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El hogar inesperado o la nueva vida de Muhannad en Sevilla

Un palestino que huyó de una Siria en guerra y fue expulsado de Suecia, nuevo hogar de una familia a la que no había visto en tres años, encuentra su lugar

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  • Muhannad, flamante sevillano de adopción, posa sonriente. / El Correo
    Muhannad, flamante sevillano de adopción, posa sonriente. / El Correo

Años después, Muhannad, sirio de origen palestino, ha encontrado en Sevilla un hogar. «Me siento muy bien aquí», resume. Y una cosa tan sencilla se ha convertido para él en un cambio positivo en una vida incuestionablemente difícil.

«El 1 de diciembre de 2015 llegué a Sevilla. Ese día empezó mi nueva vida. Ahora estoy aprendiendo español y esperando para retomar mi doctorado en la Universidad». A esa nueva vida ha llegado con 29 años y una historia incuestionablemente dramática.

Por su tono de voz, nadie lo diría.

Su vida en Siria cambió con la guerra civil. Ingeniero eléctrico, trabajaba como profesor en la Universidad de Aleppo y estudiaba un doctorado. «Salí de mi país en 2013. Un día una bomba explotó junto a mí cuando conducía. Sentí que la guerra no iba a acabar». Poco después tomó una decisión: «Había que irse pronto para sobrevivir y para ayudar a mi familia a sobrevivir».

Acabó en Argelia, el único país que reconoce a los palestinos, obligados apátridas. «Allí viví dos años largos. Trabajé en la construcción para ganar dinero y ayudar a mi familia a salir de Siria», aclara. Su familia acabó por llegar a Europa, pero la situación de Muhannad no era la ideal.

«En Argelia no tenía residencia de manera oficial», cuenta. Su futuro planteaba dudas, y las alternativas no lo convencían: «No me sentía satisfecho. Tenía que quedarme en Argelia para siempre o volver a Siria. Pero tenía otro sueño y decidí venir a Europa».

Su familia se había reagrupado en Suecia. Por los caminos más difíciles. Sus padres y dos de sus hermanos cruzaron el Egeo desde Turquía. Su otro hermano accedió a Europa tras la peligrosa travesía que lleva de Libia a Italia. Muhannad acabo por entrar en Melilla y, después de 50 días en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, puso sus pies en Europa. Una asombrosa peripecia por todo el sur de Europa, de la Grecia más oriental a España, protagonizada por los miembros de una sola familia.

Muhannad estaba en España y tenía claro su destino: su familia, a la que llevaba tres años sin ver. Y su familia estaba en Suecia. Pasó solo una semana en Sevilla.

Llegó el reencuentro. Y llegaron nuevos problemas. «Había pedido asilo en Melilla, así que en Suecia no me aceptaron a pesar de que mi familia estaba allí», relata. El motivo: la Convención de Dublín, que establece que es el primer estado miembro de la Unión Europea que el inmigrante pisa el que debe ocuparse de su petición de asilo. «Volví a Madrid el 1 de noviembre», asume con buena memoria para las fechas, y continúa: «Decidieron que volviera a Sevilla, y para mí fue un sueño porque me gusta mucho la ciudad».

Desde entonces, reparte palabras de agradeciemiento. «Tengo muchos amigos y una familia, todos intentando ayudarme. Siento algo realmente hermoso aquí. Los palestinos queremos un hogar, un país, así que para mí es un nuevo sentimiento».