«En toda España sorprende que les demos servicio técnico desde Écija»

Juan Miguel Aguilar Martín preside Aytos, una empresa de Écija que ha creado un software con el que el 40% de los ayuntamientos y el 43% de las diputaciones de España gestionan su contabilidad y sus trámites electrónicos

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
24 oct 2015 / 20:52 h - Actualizado: 25 oct 2015 / 09:33 h.
"Son y están"
  • Juan Miguel Aguilar está al frente de Aytos, empresa con 160 trabajadores. / José Luis Montero
    Juan Miguel Aguilar está al frente de Aytos, empresa con 160 trabajadores. / José Luis Montero

Han leído bien. Los sistemas de gestión y administración electrónica de 3.800 ayuntamientos y 25 diputaciones son made in Écija. Aytos tiene 160 personas en plantilla, facturó 11,5 millones de euros en 2014, tiene entre sus clientes a organismos públicos en las 52 provincias españolas. Es su especialidad, y por ello la gran empresa francesa del sector, el grupo Berger-Levrault, ha adquirido el 100% de Aytos para aprovechar su calidad tecnológica e incorporarla a su estrategia de internacionalización. «Aytos va a crecer aún más y va a dar el salto a Europa y Latinoamérica», augura su presidente y director general, Juan Miguel Aguilar Martín. Al frente de un equipo de profesionales que ha logrado la proeza de ser, desde Écija, una referencia en servicios tecnológicos avanzados para las Administraciones Locales.

Nació en Écija hace 53 años en el seno de una familia de obreros del campo que vivía en un piso de la humilde barriada Doscientas Viviendas. Su padre trabajaba como tractorista. Juan Miguel Aguilar (ahora casado y con dos hijos), estudió en el colegio San Agustín y en el Instituto San Fulgencio, el único que había en 1976 en la localidad astigitana. No pudo hacer estudios superiores. Se marchó a Madrid en 1983 para buscar trabajo e ingresó en la empresa Ingeniería de Sistemas de Información, que prestaba servicios de gestión a la Administración Pública. «Ahí viví mi verdadera formación superior. Trabajaban como freelance muchos profesionales experimentados de Campsa, la Fábrica de Moneda y Timbre, IBM, etc. Con ellos aprendí todo lo necesario para evolucionar años después desde Aytos. Incluyendo las relaciones con instituciones y clientes, porque ellos no podían viajar dado su pluriempleo en Madrid».

¿De chaval tenía vocación por la informática?

—Sí, desde muy pronta edad. Pero todo era leer libros, no había medios para disponer de ordenador. Personas de mi generación hicieron sus pinitos con los ZX, los Spectrum, los Commodores.... Yo no pude, fui directo al ordenador PC.

¿Cómo era aquella informática que usted comercializaba?

—Al principio, los ordenadores no eran de los ayuntamientos, que ni siquiera tenían equipos propios. Los instalábamos y los funcionarios entregaban los documentos para su gestión, yo hacía la labor técnica. Cuando los alcaldes empezaron a comprar ordenadores, también decidieron reciclar a personal municipal para que aprendieran informática. Pero en algunos ayuntamientos no era posible esa solución. Uno de ellos fue el del Puerto de Santa María, donde yo acudía como el técnico de la empresa informática. Y me propusieron trabajar ahí. Llegué a ser jefe de servicio, con un equipo de diez personas a mis órdenes, y en paralelo hice el Grado Superior de FP.

Con tan pocos especialistas en el mercado laboral, ¿no le tentaron también para hacer pluriempleo?

—Sí, sobre todo para otros ayuntamientos de la provincia de Cádiz. Habíamos convertido al de El Puerto de Santa María en una referencia de modernización, y llegaban a un acuerdo mediante convenio para que mi equipo y yo le hiciéramos por la tarde el trabajo. Recordemos lo que era aquella época de los primeros ayuntamientos democráticos. Lo más urgente era informatizar las nóminas, los impuestos, los padrones. Fueron desapareciendo los recaudadores privados, que iban cobrando las tasas, ¡las ingresaban en sus cuentas bancarias! y después se las pasaban al ayuntamiento de turno. Hoy nos parece inconcebible, igual que los liquidadores de plusvalías, que estaban sometidos a un control muy laxo. Eso ocurría cuando buena parte de la población no tenía conciencia de la obligatoriedad de pagar impuestos. Y, más adelante, se logró extinguir el modelo de elaboración del padrón cada cuatro años mediante empresas que iban casa por casa para que se rellenaran las hojas padronales. Y cuatro años después, se tiraba y se comenzaba de nuevo. La informatización del padrón permitió un sistema de padrón continuo.

¿Qué le induce a renunciar a una plaza de funcionario y crear una empresa en su localidad natal?

—Veía muchas posibilidades en un campo profesional en auge. Me hacían ofertas, por ejemplo para instalarme en Sevilla. Pero conocía a otros magníficos profesionales que eran de Écija, y un familiar mío había creado Aytos en 1985, yo tenía un pequeño porcentaje. Decidimos que fuera el punto de partida, y afincarnos en Écija.

¿Cómo encontraron su oportunidad para abrirse mercado?

—Cuando en 1992 comienza a prepararse una ley nueva sobre contabilidad, que suponía un cambio radical en la gestión contable de los municipios: pasar de una contabilidad por partida simple a una por partida doble. Desarrollamos un producto de gestión contable que fue muy bueno y también lo supimos vender muy bien con nuestros comerciales. En pocos años logramos que 18 diputaciones, y los municipios de su provincia, fueran usuarias de ese programa. Entre las primeras no solo estaban las andaluzas sino también León, Valladolid, Alicante...

¿Sorprende a sus interlocutores que ustedes sean una empresa de Écija, en lugar de madrileña o barcelonesa, por ejemplo?

—La gran expansión pudimos hacerla a comienzos de este siglo. Sí, les sorprende que en un municipio como Écija haya este nivel. Pero nunca ha sido un handicap insalvable no tener la sede central en Madrid o Barcelona, como nuestros competidores. Hemos logrado cercanía en la atención al cliente fuera cual fuera su lugar.

¿Su evolución ha ido en paralelo a los cambios tecnológicos y a la convergencia europea?

—Sin duda. De una empresa inicialmente de estructura familiar, a la de hoy. De hacer contabilidad con el programa Cobol, y después con Windows, y ahora cubrir todo lo que es gestión económica, financiera, presupuestaria y patrimonial. Y a partir del 2004 anticiparnos a la implantación de las licitaciones electrónicas, la factura electrónica, la firma electrónica,... Supimos evolucionar con rapidez, tenemos un equipo de estrategia para eso. De ahí que tengamos ahora 4.000 ayuntamientos gestionando facturas electrónicas con nuestro sistema. Nuestro portafirmas es de lo más avanzado. Por ejemplo, lo utilizan los 600 empleados y dirigentes del Ayuntamiento de Murcia.

¿Cómo dan servicio a instituciones tan diseminadas geográficamente?

—Nuestro departamento de operaciones tiene dos áreas: la de proyectos engloba a los consultores que dan formación a los funcionarios y empleados públicos, implantan los servicios tecnológicos y asesoran en su puesta en marcha, desplazándose a las respectivas ciudades y provincias. Contamos para ello en nuestra plantilla con muchos licenciados en Económicas, en Derecho, en Administración y Dirección de Empresas, en Ingeniería, en Recursos Humanos,... Cuando ya está rodado, entra en acción nuestra área de atención al cliente. Y dar respuesta a los periodos de más intensidad en la gestión municipal. Como el mes de enero, con el cierre y apertura de ejercicio, recibimos más de 10.000 llamadas desde ayuntamientos. Tenemos un sistema telefónico totalmente virtual con tecnología IP para controlar y gestionar todas las consultas, problemas técnicos, etc.

Muchos ciudadanos piensan que su ayuntamiento no funciona acorde al volumen de impuestos que se pagan.

—Lo que yo vivo en mi relación con los profesionales de los servicios municipales es su gran interés por innovar para atender al ciudadano lo mejor posible, y se está avanzando. Por ejemplo, para adaptarse rápidamente a la ley aprobada el pasado 1 de octubre sobre transparencia y administración electrónica. Vamos camino de articular que todos los trámites se hagan por vía digital. Ya hay expertos que debaten si dentro de un año se podrá o no declarar nulo de pleno derecho una tramitación que no sea electrónica.

¿Cuál es su opinión al respecto?

—El ciudadano está amparado por la ley para, si demuestra que no tiene medios, conseguir que en su ayuntamiento le ayude a hacer el trámite por vía digital. Creo que no tenía que haberse facultado la posibilidad de hacer algún procedimiento por medios no electrónicos. La empresa privada sí está ya obligada.

¿Cómo es su toma y daca con los políticos con mando en plaza?

—Tenemos poca relación con los políticos. Casi siempre, nuestros interlocutores son interventores, secretarios municipales, jefes de contabilidad, técnicos. Y son funcionarios muy bien preparados. Para alcanzar determinados puestos hay que aprobar oposiciones muy exigentes y competidas.

Estamos en una etapa en la que hay un gran desprestigio de la gestión pública en España por casos de corrupción. ¿Cómo les afecta a empresas de su especialización?

—He sido funcionario y ahora doy servicio a funcionarios, y no he conocido un caso de corrupción relacionado con empresas de tecnología como la nuestra. Lo que nos ha afectado es en el continuo fortalecimiento de los procedimientos de contratación, cada vez más estrictos, para formular criterios que reduzcan la subjetividad. Nos viene bien que la Ley de Contratos del Estado sea cada vez más exigente. Nosotros no tenemos adscripción partidista ni territorial, no captamos clientes porque un partido tenga especial implantación en tal o cual zona. A mí no me tiemblan las piernas cuando se aproxima la fecha de unas elecciones locales.

¿Cuáles son los municipios más grandes a cuyos ayuntamientos dan servicio?

—Sevilla, Málaga, Las Palmas, Tenerife, La Coruña, Algeciras... En Cataluña tenemos como principales clientes a los ayuntamientos de Sabadell, Gerona, Lleida y Tarragona.

¿Cómo han compaginado ser absorbidos por empresas más grandes y a la vez lograr un crecimiento muy fuerte?

—En el año 2008 se transformó la estructura societaria, dejó de ser una empresa familiar, y nos compró la multinacional británica Sage, que da servicio a todo tipo de empresas y sectores. Cuatro años después, Sage cambió su estrategia a nivel mundial y decidió no seguir en la prestación de servicios a administraciones públicas. Nos vendió a Argos Soditic, sociedad de capital riesgo, y al equipo de directivos de Aytos, como socios de nuestra empresa, y crecimos el doble. Ya entonces, en 2012, intentó comprarnos el Grupo Berger-Levrault, líder en Francia en el mismo sector que nosotros, y mucho más grandes como empresa. Siempre hemos mantenido nuestra autonomía en la gestión de la empresa y en la toma de decisiones, y socios como Argos nos fortalecían con su conocimiento para orientar bien las estrategias.

¿Qué pretende Berger-Levrault al adquirir Aytos?

—No han invertido en nosotros para vendernos después. Son una empresa centenaria que siempre se ha dedicado y se dedicará a la Administración Pública. Sus orígenes se remontan hace 500 años como imprenta de publicaciones oficiales y posteriormente como editorial institucional. Por ejemplo, en tiempos de Napoleón editaron y distribuyeron su famoso Código Civil. Siempre han contado en sus filas con grandes juristas, escritores, catedráticos, figuras universitarias. Son ahora una empresa con 60.000 clientes, puntera tecnológicamente, implantada también en Bélgica, Canadá, Marruecos... Ellos nos van a aportar todo su saber hacer para crecer en España y para internacionalizarnos como Aytos, sobre todo en América Latina. Pero, además, valora mucho nuestra capacidad tecnológica y nuestro equipo de I+D va a desarrollar conjuntamente con ellos productos para el mercado internacional de Berger-Levrault, en ámbitos temáticos que nunca habíamos abordado. Y yo formo parte del equipo de nueve miembros de su comité ejecutivo.

¿Seguirá en Écija la sede central de Aytos?

—Por supuesto. El 80% de la plantilla está en Écija. Queremos que siga siendo nuestra ‘fábrica’, donde se creen nuestros productos. Y nuestro objetivo es crecer tanto en Écija como en la red comercial por España. Somos la empresa más grande de Écija, la que tiene más titulados superiores.

¿Percibe en Andalucía un cambio de mentalidad en la creación de empresas para plantearlas más dispuestas a competir a nivel global?

—Precisamente estamos creando en Écija, entre varios empresarios, una asociación que articule una aceleradora de nuevas empresas para ayudar a los emprendedores para abrirse camino, cada vez son más y con buenas ideas. Percibo en Andalucía, como en toda España, un gran cambio de actitud y de objetivos. Es mucho mayor el interés y la inquietud por ser innovadores. La crisis ha sido un gran acicate para vencer la inercia andaluza de la escasa movilidad, la que lleva a conformarse con poco. Y también hay más movilidad por parte de los profesionales. A mí se me han ido tres ingenieros muy cualificados porque les ha fichado una empresa para trabajar en Inglaterra. Se han marchado con mi aprobación, y tienen las puertas abiertas para volver. Esas aspiraciones por evolucionar y no tener miedo a cambiar de país, trasladando a su familia, dejando atrás un empleo estable, no tienen nada que ver con la mentalidad que había en los años 80. Recuerdo a varios jóvenes que tuve conmigo en el desarrollo informático del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María. Cuando se terminaba cada proyecto, se quedaban parados. Y a varios les ofrecí trasladarse a trabajar en el Ayuntamiento de Camas. Y ninguno aceptó. Preferían estar parados en su pueblo. ¡Camas les parecía muy lejano!

¿Y se ha pasado al extremo contrario, del apego a la cultura del pelotazo a creerse todos que son un Steve Jobs en potencia?

—Eso es un peligro. El trabajo y el emprendimiento sigue siendo lo que era. En lo primero que hagas vas a perder dinero, o no vas a ganar nada y vas a tener que trabajar día y noche. Y si quieres trabajar en una empresa también tendrás que sacrificarte, tendrás que estudiar, tendrás que evolucionar... la empresa no te lo va a dar todo. Hay que tener cuidado para no transmitirle mensajes equivocados a la juventud: emprender no es nada fácil, como algunos lo cuentan. Y desde municipios como Écija también se pueden hacer grandes cosas. Pymes ecijanas están ya trabajando también en México, en Chile, en Perú... Pero hay que salir de la zona de confort antes de que te echen otros de tu mercado originario. Andalucía necesita crear más industria.