El legado de Doña María

La Iglesia del Convento de Santa Inés está siendo intervenida debido al grave deterioro que sufre el compás. El templo está estrechamente vinculado con la figura de una de las aristócratas más famosas de la Sevilla del siglo XIV, protagonista de una antigua leyenda

03 jul 2017 / 11:46 h - Actualizado: 03 jul 2017 / 11:49 h.
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¿Quién no conoce los bollitos de las monjas del Convento de Santa Inés? Este manjar elaborado en este enclave de la zona de San Pedro es más que conocido por cualquier sevillano, mucho más que el conjunto arquitectónico que conforma el templo que actualmente se encuentra en proceso de restauración.

La semana pasada se cortó repentinamente al tráfico la calle Doña María Coronel por este mismo motivo, momento que aprovechamos para recordar la historia de esta aristócrata sevillana y fundadora de dicho convento, y para realzar el valor del lugar, ya que es otra de las joyas desconocidas que necesitaba urgentemente de una intervención quirúrgica entre sus muros.

En la Iglesia del Convento de Santa Inés se encuentran los restos del cuerpo incorrupto de una de las nobles sevillanas del siglo XIV. Doña María logró fundar este convento tras rociarse la cara con aceite hirviendo desfigurándosela para huir del acoso del monarca Pedro I, el Cruel o Justiciero, el mismo que mandó asesinar a su marido Juan de la Cerda por traición. Corrían los años sesenta del siglo XIV.

Muerto el rey don Pedro, en 1369, la familia Fernández Coronel, gracias a la llegada al trono de Fernando de Trastamara, logró recuperar sus propiedades. Se han cumplido 617 años desde que se erigiera lo que conocemos hoy en día como la Iglesia del Convento de Santa Inés, ideado para albergar una Orden fundada para ayudar a los más necesitados. No obstante, el templo cuenta con importantes modificaciones fruto de intervenciones que pueden datar del primer tercio del siglo XVII.

El compás de la entrada es uno de los elementos que estaba más deteriorado y sobre él se priorizan estas obras para las que han sido destinados 20.000 euros provenientes de la Fundación Alqvimia Musicae, y donde trabajan los arquitectos Cristina Cruz, José Ángel González y Venancio González y el constructor sevillano Antonio Rodríguez Cuberos.

El compás que precede a la Iglesia cuenta con un esquema adintelado y unos pináculos de forma piramidal. Se trata de una obra manierista, que roza la perfección geométrica en sus formas, y cuenta con una planta rectangular, con tres naves cuyas bóvedas son ojivales. Fue la intervención hacia el año 1630 de Francisco de Herrera la que hizo que su estilo cambiara algo hacia el Barroco.

Sobre la reja del coro de la Iglesia se encuentra un retrato de Doña María Coronel y el famoso órgano de Maese Pérez, protagonista de la leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer. Frente a esta pieza del siglo XVII se encuentra la urna con los restos de la aristócrata. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1983.