El colectivo como contrapoder

La asamblea de Ciencias de la Educación asume como propia la labor de pilotar la renovación de la Facultad en la que se produjeron los abusos sexuales por los que el exdecano Santiago Romero ha sido condenado

24 ene 2017 / 15:35 h - Actualizado: 24 ene 2017 / 20:58 h.
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  • La asamblea tuvo lugar en el salón de actos de la Facultad de Ciencias de la Educación. / El Correo
    La asamblea tuvo lugar en el salón de actos de la Facultad de Ciencias de la Educación. / El Correo

La asamblea de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla (US) ha celebrado su segundo encuentro con la idea clara de erigirse en piloto del proceso de renovación que sus miembros pretenden que se ejecute en su centro. El centro en el que tuvieron lugar los hechos por los que el exdecano Santiago Romero fue condenado por tres delitos de abusos sexuales y uno de lesiones cometidos sobre dos profesoras ayudantes de y una becaria.

Con la presencia del recién nombrado decano en funciones, Carlos Marcelo, fueron mayoría las intervenciones de los participantes en la asamblea que apuntaron en la misma dirección: la de garantizar que el colectivo funcionará como guía de la renovación de la facultad, más allá de que existan procesos administrativos que deben seguir adelante, como la elección de un decano, sin ir más lejos.

Un profesor intervino para, tras agradecer «la disposición y la actitud» a Carlos Marcelo, apuntar que «hay dos componentes que tienen que funcionar al mismo tiempo»: el movimiento de renovación y los pasos legales. «La parte administrativa no se puede comer a la asamblea», dijo, y reclamó como aval el apoyo que, explicó, le otorgó a la propia asamblea el Comité de Seguridad y Salud de la US, que se reunió el lunes. «Diga lo que diga el rector, tienen que apoyar la asamblea si no quiere que le cueste el puesto también», añadió, e insistió luego: «Ni el rector puede eliminar la importancia de esta asamblea en este proceso».

«Efectivamente –coincidió un compañero–, nos encontramos, y sería bueno que confluyeran, estos dos poderes: el formal, que ha mandado el rector y el real, que representa la asamblea».

Con un decano recién dimitido, Juan de Pablos, y buena parte de la Junta de Facultad igualmente dimitida, el momento parece propicio para ese cambio que los participantes de la asamblea reclaman para su centro, «desde la raíz», de acuerdo con las palabras de otra participante. El propio Carlos Marcelo, flamante decano en funciones, lo ratificó en su breve intervención: «La renovación sólo pasa por la disolución de la Junta de Facultad. Que no puede darse por las renuncias de los miembros, sino que hay que hacer un acto formal», resumió, e insistió en su deseo de acelerar ese proceso todo lo que la normativa permita.

Marcelo recogió apoyos. «Quiero agradecer a Carlos (Marcelo) la idea que ha manifestado, porque coincide con lo que la asamblea discutió la semana pasada. Es la única alternativa para que salgamos reforzados», explicó una de las personas en las que el propio decano en funciones ha pensado para que formen parte de su equipo de gobierno. Provisional, claro.

La discusión mantuvo un alto grado de acuerdo, y valga otra intervención para demostrarlo: «Lo que me preocupa es la raíz del problema», apuntó una participante, que volvió a aludir a la necesidad de «democratización» de la facultad, y planteó cuestiones de funcionamiento que fueron, al final, las que trajeron los mayores desencuentros. «¿Cómo va continuar la asamblea?», cuestionó sobre sus funciones, su composición y sus estrategias, «para que sea a largo plazo», y no se quede en el momento actual de la indignación, sino que se alcance «una construcción de pilares fuertes».

Los movimientos asamblearios, y eso es difícilmente rebatible, son trabajosos, sobre todo desde el momento en el que surge la duda de si es necesario que algunas personas gestionen su funcionamiento. Luego, además, hay que elegirlos. Pero, en este caso, hay cuestiones que sí están claras de forma mayoritaria. Serán las que marquen el camino del colectivo.

CARLOS MARCELO: «MI TRABAJO ES SER MEDIADOR; NO ASUMO OTRA RESPONSABILIDAD»

La asamblea tuvo el interés añadido de la intervención del recién elegido decano en funciones, Carlos Marcelo. «Nunca he tenido la intención de ser decano y nunca voy a querer seguir siendo decano», comenzó. «Entiendo esta responsabilidad que me piden mi rector y mi universidad como un servicio», explicó, y apuntó que intentará «que el trabajo que realice sea en la línea de coser las costuras de esta facultad». Repartió también responsabilidades: «No es solamente culpa nuestra. Ha habido un entorno que ha favorecido el silencio. Todos deben asumir la responsabilidades».

El rector no es ahora mismo una de las personas más queridas en la facultad, pero Marcelo se refirió a él en términos, como poco, correctos. «Ayer me reuní con el rector. Él está apoyando la salida más rápida y ventajosa para la facultad, (...) esperando que se cumpla la propuesta que yo hago y en muy poco plazo podamos poner en marcha el reloj de la renovación». «El rector me urge a convocar la Junta de Centro para explorar la renovación», que «ha de pasar por la apertura de un nuevo escenario que permita la elección de una Junta de Facultad y un equipo decanal», insistió. De hecho, en línea con su deseo «de que este proceso fuera lo más rápido posible», tomará dos medidas: «Nombrar un equipo decanal reducido y paritario» para retomar el trabajo diario con garantías y fijar para este jueves una reunión extraordinaria de la Junta de Facultad con un único punto: el estudio y aprobación del procedimiento de renovación de ese órgano.