El robot Da Vinci cumple diez años salvando vidas

Desde 2007 se han realizado en el Virgen del Rocío casi mil operaciones con esta tecnología que se emplea en cirugías urológicas, digestivas y ginecológicas para extirpar tumores

25 sep 2017 / 07:43 h - Actualizado: 25 sep 2017 / 07:43 h.
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  • El robot Da Vinci permite a los cirujanos operar con un nivel de precisión muy elevado y realizar tareas delicadas en espacios reducidos gracias a sus cuatro brazos quirúrgicos. / Fotos: Jaime González Prieto
    El robot Da Vinci permite a los cirujanos operar con un nivel de precisión muy elevado y realizar tareas delicadas en espacios reducidos gracias a sus cuatro brazos quirúrgicos. / Fotos: Jaime González Prieto
  • El cirujano realiza la operación desde la cabina telerrobótica, sentado ergonómicamente.
    El cirujano realiza la operación desde la cabina telerrobótica, sentado ergonómicamente.

El pasado día 18 se cumplía una década desde que Andalucía y en particular el Hospital Universitario Virgen del Rocío se incorporaban al empleo de la robótica en procedimientos quirúrgicos mediante la adquisición y puesta en funcionamiento del autómata Da Vinci en septiembre de 2007. Una prostatectomía radical daba el pistoletazo de salida al uso de la tecnología más avanzada que se ha desarrollado en el campo de la cirugía en los últimos años, y que diez años después arroja un balance de casi un millar de intervenciones, la mayoría de ellas para extirpar tumores complicados como los de cérvix, recto o próstata.

Gracias a este vanguardista robot, los cirujanos del hospital sevillano operan cada semana con el máximo nivel de precisión y con abordajes mínimamente invasivos que permiten al paciente ganar en confort y tener una recuperación más rápida. Y es que los cuatro brazos del Da Vinci reproducen fielmente cada uno de los movimientos a tiempo real, de manera que el cirujano puede ejecutar tareas delicadas en espacios reducidos, manejando el campo quirúrgico desde una panorámica tridimensional con imágenes de alta resolución y aumentadas hasta 10-15 veces.

La especialidad de Urología fue la primera en trabajar con este robot y también la que mayor volumen de cirugías ha realizado (387 de las 919 en estos diez años), motivos que explican que la coordinación de la actividad del Da Vinci en Sevilla recaiga en Rafael Medina, director de dicha unidad, que explica que «las cirugías se realizan en el quirófano 41 –el robot obviamente no se puede trasladar y son los equipos los que acuden a él para utilizarlo–, en función de las especialidades y listas de espera, aunque en principio el reparto es: lunes, cirugía general; martes, Urología; miércoles, Ginecología; jueves, Urología o Tórax; y viernes, la que tenga mayor necesidad en función de las listas de espera», recalca.

LOS ORÍGENES EN ESPAÑA

Este urólogo cuenta los orígenes de esta tecnología en España: «La cirugía robótica se comenzó a utilizar a finales de los noventa y la pasada década llegó a España, primero a Madrid y Barcelona y dos años después a Andalucía, cuando la Consejería de Salud hace su apuesta y adquiere tres equipos en el contexto de un proyecto de investigación de la Agencia Andaluza de Tecnología Sanitaria, que quería testar si la cirugía robótica podía ser el futuro teniendo en cuenta el coste que implicaba».

Cada robot supuso una inversión de 1,8 millones de euros, que Medina considera amortizada: «Desde el punto de vista asistencial, por supuesto. Esta tecnología se ha incorporado después en el País Vasco y en Valencia y está a punto de hacerlo en Castilla-León y Castilla-La Mancha, ha venido para quedarse. De hecho, hasta la fecha sólo había una compañía que lo fabricaba (Intuitive Surgical) y ya hay otras que están preparando sus modelos».

Tras comenzar Urología, luego empezó a usarse en cirugías ginecológicas, digestivas y cardíacas, si bien «los profesionales de esta especialidad estimaron que esta tecnología no aportaba un gran valor con respecto a la laparoscópica convencional y se dejó de utilizar» tras realizar apenas 16 operaciones. En los dos últimos años se ha añadido la cirugía torácica.

Las previsiones que se lanzaron en 2007 no se han cumplido, ya que entonces se hablaba de 300 intervenciones al año y la media en estos diez años no llega al centenar (92). «La cirugía robótica no se puede aplicar para cualquier patología ni a cualquier paciente, sólo es aconsejable utilizarla cuando hay un beneficio notable. Por ejemplo, en Urología no solemos hacerla en el caso de un cáncer renal cuando se hace una nefrectomía radical (quitar el riñón entero) porque no aporta beneficios al paciente con respecto a la técnica laparoscópica. Sin embargo, en la parcial (sólo se extirpa la parte del riñón afectada por el tumor) sí la usamos porque aporta muchos beneficios», expone Medina para justificar ese menor aprovechamiento.

En Urología hay tres patologías que se benefician sobre todo de esta técnica: la prostatectomía radical (extirpar la próstata totalmente), la nefrectomía parcial (una parte del riñón) y la cistectomía (la vejiga urinaria completa). También se utiliza en menos casos para extirpar los ganglios en tumores testiculares.

Una de las grandes ventajas es que «el paciente se recupera más rápido en lo que concierne a continencia urinaria y a potencia sexual, que son dos de los efectos secundarios de la cirugía», recalca el doctor Medina.

UTILIDAD EN GINECOLOGÍA

Mª Ángeles Martínez, directora de la unidad de Ginecología, explica por su parte que «en principio elegimos la histerectomía (extirpación del útero) en patologías benignas porque era un grupo homogéneo y también se realizaba por laparoscopia convencional, ya que se trataba de cotejar los resultados, y la conclusión tras dos años fue que estábamos convencidos de que la robótica era el futuro sólo que era demasiado costosa». Así que «empezamos a utilizar el robot en casos de cáncer, prioritariamente de cérvix o cuello de útero, que es una cirugía muy larga y penosa cuando se hace por laparoscopia. En estos casos es necesario tener una visión muy buena para evitar lesionar los nervios, vasos... y eso te lo aporta el robot. Elimina muchas limitaciones del factor humano», resume.

La mayoría de las 232 intervenciones realizadas por esta unidad han sido de cuello de útero, «con resultados espectaculares y estancias de 24-48 horas, un hito ya que sólo lo hacemos nosotros en toda España». De hecho, un tercio de toda la cirugía robótica frente al cáncer de cérvix del país se realiza en el Virgen del Rocío, ya que «tenemos muchos casos que nos derivan y atendemos a mucha población inmigrante, que es muy propensa a este tipo de tumor».

El resto serían de endometrio (membrana mucosa que recubre la cavidad del útero) y rara vez de ovario. En todos los casos «tenemos un índice de complicaciones muy bajo y son siempre muy leves», presume Martínez.

La otra especialidad que exprime el Da Vinci es Digestivo. El director de la unidad, Javier Padillo, señala que «los procedimientos asistidos por el robot se han centrado en la cirugía colorrectal y más concretamente en casos de cáncer de recto, patología en la que tenemos trabajos referenciados en publicaciones a nivel internacional y ensayos clínicos con resultados relevantes».

«Ahora estamos ampliando la cartera de servicios e incluyendo la cirugía de estómago y esófago, por un lado, y de hígado y páncreas, por otro. Tenemos profesionales acreditándose en estas áreas», revela Padillo.

En el ámbito de la cirugía rectal uno de los beneficios más importantes es «la preservación de las estructuras nerviosas», que son «muy útiles para el mantenimiento de esfínteres». En la cirugía esofagogástrica y pancreática aporta «la facilidad para realizar anastomosis (uniones de estructuras, como partes del intestino)». Y en la acalesia, una patología propia del esófago, «la incidencia de perforaciones es menor que con una laparoscopia estándar», explica.

El futuro de la robótica pasa por la cirugía reconstructiva. «Aún no se hace pero creo que se puede avanzar en esa línea. Otros centros, como el Clínic de Barcelona, realizan por ejemplo trasplante renal con robot», cuenta Rafael Medina, que apuesta «por ir ampliando el número de casos que operar y las especialidades (a nivel mundial ya se utiliza en cirugía pediátrica) porque merece la pena».

UN SINFÍN DE VENTAJAS CON RESPECTO A LA LAPAROSCOPIA

Entre las ventajas que el uso de esta tecnología tiene para el paciente destaca que realiza incisiones y cicatrices más pequeñas, lo que ocasiona menor dolor y más comodidad, requiere un menor uso de analgesia y menor pérdida de sangre, con lo que se reduce la necesidad de transfusiones, y reduce el riesgo de infección. Además, reduce el tiempo de recuperación y postoperatorio con estancias hospitalarias más cortas.

A estas ventajas se suman las potencialidades que aporta el robot quirúrgico al cirujano, en tanto le aporta una imagen de alta definición y tridimensional de la zona sobre la que está trabajando, realiza movimientos finos y muy precisos, gracias a la sensación táctil que tiene el cirujano y a que existe una coordinación natural ojos-mano a tiempo real.

Otra de las ventajas del robot quirúrgico estriba en que permite seleccionar el ángulo de visión y utilizar el zoom para acercar o alejar la imagen. La consola desde la que opera el cirujano tiene un sensor de infrarrojos que activa los controles maestros cuando detecta la presencia de la cabeza del cirujano. El visor está compuesto por dos canales ópticos a modo de prismático que funden la imagen, aportando así la percepción de fondo y profundidad.

El sistema quirúrgico Da Vinci es, además, el único que posee movimiento intuitivo en los giros, de modo que el movimiento de la mano y los dedos del cirujano son reproducidos fielmente y en tiempo real por el robot.

Por último, este robot permite un rápido aprendizaje al ofrecer visión tridimensional y una movilidad similar a la de la cirugía abierta. Esta facilidad de aprendizaje y la capacidad de maniobra reducen los tiempos de entrenamiento de los profesionales.