Sevilla está llena, desde hace lustros, de barriadas enteras que, por un fenómeno de los años 70 y 80 –donde la ciudad vivió la expansión residencial–, quedaron en un limbo a la hora de recibir la prestación de todos los servicios municipales. Cuestiones tan sencillas como el cuidado de las zonas verdes o la limpieza viaria no pasan por estos espacios libres. Y todo por la circunstancia de que no se produjo un acto formal de recepción tras su construcción y puesta en servicio. Un error que, en aquella época, se produjo con más asiduidad de lo deseada por vecinos que, en muchos casos, pagaban a pulmón servicios que, en otras zonas de la ciudad, prestaba el Ayuntamiento. Se habían convertido en barrios de segunda.
El Ayuntamiento se comprometió en septiembre de 2016 al diseño de un mapa de barriadas sin recepcionar de cara a su inclusión para evitar tal discriminación. Un trabajo de chinos para localizar los barrios castigados y que se realiza distrito a distrito. Tras detectar 65 zonas del distrito Macarena el pasado julio –que se concentran en La Barzola, Hermandad del Trabajo, Begoña, Comunidades, La Carrasca, Villegas y Las Golondrinas–, el Consistorio ha ampliado el mapa a otros ocho distritos de cara a su recepción. Con todo ello, el Ayuntamiento ha iniciado la recepción de otro medio centenar de barriadas o zonas para «garantizar que sus vecinos tengan los mismos servicios que el resto de la ciudad de Sevilla». El diagnóstico, del que sólo falta el mapeado de Casco Antiguo y Cerro Amate, incluye gran parte del Tiro de Línea y Santa Genoveva, las barriadas de Martínez Montañés, Murillo y Antonio Machado, en el Polígono Sur; San José Obrero en San Pablo-Santa Justa; la barriada del Carmen de Triana, varias manzanas de Torreblanca; Las Almenas del Distrito Norte; o calles enteras de Sevilla Este, Parque Alcosa o Polígono San Pablo.
Los nuevos documentos contienen información sobre los espacios libres dentro de barriadas de uso público y en los que se vienen prestando servicios municipales, por lo que son objeto de una «recepción tácita». Junto a estas condiciones se encuentra también la de que se trate de suelo urbano consolidado. La identificación de estos espacios constituye «el primer paso para resolver situaciones de desigualdad entre ciudadanos de unos u otros barrios», explicó ayer el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz. «Se trata de dar respuesta a un problema que afecta a miles de vecinos, una gran asignatura pendiente de la ciudad desde hace años».
Una vez completado el mapa de las barriadas y zonas de posible recepción, este proceso debe continuar con la solicitud de dicha recepción por parte de los vecinos afectados. A partir de entonces, el Ayuntamiento analizaría las condiciones técnicas y de titularidad de los suelos para formalizar la cesión de los mismos. Cuando éstos se encuentren en las condiciones aptas para asumir su mantenimiento, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Sevilla deberá ordenar a los servicios municipales la conservación.