Diga preparar: el ‘tuning’ es el pasado

La única empresa que rediseña los coches ya no los transforma en cacharros estridentes: ahora lo elegante es aparentar que el automóvil es de gama alta

08 mar 2017 / 17:35 h - Actualizado: 08 mar 2017 / 19:13 h.
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  • Uno de los coches tuneados que participan en una concentración como la que organiza Xico para Cantillana el 25 y 26 de este mes. / El Correo
    Uno de los coches tuneados que participan en una concentración como la que organiza Xico para Cantillana el 25 y 26 de este mes. / El Correo
  • El coche de papá y el del niño en una concentración de tuneado.
    El coche de papá y el del niño en una concentración de tuneado.

En las calles de las ciudades españolas hay un antes y un después del boom del ladrillo que sacó hace 15 años a los muchachos de la ESO y los puso a trabajar de peones de albañil. Desde que reventó esa burbuja los vistosos –o estridentes, según el gusto– carros que pilotaban haciendo el máximo ruido posible desaparecieron de la circulación, al igual que la tribu urbana que se identificaba más con ellos.

La referencia en el tuneado en Sevilla es hoy la única empresa que sigue haciendo estos trabajos, Evosound en San Jerónimo. Su gerente, Daniel Arias, explica que ese estilo de manipular la carrocería pasó a la historia. Hoy los coches no se tunean, se les hace una «preparación». Y esta consiste simplemente simular que el bólido es de gama superior.

Eso sí, estos trabajos son tan caros como los de antes. «Hay quien se ha gastado 30.000 euros, como un jugador –no dice cuál ni de qué equipo de la ciudad– que gastó eso en su Range Rover (120.000 euros) para subir sus llantas de 18 pulgadas a 22 y hacerse el kit de carrocería completo. Claro, si eso mismo se lo haces a un Seat Ibiza el precio baja», explica el gerente, que explica que hay preparaciones desde los mil euros (cambiar el pargolpes) hasta esos 30.000.

Además, su empresa hace otro tipo de arreglos, como instalar cámaras de vigilancia en los taxis o detectores de radar, porque de lo que se conocía como tuning no pueden vivir. El puñado de talleres que existía en Sevilla ha ido cerrando uno tras otro. «Sí, la palabra tuning se puede erradicar del vocabulario, y se le puede decir también adiós a la tribu urbana», enfatiza.

«Entre 2002 y 2007 nos pedían muchas extravagancias. Ahora la moda ha cambiado y lo que quiere el cliente es elegancia», explica Arias, como transformar un BMW S3 en un S3M con réplicas de las llantas y la carrocería del modelo M, superior. Un arreglo que sale por 10.000 euros.

No es lo único que saben hacer en el taller: también arreglan los escapes, hacen regulables desde el interior las suspensiones de los neumáticos, está por supuesto todo el asunto de pantallas y altavoces y su encaje a medida y con fibra de vidrio.

«El cliente es de todas las edades. Desde chavales con el carné recién sacado a hombres casados», prosigue. Mujeres, pocas.

Pero el tuning no ha muerto. Xico es uno de los organizadores de la III Concentración Tuning Cantillana, que se celebrará en la estación de servicio La Estación los días 25 y 26 de este mes, y será además final del campeonato de España de sonido. Y no es la única concentración de este tipo: el fin de semana anterior y posterior los aficionados al tuning que resisten al paso de las modas tendrán citas en El Viso del Alcor y Azuaga (Badajoz). Las previsiones de Xico pasan por una concentración de 150 coches en Cantillana y mil personas de público.

Aspectos como los decibelios de los altavoces, las llantas, la pintura y modificiaciones serán juzgados por un jurado y el ganador, al menos, deberá haber invertido unos 10.000 euros en redecorar –si se puede emplear la palabra– el automóvil. Los motores no se tocan, pero colocar faldones y llantas no homologados puede costar no pasar la ITV.

«A veces tunear es más caro que comprarse el coche. Los aerógrafos y las suspensiones cuestan mucho dinero, como colocar puertas que se abren hacia arriba. Hay viejos Peugeots 205 que cuestan 400 euros en los que los dueños se gastan 8.000, y todo es por amor a eventos como el de Cantillana», explica Xico, que reconoce que desde 2005 la afición tiende a descender. Tanto es así que la organización, Los Ruidosos, apenas «sacan para comprar los trofeos y pagar los seguros de responsabilidad civil».