El año de los ERE

La fecha está marcada en rojo en el calendario: 9 de enero de 2018. Ese día dos ex presidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, se sentarán de nuevo en el banquillo junto con otros 20 ex altos cargos para responder por el llamado procedimiento específico, la trama política, de los ERE.

La vista oral se centrará los primeros días en las cuestiones previas, después de que en diciembre en las tres primeras jornadas no diera lugar más que a leer los escritos de acusación y defensa. Esto supone que, con toda probabilidad, el juicio sufrirá un nuevo parón, ya que el tribunal tendrá que resolver muchos de los puntos que pondrán sobre la mesa muchas de las partes, especialmente las defensas, pues alguna de ellas solicitará volver a la fase de instrucción. Las primeras previsiones indican que, por ello, las declaraciones de los acusados puede que no se lleven a cabo hasta febrero, si los magistrados rechazan la petición de uno de los letrados de alterar el orden y dejar para el final el interrogatorio de los procesados. El juicio se estimaba desde un principio que sería largo, siempre se ha hablado de que al menos hasta el verano, pero visto el inicio que ha tenido, no sería de extrañar que se demore mucho más. Así, que no sería de extrañar que 2018 se vaya y no tengamos sentencia de este caso, en el que Griñán se enfrenta a penas de prisión de entre seis y ocho años. Chaves, en cambio, se enfrenta a penas de inhabilitación.

El devenir de este juicio es clave, además, para el resto de piezas en las que se han dividido los ERE. En primer lugar, porque no se podrán juzgar otras causas mientras esta esté juzgándose, entre otros motivos, porque aunque sea otro tribunal, algunos acusados repiten y también sus abogados. Por agenda, sería por ello imposible. Además, en el Juzgado de Instrucción número 6 siguen investigando otras piezas, hay más de un centenar, y en su día la Fiscalía Anticorrupción estimó que podrían ser más de 200.

El accidente de Valme: declara el ascensorista

El Juzgado de Instrucción número 1 ha citado a declarar como imputado el próximo 18 de enero al ascensorista del hospital de Valme, donde el 20 de agosto una mujer perdía la vida tras activarse el elevador cuando el celador sacaba la camilla en la que la trasladaba a su habitación. Rocío Cortés se dirigía en ese momento hasta su habitación, después de haber dado a luz a su tercera hija por cesárea. La clave del accidente está en los tres minutos que transcurren desde la llamada de alerta del celador hasta que el elevador se acciona con las puertas abiertas, aprisionando la cama en la que estaba siendo trasladada la joven de 26 años. Tres minutos en los que la Policía Nacional cree que el ascensorista del centro, pudo levantar la palanca del freno de mano, dejando al aparato con «todos los elementos de seguridad desactivados». Un «fallo humano», que según los investigadores, es «la única hipótesis» tras el trágico siniestro, según el informe policial entregado al juzgado. La investigación pericial de las causas del accidente fue designada a la empresa externa Atisae, que concluye que «para que el ascensor se desplazase hacia arriba a gran velocidad estando las puertas abiertas, es imprescindible que el dipositivo de freno se abriera».

Triple crimen de Dos Hermanas: El Pollino sometido a un careo

El año también comienza con novedades para un caso que conmocionó a la sociedad, el triple crimen de Dos Hermanas. El Juzgado de Instrucción número 19 el 19 de enero a las cuatro personas detenidas por el triple crimen de Sandra Capitán Capitán, de 26 años; de su hija, Lucía Begines, de 6 años, y de su compañero sentimental, un hombre de 55 años conocido como el Turco, cuyos cadáveres fueron hallados en la madrugada del 2 de octubre en una vivienda de la barriada nazarena de Cerro Blanco. La magistrada, además, tiene intención de someter a un careo al principal detenido, conocido como El Pollino y que ha sido el único que ha reconocido su participación en los hechos, con el monitor de boxeo que fue detenido en Sevilla días después. Los cuerpos de los fallecidos fueron encontrados en un pozo abierto en un pequeño baño en la casa de El Pollino. Estaban bajo toneladas de hormigón y mezclados con sosa caústica con la intención de acelerar la descomposición de los cuerpos. La Policía Nacional cree que tras este brutal crimen se esconde un ajuste de cuentas por un asunto de drogas, ya que al parecer El Pollino le debía dinero a El Turco, motivo por el que acabó con su vida.

El violador del Tamarguillo: de agresor a criminal

Un posible violador en serie, es al menos lo que se está investigando, que acabó pasando de la agresión sexual al asesinato. Es el caso del violador del Tamarguillo, que tres meses después de ser detenido por este caso de agresión sexual acabó confesando ser el autor de la muerte de una mujer en el Parque Amate, donde apareció con la mitad del cuerpo calcinado. No era la primera vez que actuaba, pues cuando cometió estos hechos hacía poco que había salido de prisión tras cumplir una condena de ocho años por otro caso de agresión sexual ocurrido en Badajoz. Miguel Ángel Fernández Delgado negó ante el juez que agrediera sexualmente a la fallecida, una toxicómana, reconociendo solo que la mató en el transcurso de una discusión. Según confirmaron fuentes judiciales, dijo que ambos estaban intentando llegar a un acuerdo económico para mantener relaciones sexuales pero se originó una discusión entre ellos en el transcurso de la cual acabó estrangulándola hasta matarla y así lo relató. Después de acabar con su vida la quemó en un supuesto intento por ocultar pruebas. El autor confeso del crimen estaba cumpliendo prisión preventiva, por la violación ocurrida en el Parque del Tamarguillo el 28 de agosto, y tras meses de investigación la Policía llegó a la conclusión de que fueron hechos cometidos por la misma persona.