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El barrio del Polígono de San Pablo cumplirá el próximo mes de abril cincuenta años desde la llegada de sus primeros vecinos. / José Luis Montero
Poco o nada se parece aquella Sevilla de los años 60 a la de la actualidad. Ha cambiado la fisonomía de sus calles, su urbanismo, el perfil social y demográfico de sus ciudadanos y hasta la propia forma de concebir la ciudad. Pero a pesar del pasado perdido, todavía quedan barrios que son capaces de mantener la esencia de una Sevilla en la que la gente se hablaba de tú a tú y por el nombre de pila. La misma que fue capaz de superarse a sí misma para abrirse a lo contemporáneo y a una modernidad bien entendida. El Polígono de San Pablo es todo un ejemplo de ello, de un barrio que en pleno desarrollo del siglo XXI conserva lo mejor del ayer para afrontar los retos que le están por venir.
El primero será celebrar el medio siglo de la llegada de sus primeros vecinos. Era el mes de abril de 1967 cuando, tras varios años de obras y esfuerzo, se inauguraban unas viviendas que suponían una nueva oportunidad de vida para los vecinos. «Un barrio que huele a clavel», dijo ayer la delegada del distrito San Pablo-Santa Justa, Inmaculada Acevedo, «nombre de la operación con la que Bobby Deglané ayudó a las familias afectadas por la riada del Tamarguillo, origen de lo que hoy es el Polígono de San Pablo». Ahora, 50 años después, el Ayuntamiento de Sevilla de la mano de sus vecinos conmemorará esta efeméride con un amplio programa de actividades cuyo hilo conductor será el fomento de la cultura, la gastronomía, el deporte, la ecología y sus gentes.
Los fastos, «sencillos pero a la altura, para que los vecinos puedan sentirse orgullosos de ellos», se desarrollarán entre los meses de marzo y julio. Arrancarán este próximo domingo con la organización de la Carrera Popular Nervión-San Pablo, que saldrá a las 9.30 horas desde la explanada del Oscus, a la que se sumará este mismo mes de marzo (jueves 23) el pregón de la Semana Santa en la parroquia de San Ignacio de Loyola y en el que intervendrá la Banda Municipal de Sevilla.
Ya en el mes de abril, y una vez finalizada la Semana Santa, habrá concursos de dibujos y redacciones en los colegios del barrio y, el martes día 25, se llevará a cabo la presentación de un libro sobre el artista Santiago del Campo y las obras que realizó para las iglesias del Polígono de San Pablo. De cara al mes de mayo, entre los días 9 y 31, se montará una exposición fotográfica en la Avenida de la Constitución que repasará el pasado y el presente del barrio y la vida de sus vecinos a través de fotografías que irán del blanco y negro al color. A ello se sumarán conciertos, la clausura de los talleres municipales y la celebración de las tradiciones cruces de mayo.
Ya en la recta final de esta conmemoración se organizará la primera edición de la ruta de la tapa por los establecimientos del barrio en colaboración con Cruzcampo, del 18 al 25 de junio. Una apuesta gastronómica que se dará la mano con la cultura a través de la organización de un festival flamenco en la Plaza de la Toná y que contará con la colaboración de la Bienal de Flamenco y la peña Manuel Mairena, con sede en el barrio. En julio, último mes de los actos, habrá también un partido de fútbol (1 de julio) entre jugadores veteranos del Betis y el Sevilla que se enfrentarán a aficionados de San Pablo. Los actos del cincuentenario se clausurarán con la organización de la trigésimo cuarta edición de la Velá de San Pablo, entre el 29 de junio y el de 2 de julio.
Con ellos, el Ayuntamiento espera estar a la altura de una efeméride «tan bonita» para un «un conjunto de pequeños barrios en un gran barrio» que siempre tuvo «mucha personalidad» y que ha sido cuna de «gente muy importante», señaló el alcalde. Fue precisamente el propio Juan Espadas quien descubrió el cartel que conmemora este aniversario y en el que se escenifica los 50 años del Polígono de San Pablo a través de un puñado de fotografías en blanco y negro. Todo un reflejo de «un barrio diverso, rico en experiencias personales, que sigue siendo un barrio de gente muy trabajadora y humilde pero que tiene ambición de ser un barrio con derecho propio».
Medio siglo de vida, del que no todos los barrios pueden presumir, y que hoy se materializa en las más de 8.800 viviendas y 22.000 vecinos que cada día hacen del Polígono de San Pablo su hogar. El mismo «que huele a cisco picón y a puchero», y al que un cuarteto de sus ilustres, los Cantores de Híspalis –uno de ellos de adopción–, le cantaron por sevillanas.