El 85 por ciento de los apartamentos turísticos que hay en Sevilla carecen de la preceptiva licencia. Esta situación que afecta a la mayoría de los pisos de estas características ha llevado al gobierno municipal a plantear una serie de medidas fiscales y urbanísticas que acaben con la alegalidad de estos establecimientos. Entre ellas, el Ayuntamiento se encuentra estudiando la posibilidad de declarar zonas saturadas de apartamentos turísticos, lo que podría acabar desembocando en una prohibición tácita de la apertura de este tipo de alojamientos en aquellos puntos de la ciudad que así se determinen.
A grandes rasgos, se trataría de una fórmula similar a la que se ha venido aplicando en aquellas zonas denominadas como acústicamente saturadas, en las que se ha restringido, por ejemplo, la apertura de nuevo negocios de ocio y restauración o la concesión de licencias para la instalación de veladores y terrazas. Este «símil», como lo califica el delegado municipal de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, se encuentra ahora mismo «en estudio» por parte de los responsables del ejecutivo de Espadas. Una «preocupación» que, aunque a día de hoy «no es acuciante», sí ha llevado a los ediles a iniciar «una reflexión» que debe desembocar en la adopción de medidas concretas que pongan freno al crecimiento de esta oferta concreta de alojamiento para aquellos que visitan la ciudad.
Pero cómo y dónde hacerlo es actualmente el caballo de batalla para el Consistorio. Muñoz es consciente de «hay algunas sentencias judiciales que han tumbado iniciativas de estas características», por lo que no quiere precipitarse a la hora de tomar una decisión que luego se vea obligado a rectificar. También se muestra cauto en qué posibles zonas se verían afectadas por la limitación. Sin llegar a concretar al detalle, el delegado sí asegura que, actualmente, «hay una preocupación entre los vecinos de la zona norte del Casco Antiguo» por este fenómeno, especialmente en los casos de «la calle Feria y la calle San Luis». Lugares en la que se ha detectado un importante aumento de la oferta de este tipo de pisos. «No es excesivamente preocupante pero sí se está extendiendo», señaló el edil de Urbanismo.
Muñoz advierte que el fenómeno de «la hotelización de las viviendas» no es exclusivo de Sevilla y que se está produciendo también en otras grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga o San Sebastián, con las que se comparte «un grupo de trabajo» para actuar en este sentido. «La gente alquila un apartamento que normalmente estaba sujeto a lo que dicta la Ley de Arrendamientos Urbanos y que ha pasado a ser vivienda de uso turísticos al margen de la legalidad», indica. Una realidad que «supone una competencia desleal a hoteles, a hostales y pensiones y que también está provocando un encarecimiento de los alquileres», pues «al propietario le resulta más atractivo alquilarlo semanalmente al turista que a un estudiante todo el curso». A juicio del delegado, esto puede provocar que «se altere la piel de determinados barrios».
A nivel «personal», Muñoz se mostró partidario de «frenar» el crecimiento de estos alojamientos. Entre otros aspectos, porque aseguró estar «preocupado» por «la transformación que puedan sufrir algunos barrios», por «la proliferación de pisos residenciales que se transforman de manera excesiva en uso hotelero» y porque pudiera haber «una inflación en torno a viviendas de uso turístico». Y para evitarlo, además de la inspección para que la oferta alegal se convierta en oferta legal, el Ayuntamiento estudia esta posibilidad de declarar zonas saturadas.
Pero no hay sido la única medida planteada. En el proyecto de ordenanzas fiscales para el próximo 2018, el gobierno de Juan Espadas incorporó una subida de la tasa para quienes cambiaran el uso de una vivienda residencial a turística, que pasaría a ser de 300 euros, «como ocurre en el resto de ciudades». Pero la oposición, con su voto en contra, tumbó el ejecutivo esta posibilidad. Y aunque Muñoz reconoce que esta subida impositiva «no iba a solucionar todos los problemas» sí advirtió que hubiera sido «positiva» para la ciudad. «No es lo mismo comercializar con una vivienda cuando se dedica a uso turístico que cuando se convive en ella», advirtió.