El árbol de la dignidad

El abeto navideño del Polígono Sur ilumina desde anoche este barrio al que Sevilla da la espalda

16 dic 2016 / 08:00 h - Actualizado: 17 dic 2016 / 00:01 h.
"Barrios","Polígono Sur"
  • La gente del barrio congregada junto al árbol de navidad del Polígono Sur. / El Correo TV
    La gente del barrio congregada junto al árbol de navidad del Polígono Sur. / El Correo TV

El Polígono Sur luce desde ayer su única iluminación navideña: un gran árbol en la rotonda donde confluyen dos de las principales avenidas de los seis barrios de esta zona de Sevilla que lucha todos los días por sacarse el estigma de la Sevilla que sabe dónde está, pero no pone el pie allí.

El alumbrao fue casi una escala de la Feria: una muchedumbre de chiquillos, las cornetas y tambores de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Esperanza de la parroquia de Jesús Obrero –el templo está justo frente al árbol– y chocolate gratis y galletas María del cátering de la empresa social Abre Caminos del Sur, que ofrece comida a domicilio a los mayores dependientes o excluidos del Polígono Sur en invierno (350 comidas) y a los escolares en verano (otras 1.400).

Pero la estrella fue Emilio Fernández, Caracafé, guitarrista que con sus villancicos reunió un remolino de chiquillos. Las autoridades –encabezadas por el concejal Antonio Muñoz– no pueden competir con él en la foto oficial.

En el Polígono Sur viven 40.000 personas. Un altísimo porcentaje recibe ayudas sociales –desde cuestiones tan básicas como la comida a la asistencia para la escolarización–. «¿Por qué unas luces, si lo que hace falta es trabajo?», se pregunta, bajo el adorno navideño –colocado por el Ayuntamiento de Sevilla con la colaboración de una conocida marca de refrescos, como una obra social–, el presidente de la Asociación Entre Amigos, germen de Abre Caminos y una de las primeras entidades que intentaron cambiar la deprimente realidad de lo que fuera de allí se conoce –con una inflexión que mezcla el miedo con la marginación– como Las Tres Mil. Y él mismo, Luis Martín, se responde en medio del bullicio: «Porque la gente se identifica con su barrio. Es un pequeño detalle, pero han hecho una fiesta. Aquí hay mucho paro, mucho abandono... y con estas cosas se sienten cohesionados. Aquí siempre es crisis y esto del árbol parece una tontería, pero no lo es. En cualquier barrio tienen su velá».

Los críos siguen pendientes de los villancicos. El que no corre es porque está ya rendido en el carrito de su madre, muchas de ellas jóvenes como Macarena Vera, en paro «desde hace mucho», divorciada y con tres hijos, pero contenta por tener vecinos «que nos ayudamos unos a otros».

El propio Caracafé, que es director musical de la Fundación Alalá, trata de buscar salidas a los niños a través del flamenco, y cuenta que lleva más de 30 años viviendo en el barrio –pudiendo haberse ido: ha tocado con todos los grandes de lo jondo–, resume la situación actual del Polígono Sur: «Ahora se hacen muchas cosas, pero queda mucho. Al menos, ya nos hacen caso fuera y los chavales quieren formarse y trabajar dignamente. Aquí hay que llegar con los prejuicios apartados: hay arte a raudales y mucha gente que quiere vivir en la honradez».

Jorge Cisneros, joven de la avenida de la Paz, apostilla: «El árbol de navidad está aquí para darle color a este barrio. Que no sea diferente por su oscuridad».

SABEN QUIÉNES Y DÓNDE

El árbol se levanta no lejos del solar donde las organizaciones reclaman una comisaría. Cuesta mucho que alguien llame por su nombre el problema más

destructivo del Polígono Sur. Nati Peinado, presidenta de la asociación de vecinos Antonio Machado, señala a las autoridades: «Saben dónde y quiénes generan el problema de la droga. ¿Por qué no hacen nada? ¿Les interesa?»