A la hora de trabajar en la prevención de los riesgos laborales es importante tener en cuenta la acción sobre los empleados, cada vez de un modo más frecuente, de aquellos que afectan a la persona desde un punto de vista psicológico. Síndromes o enfermedades que a simple vista no se ven pero que interiormente terminan por minar la capacidad productiva del afectado hasta extremos en los que se llega a poner en riesgo incluso su propia salud.
El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (Istas) define este conjunto de riesgos psicosociales como «aquellos factores de riesgo para la salud que se originan en la organización del trabajo y que generan respuestas de tipo fisiológico, emocionales o cognitivas». Es decir, son los que pueden llegar a provocar ansiedad, depresión, apatía e incluso pérdida de la concentración, la creatividad o la toma de decisiones. También se debe tener en cuenta aquellas que se califican como conductuales y que están derivadas del abuso del alcohol, el tabaco, las drogas o la asunción de riesgos innecesarios. Motivos de lo que popularmente se conoce como estrés y que pueden ser precursores de otras enfermedades de mayor intensidad y duración.
Asimismo, se considera que estos síntomas que sufren algunos trabajadores son el resultado de una mala organización del trabajo y no de un problema individual que responda a circunstancias personales o familiares. De hecho, algunos expertos sostienen que tanto la crisis económica como las peores condiciones de trabajo han sido causas de este crecimiento de los riesgos psicosiales y, por ende, de la siniestralidad en el trabajo motivada por ello. Solo en el año 2015 fallecieron en España 223 trabajadores por este motivo, lo que supuso un 43,3 por ciento del total de accidentes mortales en los lugares de trabajo.
Síntomas
La falta de organización del trabajo es la principal causa de estos riesgos psicosociales. Éstos se derivan de los siguientes aspectos:
-Exceso de exigencias psicológicas: Cuando hay que trabajar rápido, cuando requiere que escondamos los sentimientos, callarse la opinión, tomar decisiones difíciles y de forma rápida.
-Falta de influencia y desarrollo: Cuando no hay margen de autonomía para realizar las tareas, cuando el trabajo no da posibilidades para aplicar habilidades y conocimientos, cuando no se puede adaptar el horario a las necesidades familiares o no se puede decidir cuándo descansar.
-Falta de apoyo y capacidad de liderazgo: Cuando se trabaja aislado, sin apoyo de los superiores o compañeros, con las tareas mal definidas o sin la información adecuada y a tiempo.
-Escasas compensaciones: Cuando se falta al respeto, se provoca la inseguridad contractual, se dan cambios de puesto o servicio contra nuestra voluntad, se da un trato injusto, o no se reconoce el trabajo, el salario es muy bajo, etc.
-Doble presencia: El trabajo doméstico y familiar supone exigencias cotidianas que deben asumirse de forma simultánea a las del trabajo remunerado. La organización del trabajo en la empresa puede impedir la compatibilización de ambos trabajos, a pesar de disponer de herramientas y normativa para la conciliación.
¿Qué opinan los expertos?
Desde las organizaciones sindicales se hace una valoración muy similar de estos riesgos psicosociales y su afección. La secretaria de Salud Laboral de CCOO Sevilla, Pilar Moreno, asegura que estos riesgos han dejado de ser emergentes y ya «están instaurados en todos los sectores». Algo que vincula a que «hay menos trabajadores pero la carga laboral es la misma y el ritmo de trabajo es mayor». Para solucionarlo pide «organizar de otra forma» ya que «ha aumentado mucho el absentismo por estrés».
Por su parte, María Iglesias, secretaria de Comunicación y Salud Laboral de UGT Sevilla, advierte que «los accidentes han crecido muchísimo por la situación de estrés que viven los trabajadores» y que no favorece «la conciliación familiar y laboral». Como ejemplo señala la existencia de una ley que dice que «cada hora deberíamos para cinco minutos sin mirar la pantalla y, sin embargo, estamos ocho horas sin apartar la mirada del ordenador». Algo que deriva en «enfermedades posturales, psicológicas y otras que no se conocen». Y añade que «cada vez tenemos más cáncer, más infecciones, más derrames celebrales, todos ellos asociados a las condiciones laborales que están sufriendo los trabajadores».
Efectos sobre la salud
Según la Ley de Prevención de Riesgos Laborales la empresa debe realizar una evaluación de los riesgos psicosociales para prevenir aquellas condiciones de trabajo que sean nocivas para la salud. Aún así, los sindicatos denuncian que en ninguna normativa se recoge el estrés laboral a pesar de que según la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, es el segundo problema de salud más frecuente en toda Europa. En España solo dos síndromes han sido reconocidos por vía judicial como trastornos derivados de los riesgos psicosociales:
-Síndrome de Quemado: Es un grave trastorno emocional, psicológico y de conducta que puede llegar al colapso en trabajadores con atención a terceros (profesores, sanitarios, etc. .).
-Moobing: Persecución continua y sistemática en el lugar de trabajo de una o varias personas hacia una tercera, produciéndose daños físicos o psicológicos.
Además, implica una serie de efectos para la salud que como tales han sido diagnosticados:
-Efectos físicos: dolor de pecho, espalda, cabeza, insomnio, úlcera, vértigos, trastornos cardiovasculares, etc.
-Efectos psicológicos: Ansiedad, irritabilidad, tensión, nerviosismo, falta de comunicación, etc.