El futuro será feminista o no será

Una multitudinaria manifestación contra la violencia de género recorre el centro de Sevilla con los jóvenes a la cabeza y las polémicas de actualidad como inspiración de las consignas

25 nov 2017 / 15:27 h - Actualizado: 25 nov 2017 / 20:04 h.
"Violencia de género","Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer"
  • Centenares de mujeres acudieron a la concentración convocada por la Plataforma 8M en la Plaza Nueva. / Jesús Barrera
    Centenares de mujeres acudieron a la concentración convocada por la Plataforma 8M en la Plaza Nueva. / Jesús Barrera
  • Fueron muchas las proclamas que se mostraron en la protesta. / Jesús Barrera
    Fueron muchas las proclamas que se mostraron en la protesta. / Jesús Barrera
  • Centenares de mujeres acudieron a la concentración convocada por la Plataforma 8M en la Plaza Nueva. / Jesús Barrera
    Centenares de mujeres acudieron a la concentración convocada por la Plataforma 8M en la Plaza Nueva. / Jesús Barrera

Sobran los motivos, pero sobre todo son especialmente obstinados. El viernes fallecía en Vinarós (Castellón) Katharina, una mujer de 35 años cuya ex pareja había viajado desde Alemania para asesinarla con una escopeta. Se trata de la víctima número 45 de la violencia de género en España. Pero no solo hay crímenes de sangre que computar: hay casos pendientes de juicio con denominación sevillana de origen, como el de La Manada o el del doctor Criado, que tienen muy enervada a la ciudadanía de bien. Este sábado era el día de salir a la calle a exigir el fin de la violencia, de cualquier tipo de violencia, contra las mujeres.

Los sevillanos y las sevillanas lo hicieron masivamente, arrancando desde la Plaza Nueva, y con consignas muy claras. No son muertas, son asesinadas, coreaban exigiéndonos a los medios que aparquemos ciertos manuales de estilo y llamemos al pan, pan, y al vino vino, y por si cupieran dudas añadían: No estamos exagerando, nos están asesinando. Sevilla será la tumba del machismo, gritaban desde el optimismo y la esperanza. Mismo trabajo, mismo salario, decían señalando una clave de la desigualdad, y más gráficamente: Hasta los ovarios de contratos precarios.

¿Más consignas? Un clásico: Mujeres unidas jamás serán vencidas. Una movilizadora: Contra el patriarcado, feminismo organizado. Una reivindicativa: La noche y la fiesta también son nuestras. Una solidaria: Si nos tocan a una, nos tocan a todas. Y otra acusatoria: No hay excusa para el que abusa.

Mucha legítima rabia, también, alrededor del lamentable caso de la chica presuntamente violada en sanfermines a manos de los cinco sevillanos conocidos como La Manada, y la no menos indignante decisión del juez como prueba un seguimiento de la joven por parte de detectives privados contratados por los acusados. «Es una vergüenza culpabilizar a la víctima, impedirle que recupere su libertad y su vida normal», dice Rocío, de 24 años. «Tengo compañeros de clase que están a favor de La Manada y de ese seguimiento, lo que demuestra que queda mucho por hacer», y su voz se diluye en medio de las voces que gritan A ella la culpan, a ellos los disculpan.

La edad media de la marcha, sobre todo en su cabecera, oscilaba entre los 18 y los 22 años. «Hay mucho micromachismo por todos lados. y lo sufrimos todas», lamentan Elena y María, de 15 años, que se estrenan en su primera manifestación con la pancarta Á(r)mate mujer.

La gama de eslóganes va de lo más suave a lo más vehemente, porque muchos piensan que el horno no está para sutilezas. No dice sí el largo de mi falda. El chulo proxeneta, a la cuneta. vosotros machistas, sois los terroristas. Ni sumisas ni calladas, mujer fuerte empoderada. Machista, escucha, Sevilla está en la lucha. Que no, que no, que no tenemos miedo...

Muchos jóvenes, cada vez más, y muchos chicos. Algunos declinan con cierta timidez hablar a la prensa: «Es su día, no el nuestro. Pregúntale a ellas», dicen unos universitarios. Otros sí acceden a hacer declaraciones sin tapujos: así Julio, que acompaña a Carmen en la marcha –18 años ambos– afirma que «esta es una lucha en la que estamos todos, tenemos que unirnos y dejarnos de diferencias. Hay quien cree que es una lucha contra los hombres en general, pero se equivocan», afirma.

También las veteranas se hacen oír. Paca, de 63 años, sevillana que durante años ha puesto su casa a disposición de mujeres maltratadas, pide «más medidas contra la violencia, y sobre todo educación en la escuela. Todo parte de ahí. Y la educación no la necesitan solo los niños, también los padres. El machismo no se combate solo con gritar un día en la calle», apostilla.