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Este es el refugio de los consumidores de drogas. / El Correo
El director general de Medio Ambiente, Parques y Jardines, Adolfo Fernández, explicó a principios de año que el Ayuntamiento está preparando la licitación de un proyecto que conllevará la mejora de la seguridad en todos los espacios verdes de la ciudad. Se dotaría con dos personas, 24 horas al día, y dos vehículos para hacer rondas por todos los parques de Sevilla. A la espera de esta medida se encuentran varias asociaciones que claman poner una solución inmediata y no esperar a que ocurra algo. Entre ellas está la Asociación de Vecinos Nuestra Señora de la Merced, que a través de su presidente, Santiago Caballero Ventura, registró un escrito dirigido a Inmaculada Acevedo, delegada del distrito Nervión-San Pablo, para hacerle llegar la inquietud de los vecinos por la «inseguridad» que se vive en el parque La Ranilla por el trasiego de toxicómanos y algunos menores consumiendo drogas porque no se cierran las instalaciones.
El consumo de alcohol, drogas y vandalismo que tienen que aguantar los vecinos del distrito Nervión han producido ya varios escritos por parte de la asociación que vuelve a reclamar al Ayuntamiento de Sevilla que se tomen «las medidas necesarias para garantizar la seguridad del parque ante la presencia de personas con claras intenciones delictivas». «Dentro de las instalaciones se pueden ver las papelinas u otros estupefacientes que se han consumido por toxicómanos o incluso menores», afirma Caballero, que se muestra preocupado por la situación. «Tememos que algún día pase algo dentro del parque y ya no haya solución. Llevamos meses denunciando estos incidentes al Ayuntamiento y todavía no han puesto solución», explica. Insisten en que es necesaria la vigilancia privada dentro del parque de día y de noche, pero sobre todo abrir y cerrar las instalaciones en un horario fijo.
Ante los repetidos episodios de destrozos o la concentración de consumidores de drogas en el parque, la Asociación de Vecinos Nuestra Señora de la Merced se plantea pedir al Ayuntamiento el cierre del parque hasta que haya seguridad. «¿Para qué queremos un parque es un peligro?», se cuestiona Caballero.
Este parque, de unos 27.000 metros cuadrados, lleva cerca de dos años abierto y a la vista están los destrozos que se producen dentro del parque por actos vandálicos. Uno de los últimos sucesos, describen desde la asociación, es el apedreamiento de las cristaleras de la antigua prisión de La Ranilla. Pero también se puede observar la falta de mantenimiento de la fuente, que según la asociación «tiene las aguas contaminadas».
«Arreglar lo que los vándalos destrozan es para nada, se lo hemos hecho saber a la delegada del distrito. Lo primordial para que no se repitan estos actos es poner seguridad en el parque», explica el presidente de la asociación de vecinos.
No es la única reclamación que esta organización vecinal ha llevado al Ayuntamiento, también les han informado del «intento de ocupación de viviendas» que se están repitiendo en la zona o el abandono de vehículos. Con respecto a esto último, manifiesta la asociación que hay una cantidad importante de vehículos estacionados en la vía pública que carecen de placas de matrículas por lo que exigen que «se tomen las medidas necesarias para su regulación».