«Desde Sevilla somos capaces de aumentar el valor de ‘startups’ de Estados Unidos»

Héctor Giner García, socio y director general de Commite. Nació en Alcosa y creó hace dos años una empresa digital cuya especialidad es ayudar en remoto a fundadores de startups de EEUU para que tengan éxito. En febrero inaugura un espacio para fomentar la innovación en Sevilla.

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
26 nov 2017 / 07:00 h - Actualizado: 26 nov 2017 / 07:00 h.
"Son y están"
  • Héctor Giner, en la sede de la empresa sevillana Commite, que está en la Cuesta del Rosario. / Jesús Barrera
    Héctor Giner, en la sede de la empresa sevillana Commite, que está en la Cuesta del Rosario. / Jesús Barrera

En Sevilla cada vez hay más personas que prosperan gracias a saber materializar su talento y su capacidad de innovación para dar servicio a clientes que están a una pantalla de videoconferencia y a 10.000 kilómetros de distancia. Es el caso de Héctor Giner, y de todo el equipo de la empresa Commite. Conviene abolir los estereotipos. Si usted entra en la web de Commite y navega dentro de ella, verá que todo está en inglés y, por lo que expone, es muy probable que piense: ''esto es una empresa norteamericana de software''. Pero si busca los datos de contacto, descubrirá que pone ''we are in Seville''.

Los lectores se preguntarán quién es usted, dónde están sus orígenes.

Nací en Sevilla hace 34 años. Mis padres trabajaban en El Corte Inglés. Se conocieron allí. Los dos se han jubilado. Tengo un hermano, informático, que es director de ingeniería de la empresa Óptima. Yo crecí en Alcosa hasta los once años. Después nos mudamos a Espartinas, y ahora vivo en el centro de Sevilla. En mi infancia estudié en el Colegio Lope de Vega, en Alcosa, y después, en Sanlúcar la Mayor en el Colegio La Paz y en el Instituto Lucus Solis. Estoy casado, mi esposa trabaja en Endesa, nos conocimos haciendo la carrera de Telecomunicaciones, y tenemos dos hijos.

¿Ha ejercido profesionalmente en las telecomunicaciones?

No. A mí me gustaba mucho la informática, igual que a mi hermano. Jugábamos juntos en el ordenador, imaginábamos conceptos informáticos juntos en el ordenador. Pero opté por otra carrera para no estudiar la misma que él. Desde el principio, en Telecomunicaciones, las asignaturas que se me daban mejor eran las de programación. Hice la rama de Telemática, que prácticamente era software de redes, y acabé la carrera haciendo una investigación sobre certificados digitales en dispositivos móviles. Tuve una beca del Programa Minerva, que entonces comenzaba, y entré a trabajar en la empresa Sadiel, en su departamento de innovación, donde me dedicaba al software.

¿Qué experiencia le impulsó a trabajar por cuenta propia y no por cuenta ajena?

En Sadiel estuve de 2008 a 2011, y veía que mucha gente desarrollaba software sin tener en cuenta al usuario. Me contrataron después en una filial informática de la empresa aeronáutica Elimco. Y fue una mala experiencia, lo que me dijeron no se correspondía con la realidad, la empresa iba mal y el trabajo que hacía no me gustaba. Esa mala experiencia tiene bastante 'culpa' de lo que hago ahora. Fue como una catarsis. Me vi sin trabajo y con un horizonte laboral muy alejado de lo que yo quería. Vi que me gustaba mucho el diseño y me especialicé con un máster online. Buscando trabajo, descubrí la empresa Yaco. Les di mi curriculum, y me llamaron para incorporarme. Ahí conocí a Carlos Tabasco. Trabajamos juntos muy bien, Yaco se vino abajo, y decidimos que nos aventuraríamos con un proyecto propio.

¿Por qué optaron?

Por crear una empresa, Duix, que fue el precedente de Commite para invertir en proyectos tecnológicos a través de ser asesores y proveedores. Justo cuando empezamos, me llegó una oferta para ser el responsable tecnológico de Glamping Hub, cuando solo la componían sus fundadores, David Troya y Talal Benjelloun. Carlos y yo vimos que era una buena oportunidad para que aprendiera desde dentro cómo funcionaban las startups. Y me fui con ellos durante año y medio, a tope hasta conformarse la primera versión de su aplicación web. Mientras tanto, yo me dedicaba también a tiempo parcial a mi proyecto con Carlos. Hasta que a principios de 2015, decidí dejar Glamping Hub para centrarme totalmente en Commite.

¿A tiempo parcial se puede impulsar una buena startup?

No, es una de las lecciones que aprendí. Por eso Commite no terminaba de arrancar. El equipo fundador tiene que estar dedicado por entero a eso, es imprescindible para que funcione. Es uno de los problemas que vemos en muchas startups, y se lo decimos a quienes quieren crearlas sin estar dedicados a tiempo completo. Es condición totalmente necesaria.

¿Esa catarsis a la que alude, le sigue sirviendo de acicate?

Cada día. Porque cada día estamos pensando en cómo ir cambiando la empresa, pues la tecnología cambia muy rápido y tenemos la sensación de que ningún modelo es de rentabilidad garantizada a largo plazo. Estamos en una era en la que se valora mucho el diseño y hay que estar muy atento a las oportunidades para estar en permanente actitud de reconversión.

¿Qué es Commite?

Una empresa que ayuda a fundadores de empresas a tener éxito. Esa es la misión de Commite. En

empresas con alta carga tecnológica, y con nuestras capacidades en la investigación del diseño, el desarrollo y mantenimiento de aplicaciones, y saber evolucionar un producto digital. Nuestra fortaleza está en diseño, desarrollo y producto.

¿Cuál es su factor diferencial?

Intentamos invertir nuestro tiempo y esfuerzo solo en proyectos que nos gusten. Tenemos la suerte de que podemos elegir. Y si nos gustan mucho y la colaboración funciona, invertimos en ellos convirtiendo en capital nuestro trabajo y nuestros equipos, reduciendo nuestra tarifa o haciendo determinados lotes de trabajo a cambio de acciones, o de 'equity' (fondos), para forjar esa colaboración como 'partners'. En función de la colaboración y de lo que recibamos a cambio, se fija un tarifa para nuestros servicios. Por eso no somos una empresa cuyo modelo de negocio sea facturar por facturar, nuestro modelo y objetivo es que surtan efecto las inversiones que hacemos.

¿Qué valoran más en ese tipo de alianzas?

Encontrar personas con mucho talento y capaces de ejecutar con agilidad un proyecto. Las ideas no son lo que más vale. Gente con buenas ideas hay muchas. Es mucho más importante y valioso saber materializar y saber rectificar los errores que vas detectando.

¿Con qué cliente empezaron?

En San Francisco (Estados Unidos), con Mario Tarabbia, para su empresa Outwork, de ventas indirectas de productos de empresas de software que son más grandes. Eso está muy extendido en el sector del hardware, lo usual es que una persona compre, por ejemplo, un equipo de HP a una empresa que no es HP pero que te suministra ese producto. Su experiencia con él está siendo muy positiva, somos partners y la colaboración es total. Con algunos productos se está creando ese mercado, con otros aún tenemos que mejorar para darles más impacto. Y a raíz de nuestra labor en Outwork nos han ido conociendo y recomendando dentro de Estados Unidos, y nos han salido más clientes sin necesidad de promocionarnos.

¿Algún otro cliente emblemático?

La empresa Loft Smart, es como Airbnb pero en pisos para estudiantes universitarios, en Estados Unidos la mayoría estudia lejos de su ciudad natal. Su principal factor innovador es que todo el proceso se hace online, incluso la tramitación y firma de documentación. Porque las demás plataformas de alquiler lo que hacían al final es delegar en que te pongas en contacto con el propietario y hagas con él todo el papeleo.

¿Qué le han aportado desde Commite?

Cuando sus fundadores, Sam Bernstein y Sundeep Kumar, llegaron a nosotros, solo tenían la idea y un prototipo. Con todo el diseño y desarrollo de producto que le hemos hecho, con la escalabilidad que le hemos aportado, han logrado tres rondas de inversión y ha aumentado muchísimo el valor de la empresa. Y ahora están en un momento clave. Nosotros colaboramos como partner y tenemos una tarifa especial por el 'equity' (fondos). Gracias a ellos nos llegan muchas referencias de trabajo. Desde Sevilla somos capaces de aumentar el valor de startups norteamericanas.

¿Viaja mucho a Estados Unidos?

Casi todo lo hemos hecho en remoto a través de internet, durante dos años hemos trabajado para ellos sin ir a su país, y la relación ha funcionado muy bien. En septiembre de este año estuvimos en San Francisco y Nueva York para visitarles y para conocer a clientes de varios proyectos. El primer viaje también se puede dar a la inversa, a los norteamericanos les gusta venir a España. Así nos han visitado tanto Mario Tarabbia como el equipo de Loft Smart. Las relaciones con ambos son muy buenas, con ellos hemos crecido, y a nivel personal les tenemos mucho aprecio.

¿No tienen clientes en Europa?

Ahora estamos intentando abrirnos al mercado europeo, sobre todo en Reino Unido, para expandirnos en el horario matinal. Porque las tardes las tenemos bastante ocupadas con los norteamericanos, que son el gran mundo de la innovación. Nos sentimos cómodos con los de mentalidad anglosajona.

¿Cuál es la ventaja competitiva que ustedes exhiben cuando se dan a conocer?

No es el precio, sino cómo nos adaptamos con un equipo completo externo a los fundadores de las empresa para proveerles de todo lo que necesitan. Esa es nuestra ventaja competitiva. Y poder demostrar, con datos, que, a día de hoy, ninguna de las startups con las que hemos colaborado ha muerto. Eso es relevante, porque la mayoría de esos proyectos empresariales caen bastante rápido.

¿Todos los integrantes de su equipo en Sevilla están en la misma oficina?

En la empresa somos 18 trabajadores, de los que 15 están en Sevilla, pero a la oficina actual acuden unos 10. Pronto nos mudaremos porque necesitamos crecer. Para nosotros no es problema no estar presentes a diario en la oficina. Nuestra organización no se basa en horarios rígidos ni en estar juntos. Nuestras condiciones laborales son buenas, damos muchas facilidades para la conciliación familiar. Sí somos muy estrictos en la calidad y rendimiento de los profesionales y de su trabajo, porque estamos jugando en Primera División con clientes muy buenos y no nos podemos permitir tener en la empresa a personas que no aportan lo suficiente. Toda la plantilla ha de ser de alto nivel. Lo importante es lo que aporte, da igual donde esté.

Indique ejemplos de esa forma flexible de trabajar.

El más claro es Emilio Sánchez, nuestro director tecnológico. Fue la primera persona que contratamos, después se ha hecho socio, y trabaja y vive desde un pueblo en la provincia de Castellón. Quien lleva las finanzas en la empresa vive en Sevilla Este, es madre de dos niños, y a veces trabaja desde casa, cuando tiene enfermo a uno de sus hijos o por otras incidencias. Otro compañero que vive en Tomares a veces trabaja en casa, cuando llegar al centro de Sevilla le puede suponer perder mucho tiempo. Como tenemos herramientas digitales de comunicación interna, todos podemos estar en contacto y colaborando. Por supuesto, trabajar juntos en un mismo espacio físico funciona aún mejor que en remoto. Pero en remoto también se puede funcionar muy bien, y lo usamos como ejercicio hacia nuestro propio modelo de negocio, porque todos nuestros clientes y partners están en EEUU. Para colaborar bien con ellos, tenemos que aplicar las mismas normas que usamos internamente.

Imagino que usted también trabaja a veces desde su domicilio.

Desde mi casa trabajo muchas horas, para conciliar la atención a mis hijos. Por ejemplo, bañarlos. Cuando termino, retomo mis tareas desde el ordenador portátil. Esta semana, desde casa, he acabado de trabajar a veces a las once de la noche, y lo hago desde una habitación donde también están los juguetes de los niños. Mis padres no han podido conciliar así. Mi padre llegaba a casa a las once de la noche tras salir de su trabajo en El Corte Inglés.

¿Percibe si es común que los jóvenes empresarios de la economía digital están mejorando la calidad del empleo en España o no se resisten a la tentación de precarizar?

En mi opinión, el mundo de las startups no está creando tanto trabajo de calidad como parece. Las startups proveen de mucho trabajo que es muy manual, muy de carga, y lo está haciendo mucha gente becada y poco remunerada, que trabajan bastantes horas pero no de calidad. No puedo dar lecciones porque nosotros lo que hacemos es diseño, desarrollo y gestión de producto, que son los roles mejor pagados en el mundo de las startups. Y no olvidemos que, cuando vas a Silicon Valley o a Nueva York, ves una startup y los ingenieros o diseñadores cobran mucho dinero y tienen unas condiciones laborales perfectas. Pero si te vas a la puerta de al lado y ves al equipo de ventas o al equipo de soporte de clientes, no tienen las mismas condiciones, y trabajan un montón de horas cobrando mucho menos... Las startups tienen notable tecnología detrás, pero todavía tienen bastante trabajo manual que no siempre es de calidad.

¿Y tienen en mente la responsabilidad social?

Para nosotros, es ineludible, toda empresa ha de tener un propósito social, que no sea solo donar dinero o algo similar, sino contribuir a articular un tipo de vida. Vemos como ejemplo Ustwo, empresa británica, mucho mayor que nosotros. Nos gustaría ser como ellos. Están implantados en varios países y han aprobado otorgar baja remunerada de maternidad y paternidad de seis meses para todos sus trabajadores, sea cual sea el país en el que estén. Cuidar a tu equipo de esa manera es hacer un mundo mejor.

¿Qué va a tener de especial su nueva sede?

La motivación principal no es tener una oficina más grande, sino configurar un espacio de colaboración, innovación y actividades, que genere más impacto en Sevilla. Hemos formado un colectivo, que se llamará Magma, con Sensa, empresa de diseño digital que dirige Manu Gamero, y con Upwelling, empresa de investigación de diseño, creada por José Ramón Texeira. No solo nos unimos porque nuestros servicios profesionales se complementan. Vamos a tener un coworking privado para empresas que consideremos interesantes y a las que ofreceremos compartir espacios comunes con nosotros y ayudar a acelerar su desarrollo. Además, generar una agenda de eventos, talleres, cursos,...

¿El espacio también se va a llamar Magma?

No, estamos aún pensando un nombre. Magma sí es el nombre del colectivo, por representar la fusión de diversos elementos.

¿Ya tienen acordado un emplazamiento?

Sí, la que era sede de la empresa Onyx Payments (la antigua Worldwide Payment Systems), junto a la gasolinera de la calle Torneo y con entrada también por la calle Bajeles. Esa empresa se ha mudado a Nervión y vimos la oportunidad de negociar con el propietario para ubicarnos en un lugar grande, ya equipado, con diversas salas, con patio. Nos mudamos ahí en diciembre y nos gustaría que desde febrero de 2018 hagamos ahí actividades abiertas a la ciudad.

A los ciudadanos que consideran que estas iniciativas han de ser realizadas por las Administraciones Públicas y sus autoridades, ¿qué les explicaría?

Carlos Tabasco y yo tenemos una mentalidad social. Y pensamos que el Estado debe facilitar oportunidades a la sociedad. Funciona mucho mejor cuando desde la Administración se establece una sinergia con la iniciativa privada. Por ejemplo, con incentivos fiscales, en lugar de asfixiarte con impuestos desde el primer día que creas una pyme. Cuando se organiza y gestiona al 100% desde el sector público un centro de estímulo al emprendimiento, la inversión y el esfuerzo no logran un impacto real, no se alcanzan los objetivos. Lo hemos visto en numerosos casos. Es mucho más eficaz hacerlo desde la iniciativa privada, que se centra mejor en alcanzar los objetivos.

¿Considera que se ha fallado mucho en la concesión de ayudas?

Sí. Deben existir, pero hay que ser más inteligente en la selección, acertar para potenciar los movimientos interesantes e innovadores que existen en Sevilla. El fin del proyecto no puede ser la obtención de la ayuda. Yo he trabajado en empresas en las que el fin era recibir ayudas de dinero público, y no lo que había que hacer con la ayuda. Y eran partidas presupuestarias con las que, en una empresa como Commite, podríamos hacer maravillas. Pero esas empresas utilizaban esos fondos públicos como su presupuesto. Y lo que se hacía era justificar porqué se había recibido la ayuda. Eso es lo que me parece mal.

¿Cuál es su punto de vista, como ciudadano, sobre la evolución de la sociedad sevillana?

La innovación no va en contra de la tradición. Es interesante que la ciudad tenga historia y tradición, pero que no sean un freno, como a veces percibo, porque se centran demasiadas energías en eso. O centrarse demasiado en el fútbol, y a mí me gusta, soy bético y a veces voy al estadio, pero la identidad de la ciudad ha de basarse en más cosas, no solo en Semana Santa, Feria y fútbol. Ni apostar solo por el turismo. Aún es elevado el porcentaje de jóvenes sevillanos que tienen en mente solo esas coordenadas. Afortunadamente, la ciudad está avanzando bastante, y, por ejemplo, celebro que tengamos un Caixaforum.

¿La llegada de turistas no es una ventaja?

Es interesante apostar por el turismo, pero la clave del desarrollo está en el equilibrio, y no dedicarnos siempre a lo mismo. Está muy bien que Lonely Planet recomiende Sevilla para visitar en 2018, pero a la vez debemos evitar que se vuelva inhabitable el centro de la ciudad. Está bien utilizar la Semana Santa, la Feria y otras bazas para captar turismo, pero a la vez pensar que la ciudad puede y debe avanzar de otra manera. Sevilla es cada vez más cosmopolita, con muchos profesionales de muy diversos ámbitos, y se pueden hacer cosas interesantes. Como las que vamos a intentar en nuestro espacio.

¿Las empresas digitales como la suya, que consiguen sus ingresos sobre todo fuera de España, pueden hacer ver que hay otros modelos de prosperidad?

Ya hay casos de empresas digitales sevillanas que están ganando dinero con facturación eminentemente internacional. Y debemos abundar en eso también con inversión que proceda de los beneficios del sector turístico. Me parece bien que sea fuerte el sector servicios del turismo. Pero analicemos cuáles son las malas condiciones de trabajo en algunas de sus profesiones. Si ese modelo es la prioridad, no hace avanzar a la ciudad en otros aspectos. Si el dinero que generan los bares se queda en los bares y no se reinvierte en otros sectores con más valor añadido, será más difícil el desarrollo de Sevilla.