El tiempo, enemigo de la bici

Las altas temperaturas y la lluvia son los mayores disuasorios para los usuarios, según los datos de los diez ecocontadores de la capital hispalense

11 abr 2017 / 20:52 h - Actualizado: 12 abr 2017 / 09:16 h.
"Movilidad","Bicicleta"
  • El mal tiempo disuade a los sevillanos del uso de la bicicleta / José Manuel Cabello
    El mal tiempo disuade a los sevillanos del uso de la bicicleta / José Manuel Cabello

El calor sofocante de agosto y el frío y la lluvia de diciembre son uno de los mayores enemigos de la movilidad ciclista de la capital hispalense. Según los datos recogidos por los diez ecocontadores con los que cuenta la ciudad, hay una tendencia de uso de la bicicleta en Sevilla que se repite año tras año desde la implantación del carril bici hace ahora una década.

Desde julio de 2012, que es la primera fecha de la que constan registros del uso de la bicicleta, hasta febrero de este año, se reproduce exactamente el mismo esquema. Hay una curva que demuestra que los sevillanos renuncian a la bici cuando llega el verano y, con él, el calor. A esto se le suma, además, que es un clásico mes vacacional por lo que la cifra de quienes recurren a los ciclos para desplazarse al trabajo también cae. Una vez llega septiembre, la curva comienza el ascenso para volver a bajar con el frío, las lluvias y las vacaciones de diciembre. Pasado este periodo, vuelve a cambiar la tendencia y sube el número de usuarios de nuevo.

Entre las cifras que revelan los ecocontadores, que fueron presentadas en unas jornadas sobre movilidad ciclista el pasado mes de marzo, destaca el decrecimiento del empleo de la bicicleta desde 2013. Estos dispositivos, apuntan que la zona de los Jardines del Valle, con unos 3.700 ciclistas diarios, es la que más usuarios registra desde entonces. Le sigue la avenida de Carlos V con casi 2.200; Plaza de Armas, con 1.700 aproximadamente; Eduardo Dato, con 1.600; Plaza de Cuba y Reina Mercedes por donde pasan casi 800 ciclos cada día; el palacio de congresos, con unos 700; y la Avenida de Llanes, con algo más de 500 pasos cada día.

En este sentido, cabe recordar que el número de desplazamientos en bici pública se ha visto reducido en los últimos años en favor de la privada. Si bien, esto no ha tenido repercusión significicativa en la cantidad de desplazamientos. En 2008 fueron 3.095.628 los movimientos registrados en bicicleta pública en la ciudad. Una cifra que prácticamente se duplicó al año siguiente. En 2009 ascendieron a 6.083.249. La cifra volvió a bajar en 2010 y llegaron a 4.665.635 desplazamientos. El año pasado fueron 3.368.742.

Esta es precisamente la principal batalla que pretende ganar el Ayuntamiento de Sevilla. El alcalde, Juan Espadas, anunció en el encuentro de ciudades por la bicicleta que la capital hispalense aspira a alcanzar 115.000 desplazamientos diarios en este medio de transporte. Algo que implica que sean el 15 por ciento de los viajes mecanizados que se produzcan en la ciudad en detrimento del coche. «El espacio público es el que hay, no se puede incrementar. Por ello, si hay que desplazar a alguien debe ser al vehículo particular», explicó Javier Huesa Laza, jefe del servicio de sostenibilidad e innovación urbana.

Para ello, el Consistorio prevé mejorar la intermodalidad, revisar del sistema de conservación de las vías ciclistas, desarrollar medidas contra el vandalismo y el robo –teniendo en cuenta que solo Sevici perdió el pasado año 440 bicicletas por estos motivos– o implementar el registro municipal de la bicicleta así como reactivar la comisión cívica de la bici, entre otras medidas.

Los ecocontadores

Sevilla cuenta con una decena de ecocontadores distribuidos en distintos puntos de la ciudad: Jardines del Valle, avenida de Llanes, Camino de los Descubrimientos, Plaza de Armas, Palacio de Congresos, Plaza de Cuba, avenida de Carlos V, Reina Mercedes, Eduardo Dato y Avenida de Jerez. Estos contadores se basan en un bucle magnético diseñado específicamente para contar las bicicletas. El dispositivo detecta el metal de las ruedas y en consecuencia cuenta el ciclo. Estos ecocontadores se emplean en toda Europa, EEUU y Canadá debido a su precisión y a su autonomía –la batería tiene una duración de 2 años–. Cada noche manda los datos a una plataforma desde la cual los gestores de movilidad de la ciudad pueden realizar gráficos, tablas o elaborar informes así como compartirlos con la ciudadanía.