El PP remienda su fisura con la vista puesta en recuperar el Ayuntamiento

Virginia Pérez consiguió ayer el 61,14% de los apoyos para su candidatura y su equipo integrador

21 may 2017 / 22:07 h - Actualizado: 21 may 2017 / 22:34 h.
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  • Virginia Pérez, tercera por la izquierda, flanqueada por líderes del PP y Juan Bueno. / El Correo
    Virginia Pérez, tercera por la izquierda, flanqueada por líderes del PP y Juan Bueno. / El Correo

El PP de Sevilla eligió ayer a Virginia Pérez (Sevilla, 1979) como presidenta en su XIV Congreso Provincial. Su lista única, elaborada con dirigentes populares provenientes de su equipo y también del presidente saliente, Juan Bueno, logró 428 votos de los 700 válidos emitidos por los 1.046 compromisarios, el 61,14%. En la presentación de su candidatura fijó cual será su objetivo número 1: recuperar para el PP la alcaldía de Sevilla. 272 votos fueron en blanco y 13 nulos.

Pero antes comenzó su presentación de la candidatura pidiendo disculpas públicas «al compañero que haya podido ofender con una palabra, un gesto o un hecho». Y es que este congreso lo ha preparado el PP para coser la unidad perdida porque en la votación de los 5.000 militantes que aupó a Pérez el 28 de abril solo 24 votos separaron a la ganadora del aspirante continuista, Juan Bueno, a quien Pérez ofreció un puesto en un nuevo Consejo de Expresidentes junto a Soledad Becerril, Amalia Gómez, Ricardo Tarno y José Luis Sanz.

Además, la Ejecutiva provincial se amplía con dos vicepresidentes, uno de cada antigua facción: Patricia del Pozo (pro Pérez) y Alberto Díaz (pro Bueno). Los primeros cinco vicesecretarios son para colaboradores de Pérez. Los últimos, para la gente que apostó por Bueno.

Además de la capital, la apuesta de Pérez para 2019 pasa por conseguir más alcaldías y, por qué no, la Diputación, el único bastión que queda a los socialistas con mayoría absoluta, una institución que siempre ha estado en manos de sus adversarios políticos.

Las claves para lograrlo serán la «integración, el trabajo y el cambio», expuso Pérez antes de la votación. Cambiará la organización y modernizará el partido, prometió, «para ser más eficientes» y contar con «estructura y concejales» en todos los municipios. Para lograrlo «los sábados por la mañana serán jornada de trabajo: diputados y ministros vendrán de visita obligada a los 105 pueblos. Multiplicaremos por 10 el trabajo territorial del partido y habrá un plan de formación permanente para los cargos locales». Puso el ejemplo de Sevilla capital, donde el equipo de Juan Ignacio Zoido arrasó en las elecciones de 2011 (y ganó con mayoría insuficiente las de 2015) como «pisacalles». Aún así, en la capital «debemos coordinar el trabajo de los concejales del grupo municipal con las juntas de distrito».

Y es que la provincia de Sevilla es la espina que tiene clavada el PP: siempre han ganado los socialistas desde la vuelta de la democracia, en todas las elecciones. Si el PP se organiza tiene la posibilidad de arrebatársela a un adversario, el PSOE, debilitado, con más problemas para coser sus heridas, con una fractura nacional y con el voto de Sevilla a contrapelo del nacional a favor de Pedro Sánchez. Sí, en el congreso del PP también se miró de reojo qué pasaba en la casa de enfrente. Y en Sevilla el PP tiene una fortaleza extra: la corrupción que mancha las siglas a nivel nacional está virtualmente ausente del PP en la provincia.