El Hospital Virgen Macarena aglutinará toda la materia gris que dispone en un solo espacio dedicado en su integridad a la labor investigadora. La llegada del verano y, por ende, del descenso de la demanda asistencial ha permitido hincarle el diente a la demanda de los investigadores del hospital, que hasta la fecha estaban desperdigados en un edificio que, en su concepción, hace décadas, estaba centrado en la docencia universitaria, con aulas para impartir clases distribuidas en cada una de las plantas.
La idea es centralizar todo el trabajo investigador y docente en un solo espacio situado de 820 metros cuadrados en el sótano del hospital. La obra de adecuación, además, no supondrá coste a las arcas del hospital, ya que se sufragará con los fondos de investigación, según comentó el jefe de Servicio de Mantenimiento y Electromedicina del hospital Virgen Macarena, José Ramón Ledesma. Este espacio contará con una sala de sesiones, otra sala de formación y otra destinada a la labor investigadora. Ahí tienen previsto aglutinar a los investigadores y personal de apoyo de 370 personas que, con sus programas y ensayos clínicos ya han beneficiado a una población de en torno al millar de pacientes.
Ledesma incide en que el cambio no solo de ganar espacio, sino de dotar a los investigadores de todas las herramientas tecnológicas de las que puede contar el centro hospitalario. Es decir, un laboratorio big data, donde el personal sanitario pueda acceder a «miles de datos de manera ordenada» para, a través de las nuevas tecnologías, «mejorar los resultados en salud». En ese sentido, ya hay estudios que certifican los beneficios del uso de datos de los pacientes –siempre velando la confidencialidad– para la investigación, como la mejora de la eficiencia, la atención al paciente e incluso la reducción de los costes y la mejora de la atención.