El alcalde pide a la Macarena que respete la Ley de la Memoria Histórica con los restos de Queipo de Llano

«Las víctimas de la Guerra Civil y la ciudad requieren un acto de reparación», dijo el 18 de julio, a los 81 años del golpe militar

18 jul 2017 / 13:36 h - Actualizado: 18 jul 2017 / 23:03 h.
"Guerra Civil Española","Memoria histórica","Juan Espadas"
  • Lápidas de Queipo de Llano y su esposa en la basílica de la Macarena. / El Correo
    Lápidas de Queipo de Llano y su esposa en la basílica de la Macarena. / El Correo

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas (PSOE) pidió ayer a la Hermandad de la Macarena y al Arzobispado que saquen el cadáver del general golpista Gonzalo Queipo de Llano de la basílica de la Macarena, donde reposan desde su fallecimiento en 1951. El regidor se refirió así a la reclamación de los grupos de memoria histórica de la ciudad, que exigen la salida de los restos de este edificio público, enterrados en un lugar destacado del templo.

«Debería haber un gesto de la [Hermandad de la] Macarena y del Arzobispado y la moción [municipal que reclama la exhumación del general, acusado de genocida por su papel en la sublevación del 18 de julio de 1936 y en la represión de civiles, con miles de asesinados] poderse llevar a efecto. La ciudad y las víctimas de la Guerra Civil requieren un acto de reparación histórica», insistió el alcalde, quien también expresó que su deseo es que ese «gesto» se produzca con el acuerdo de la Iglesia y de la hermandad. El pleno del Ayuntamiento pidió hace un año la exhumación del general bajo la fórmula de rechazar que bajo la basílica estuviera enterrado el militar sublevado.

Una fuente oficial y autorizada aclaró que el alcalde no se refería necesariamente a la exhumación, sino a un acuerdo para cumplir con la Ley de la Memoria Histórica y que puede incluir el mantenimiento de los restos en el templo, aunque no de una manera tan destacada como ahora.

«Aunque sea un recinto privado, está abierto al culto público y aunque es responsabilidad de otros, la Ley de Memoria Histórica la debemos cumplir todos», insistió el regidor socialista. «Sevilla debe tener visibilidad clara de que es una ciudad que cumple con la ley», argumentó ayer Espadas, al cumplirse precisamente 81 años de la sublevación militar que en Sevilla encabezó Queipo de Llano. Entre los deberes pendientes con la memoria histórica del propio Ayuntamiento, el alcalde citó la fosa del cementerio y la desaparición de las «últimas señales» que quedan en la ciudad que glorifican el golpe de Estado, la guerra y la dictadura de 40 años que siguió.

La tumba de Quiepo en la Macarena no está tal y como la dejó el Régimen franquista en 1951. Tras la Transición la parafernalia y simbología falangista, así como las consignas golpistas fueron retiradas de la lápida. Aún así, diversos colectivos siguen considerando demasiado honor que un personaje como Queipo repose en uno de los lugares de culto más venerados de Sevilla –pese a que su erección se debió, en parte, gracias al propio Queipo, que en su vida cofrade fue hermano macareno–. Entre las acciones de protesta más llamativas unas activistas bailaron un zapateado (fuera de la basílica) sobre una lápida simbólica.

El portavoz de la Junta de Andalucía, Juan Carlos Blanco, recordó el deber de cumplir con la Ley de la Memoria Histórica, tanto nacional como autonómica, aunque recordó que la basílica es un lugar «privado».

Otra reacción llegó del portavoz de IU en el Ayuntamiento, Daniel González Rojas: «Si ese gesto no es la exhumación, como pidió el pleno, sino modificar otra vez una lápida que se ha modificado varias veces entendemos que es una falta de respeto».

La Guerra Civil en la península ibérica comenzó el 18 de julio de 1936 con, entre otras acciones, la sublevación de Queipo de Llano contra el Gobierno legítimo de la II República en la Capitanía -entonces tras la plaza del Duque, en el edificio que hoy ocupa la Consejería de Justicia, la que precisamente ha recuperado las competencias en memoria histórica–.

El papel en la guerra de Queipo de Llano fue muy destacado. Se lo conoció como el virrey de Andalucía y fueron famosas sus charlas radiadas en las que animaba al asesinato de demócratas e izquierdistas y a la violación de sus mujeres. Las tropas a su mando ejecutaron esos crímenes de guerra en miles de ocasiones, muchas veces frente a civiles desarmados o sin relación alguna con el poder republicano contra el que se sublevaron Queipo, Franco y el resto de golpistas.