El periodista sin rodeos y su legado

Nicolás Salas, que falleció el pasado martes con 84 años, recibió este miércoles el último adiós de sus familiares y allegados

Manuel Pérez manpercor2 /
14 feb 2018 / 19:58 h - Actualizado: 15 feb 2018 / 11:35 h.
"Sociedad","Periodismo"
  • El presidente del Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero. / Fotos: Jesús Barrera
    El presidente del Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero. / Fotos: Jesús Barrera
  • El periodista Manuel Lorente.
    El periodista Manuel Lorente.
  • El periodista y escritor, Antonio Burgos.
    El periodista y escritor, Antonio Burgos.
  • El periodista e historiador del Real Betis, Manuel Rodríguez.
    El periodista e historiador del Real Betis, Manuel Rodríguez.
  • A la derecha, el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Javier Millán.
    A la derecha, el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Javier Millán.

Un periodista sin rodeos. El nombre de la columna de opinión que Nicolás Salas mantenía hasta hace unos días en El Correo de Andalucía define bastante bien al personaje que falleció este martes a la edad de 84 años. Y es que la pluma de Nicolás Salas puso negro sobre blanco las luces y sombras de esa Sevilla que subsistió al franquismo y que en los albores de la democracia se levantó para exigir la autonomía andaluza.

Salas fue testigo y fiel narrador de la Sevilla que empezaba a despertar, de su historia y sus quehaceres diarios, pues comenzó a trabajar en El Correo de Andalucía en 1953, con 20 años. Maestro de periodistas, su incombustible trayectoria no se vio interrumpida ni siquiera tras su jubilación, ya que Salas continuaba plasmando su nombre en las páginas de este periódico.

La importancia de Nicolás Salas en el periodismo sevillano quedó patente con las visitas que recibieron los familiares. El presidente-editor de El Correo de Andalucía, Antonio Morera, y su esposa, Chary Maldonado, acudieron a despedirse del célebre periodista. Tampoco faltaron otros compañeros del gremio, como el columnista de ABC de Sevilla, Antonio Burgos, que llegó a ser redactor jefe bajo la dirección de Nicolás Salas, Francisco Robles, del mismo medio, o José Antonio Carrizosa, director de Diario de Sevilla.

El presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla, Rafael Rodríguez, reconoció que Salas fue maestro en este oficio, pues «muchos periodistas crecieron bajo la sombra de Nicolás». Situó a Salas como «referente», pues «era un cronista de lo que era Sevilla, que era su vida». Además, Rodríguez destacó de él su «apuesta por la autonomía andaluza. Fue una de las personas que más apostó por el referéndum de autonomía».

Salas tuvo que vivir y contar una década que dejó sin aliento a España, pero sobre todo a Andalucía. No se lo pensó dos veces cuando puso a disposición de los andaluces su herramienta, que era la palabra, para alcanzar el ansiado reconocimiento de la autonomía.

Esta faceta autonomista de Salas le ha valido el reconocimiento de multitud de políticos, tanto locales y autonómicos como nacionales, pues el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, firmó un tuit lamentando la pérdida de Salas.

También la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, hizo llegar al tanatorio un telegrama dirigido a la familia en la que expresaba su «más sincero pésame». «Bonito detalle», dijo emocionado su hijo Francisco.

La sala en la que el cuerpo del veterano periodista recibió el último adiós era, a primera hora de la mañana de este miércoles, un espacio íntimo, recogido y familiar. Solo una decena de parientes acompañaban al fallecido en ese momento. Fue a partir del mediodía cuando comenzaron a llegar familiares y allegados, como el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, Joaquín Sainz de la Maza. «Nos dejó una huella imborrable». Con estas palabras lamentaba su pérdida Sainz de la Maza, quien manifestó la amistad que mantenía con Salas y que le viene tanto por sus padres como por quien fuera hermano mayor de La Macarena entre 1985 y 1993, José Luis de Pablo-Romero. «Trabajé con él para el libro del XXV aniversario de la coronación», explicó Sainz de la Maza, quien destacó de Salas que era «una persona cariñosa, gran periodista y amante de Sevilla».

También tuvo palabras para él el presidente del Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero, institución a la que estuvo muy vinculado y con la que llegó a ser rey Baltasar en la Cabalgata de Reyes Magos. «Nicolás siempre decía que en el Ateneo tenía su segunda casa», confesó Pérez Calero. Al funeral acudieron también el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sevilla, Javier Millán; el exvicepresidente de la Junta, Diego Valderas, y el presidente de la fundación del Real Betis, Rafael Gordillo, entre otros.

Ahora solo queda la memoria. Esa que el propio Nicolás Salas plasmaba en sus páginas de Andalucía eterna y Hemeroteca. Esa que dejó escrita en sus más de 50 libros y que hoy forman parte de los anaqueles de los amantes de la literatura sevillana. Salas deja tras de sí un gran legado en forma de letras, las mismas letras que ahora son la historia viva de esta ciudad. Letras que no se marchitarán con el tiempo, pues siempre serán la voz de un periodista sin rodeos.