,... Es fundamental que haya aportaciones desde diversas competencias, y que uno de ellos sepa liderar al equipo.¿Y los que han ganado la segunda edición?
Son un equipo potente, más 'senior', de Sevilla, profesionales que tienen trabajo y a la vez quieren emprender. Todos tienen relación con la informática pero desde ámbitos muy diferentes: consultoría, comercial, técnico,... También conforman una combinación interesante de saberes y experiencias. Ahora tienen que concretar hasta dónde quieren llegar. Su proyecto BEEcar pretende articular nuevos modelos de fidelización y comunidad entre los concesionarios y los clientes.¿Qué idea tiene en la recámara y le gustaría potenciar con equipos de este tipo?
Innovaciones relacionadas con el 'carsharing', el uso temporal de vehículos que deciden compartir comunidades de ciudadanos. Es una de las soluciones a la gestión de los espacios urbanos (tráfico y aparcamiento). Avanzar en servicios digitales que permitan poner a tu coche dentro de esa dinámica compartible o de modo puntual o de modo general, sin que apenas haya que realizar transformaciones en tu vehículo.¿El factor más valioso de su iniciativa es su vocación de aunar en Sevilla conocimientos y colaboraciones?
Las sinergias son la razón de ser. Queremos activar una estrategia compartida donde todo el mundo es necesario. Desde los docentes universitarios hasta altos directivos de empresas. Desde las instituciones públicas a los inversores privados. Desde estudiantes a autoridades. El Hub es esa red de personas. Que el Ayuntamiento colabore para propiciar una experiencia piloto de coches interconectados. Que las Universidades hagan aflorar el talento que detectan. Que las incubadoras lo capten y lo mentoricen. Que la Singularity de Sevilla ayude a establecer contactos con Silicon Valley, etc.¿Qué aconseja para que esa dinámica se haga realidad?
Darle el protagonismo mediático a los jóvenes, a los que verdaderamente emprenden. En los medios de comunicación de Sevilla aparecen continuamente actos en los que entidades, instituciones y empresas aparecen como impulsores / colaboradores de actividades de innovación, y quienes aparecen en las fotos son ellos, y no los chavales. Reduzcan su deseo de acaparar la atención y den un paso atrás para que salgan ellos, y que hablen ellos.¿Cómo ve el horizonte de la Sevilla industrial? ¿Crecerá el número de grandes y medianas empresas con producción fabril?
La presencia de grandes multinacionales como Renault y Airbus, entre otras, debe consolidar un crecimiento en el número y dimensión de las empresas proveedoras y auxiliares. La proximidad reduce costes. Pero ser proveedor de una empresa como Renault supone tener un gran tamaño y ser fiable en muchos requisitos (financieros, técnicos, no depender de un solo cliente, etc.), para no fallar en tu prestación. Eso no está al alcance de cualquiera. Hay posibles proveedores con los que no se llega a acuerdos porque algunas de sus cualidades son interesantes pero no cumplen todas. Se está trabajando en ello para poder incrementar el número de proveedores cercanos. ¿Tardará aún muchos años el mercado del automóvil en tener más coches automáticos que con embrague?
Las cajas de cambio manuales siguen teniendo mucho futuro por delante, porque a la industria automovilística aún le queda expandirse por la mayor parte del planeta. Pensemos en los países latinoamericanos y asiáticos donde decenas de millones de personas están accediendo a una vida de clase media, y aspiran a tener su primer coche. Y nos queda casi toda África por desarrollar. En los países más ricos del mundo, la demanda de coches con cajas automáticas es cada vez más intensa. En la fábrica de Renault en Sevilla, que es la más productiva del mundo, en el futuro se hará lo que sea necesario, tanto manuales como automáticas.¿Aumentará pronto de modo exponencial la venta de coches eléctricos, o seguirá siendo una quimera en comparación con la hegemonía del coche que consume carburante?
Ya podría producirse ese cambio, porque la tecnología lo permite. Pero todavía el precio del coche eléctrico es caro (es un círculo vicioso, si son pocos no se reduce el coste de fabricación), y las baterías han de durar más y tener un precio más bajo. No olvidemos otro factor: Si todos los coches fueran ya eléctricos, ¿hay infraestructura eléctrica suficiente para cargarlos? En la ralentización de su implantación también influye una cuestión de mentalidad: todavía mucha gente no se fía de que sea cierta (y lo es) su autonomía para recorrer centenares de kilómetros, ni se fía de que lo puede recargar en su casa (y lo es). Estoy convencido de que cuando todos estos factores cambien a la vez, el crecimiento será exponencial.¿Cuándo veremos en nuestro país circular a los 'coches inteligentes'?
Todavía han de resolverse muchas cuestiones relacionadas con la normativa de circulación, con los seguros de accidente, etc. Sé que la DGT española es de las que, en Europa, más rápido esta avanzando para que en un futuro no lejano puedan circular con todas las garantías legales. Son tantísimas las combinaciones posibles de circunstancias previstas e imprevistas a tener en cuenta, que es necesariamente lento este proceso. Lo que sí veremos pronto en España, de aquí a un año, es la automatización creciente en la conducción, hasta el nivel 4, de 5 posibles.¿En qué consiste el nivel 4?
Es ya alta automatización, no automatización completa al 100%. La persona que conduce dispone de volante y pedales, y puede utilizarlos en cualquier momento, pero el coche dispondrá ya de una dirección asistida mucho más sofisticada. Capaz de detectar y decidir cuándo conviene cambiar de carril, sin que la persona mueva el volante, y capaz de alertar al conductor sobre un momento de apuro para que tome los mandos y maniobre.La isla de la Cartuja, donde no hay viviendas, ¿es un lugar ideal para experiencias piloto de coches automáticos?
Sin duda. Con una flota de coches que se muevan sin conductor, y acudan al aviso de una persona para recogerla, y, después de llevarla a su destino, y tras ésta bajarse, el vehículo busca aparcamiento sin necesidad de hacer perder el tiempo al conductor. Cartuja puede ser el primer distrito de Sevilla donde mejorar la movilidad, y la sostenibilidad medioambiental, mediante estas tecnologías de vanguardia.¿El mejor viaje de su vida lo ha hecho en un Renault?
Sí, una aventura maravillosa. En 2008, con un rumano, un alemán y un francés, nos habíamos conocido en París como alumnos en un máster en ingeniería. Ideamos pasar por todas las ciudades de Europa y Asia donde hubiera una sede de Renault, y contactar con personas que hicieran labores parecidas a las nuestras, en Eslovenia, Turquía, Rusia, Irán,.. Un viaje de multiculturalidad y solidaridad, llevando en el equipaje materiales educativos para repartirlos en colegios que en cada lugar atiendan a población muy pobre. Lo organizamos por nuestra cuenta, fuimos los cuatro repartidos en dos coches modelo Dacia Logan. Seis semanas, 17 países, 16.000 kilómetros. Empezamos en Sevilla y al retorno acabamos en Rumanía. Fue impresionante. Con muchas situaciones impactantes. Nos nos dejaron entrar en China, nos topamos con las mafias en la región rusa de Samara, vimos el miedo de refugiados iraquíes cristianos a ser asesinados si les veían recibiendo regalos de unos europeos como nosotros,... En un viaje así, ves tanto, y hablas con tanta gente, y amplías tanto tu entendimiento del mundo, que es un ejercicio para después relativizar la importancia de las cosas.