El Horno de San Buenaventura, una reliquia del siglo XIV

Hace noventa y cinco años, el Horno de San Buenaventura reafirmó su historia legendaria iniciada a principios del siglo XIV y documentada en 1385, con una reforma obligada por un incendio

24 abr 2017 / 06:37 h - Actualizado: 24 abr 2017 / 11:00 h.
"Historia","Hemeroteca El Correo"
  • Así era el despacho modernizado en 1922, después de sufrir un incendio dos años antes. En la imagen aparece el personal de la época. / Archivo de Francisco José de Jesús Pareja
    Así era el despacho modernizado en 1922, después de sufrir un incendio dos años antes. En la imagen aparece el personal de la época. / Archivo de Francisco José de Jesús Pareja
  • Luis Santigosa con sus obreros en el obrador del Horno de San Buenventura en 1922.
    Luis Santigosa con sus obreros en el obrador del Horno de San Buenventura en 1922.
  • Luis Santigosa, impulsor en 1922 del Horno de San Buenaventura, fundado a principios del siglo XIV.
    Luis Santigosa, impulsor en 1922 del Horno de San Buenaventura, fundado a principios del siglo XIV.
  • Clásico carrito de repartos a domicilio, muy popular hasta los años de la Guerra Civil.
    Clásico carrito de repartos a domicilio, muy popular hasta los años de la Guerra Civil.
  • Publicidad comercial de 1926. El anuncio reúne las características propias de la época y es todo un modelo de la etnografía publicitaria de su tiempo.
    Publicidad comercial de 1926. El anuncio reúne las características propias de la época y es todo un modelo de la etnografía publicitaria de su tiempo.
  • El Horno de San Buenaventura, una reliquia del siglo XIV
  • La ciudad de los años veinte del pasado siglo XX. Vistas de la plaza, entonces calle, de La Campana, y el Mercado de la Encarnación, frente a la calle Regina.
    La ciudad de los años veinte del pasado siglo XX. Vistas de la plaza, entonces calle, de La Campana, y el Mercado de la Encarnación, frente a la calle Regina.

Hace años reclamaba Carlos Colón respeto para el patrimonio histórico industrial y comercial sevillano (Diario de Sevilla, 16 de abril de 2005), y ponía como ejemplo positivo la reforma responsable de la sede fundacional del Horno de San Buenaventura, a la vez que clamaba por los tesoros perdidos en el sector de hostelería y confitería, como los cafés París y Madrid, el obrador de La Española y el Horno de San Isidoro, entre otros negocios cargados de historia local desaparecidos.

A finales del siglo XX, todavía mantenían abiertas sus puertas tabernas procedentes del siglo anterior y aún más antiguas. El Rinconcillo, fue fundado en 1670. La ex taberna más antigua era Las Escobas, ya reinventada como restaurante, situada al final de la calle Álvarez Quintero y que tuvo puerta trasera con historias íntimas por la calle Hernando Colón. Fernando de los Ríos le dedicó un curioso romance titulado «Taberna de las Escobas» e impreso por Gráficas Sevillanas en 1963, donde se indica que fue fundada en 1383, si bien en otro documento se fija en 1386.

Entre las más antiguas y populares estaban también Casa Morales (1850), lugar de tertulias de leyenda en pleno centro, como las de Serrano el fotógrafo y el marqués de las Cabriolas; la pequeñísima bodeguita de Entrecárceles (1894); la de San José (1890), frente a la plaza de toros, y la también llamada bodeguita de San Lorenzo (1893), en la plaza del mismo nombre. Pero en los barrios de la Feria y de Triana, aún quedaban algunas tabernas procedentes del siglo anterior.

Hace noventa y cinco años, en 1922, el Horno de San Buenaventura reafirmó su historia legendaria iniciada a principios del siglo XIV y documentada en 1385, con una reforma obligada por la destrucción del antiguo edificio por causa de un incendio ocurrido dos años antes. El artífice de la recuperación del primitivo Horno de San Buenaventura fue su propietario por herencia, Luis Santigosa, apellido vinculado a iniciativas culturales e industriales desde 1841, con la llegada a nuestra ciudad del impresor, editor, periodista y empresario Carlos Santigosa Gaspar (Barcelona, 1815-Sevilla 1899), junto con el industrial Narciso Bonaplata, luego cofundador de la Feria de Abril (1846). Carlos Santigosa creó una saga que destacó por su amor a Sevilla y sus costumbres, con aportaciones culturales excepcionales.

Luis Santigosa, uno de sus descendientes, recreó el Horno de San Buenaventura con respeto absoluto a sus raíces, que fueron catalanas. En efecto, el origen de la actual calle Carlos Cañal fue la calle Catalanes, ya documentada como tal en 1379 pero con orígenes anteriores. Y esta denominación fue debida al asentamiento en esta vía de parte de las mesnadas catalanas que acompañaron al rey Fernando III, entre ellos el fundador del Horno y Mesón de los Caballeros, luego llamado Horno de la Parida, y finalmente de San Buenaventura cuando se estableció el convento franciscano (1605).

El Horno de San Buenaventura ha anunciado hace semanas el cierre de sus instalaciones y con ello culmina la desaparición del más antiguo establecimiento de hostelería de Sevilla. Un hito.