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Los sensores colocados en la ventana se ven a simple vista. / Manuel Gómez -
Uno de los aparatos Fancoil que se han ido renovando en el hospital Macarena. / Manuel Gómez -
La habitación está vacía y cuenta con sensores en el techo y en las paredes. / El Correo
Unas láminas solares en las ventanas para lograr, junto a los aires acondicionados, rebajar la temperatura de las habitaciones del hospital en un periodo estival que, aunque no se ha proclamado oficialmente, sí que está presente en las temperaturas. El Macarena lleva desde el pasado noviembre trabajando en un plan de climatización que se sustenta en tres patas: la sustitución de las unidades de frío de cada una de las habitaciones –el aparato en cuestión lleva el nombre de Fancoil– y la colocación en los ventanales de estas láminas que evitan que los rayos solares calienten en exceso estas habitaciones.
No son días fáciles para el hospital, debido a la llegada prematura del calor sofocante, lo que origina más de una incidencia. La última ha sido las quejas de varios pacientes crónicos de la planta octava –y última– del hospital, que se quejaron de las elevadas. Eso forma parte del trabajo del servicio de mantenimiento, que estuvo trabajando este fin de semana en la revisión de los equipos para garantizar el máximo de frío permitible, a la par que se trasladó a los que lo solicitaron a plantas inferiores. Es el día a día de este equipo, que al año atiende 15.743 averías, además de realizar el doble de acciones preventivas, es decir, 29.502 actuaciones.
Y es que la idea última es prevenir antes que curar. De ahí el plan de climatización que se está poniendo progresivamente en marcha. El jefe de Servicio de Mantenimiento y Electromedicina del hospital Virgen Macarena, José Ramón Ledesma, pone en valor el esfuerzo realizado sobre un complejo que abrió en 1974 y que apenas ha sufrido cambios estructurales, aunque sí se ha renovado los conductos de agua y aire. El plan se ha iniciado con la renovación de «los equipos obsoletos donde no daba calidad de aire ni de la temperatura». Desde el pasado mes de noviembre se han renovado un centenar de unidades terminales, con las dificultades que implica la actividad asistencial.
Esta estrategia contempla también evitar que el calor se cuele en las habitaciones. De ahí que se hayan instalado, por ahora, láminas solares en 170 ventanas de las habitaciones –se estima que el total rondará las 690–. Esto se corresponde, en dimensiones, cubrir unos 250 metros cuadrados de ventanas. «El objetivo es intentar que la energía solar no caliente el edificio», admite Ledesma, que calcula que se reduce la energía en un 30 por ciento, lo que puede equivaler a dos o tres grados. Algo que «pueden pensar que no es mucho, pero es determinante» en la búsqueda del confort de los pacientes.
Alianza universitaria
La búsqueda de la excelencia llega a través de un acuerdo con la Universidad de Sevilla. El equipo de investigación de la ETS de Arquitectura que encabeza Ángel Luis León ha hecho uso del hospital Macarena y del instituto Martínez Montañés, para poner en práctica el proyecto Sub-Umbra, que «pretende optimizar los sistemas de protección solar en los edificios de uso terciario» para reducir «el consumo de energía y de emisión de gases de efecto invernadero». Para ello, este equipo monitoriza dos habitaciones, una con las láminas solares colocadas y otra sin ellas. Los sensores, están tanto en el exterior como en el interior del edificio y ofrecerán datos a tiempo real que, una vez transcurrido el año, permitirán sacar algún tipo de conclusiones.