El tráfico llena de ruido Sevilla

Todos los distritos se ven afectados aunque la calle Proa, junto a Mercasevilla y la SE-30 superan en más de 20 decibelios los niveles permitidos, siendo las más ruidosas de la ciudad

14 nov 2016 / 07:00 h - Actualizado: 14 nov 2016 / 07:00 h.
"Medio ambiente","Tráfico"
  • El tráfico rodado es el principal causante de la contaminación acústica que se registra en la capital hispalense, según las conclusiones del nuevo Mapa estratégico del ruido en Sevilla. / José Luis Montero
    El tráfico rodado es el principal causante de la contaminación acústica que se registra en la capital hispalense, según las conclusiones del nuevo Mapa estratégico del ruido en Sevilla. / José Luis Montero

Sevilla es una ciudad ruidosa y el tráfico es la principal causa. Ésta es la conclusión a la que llega el nuevo Mapa estratégico del ruido en Sevilla (Merse). El informe, que viene a actualizar el último con el que contaba la ciudad, datado en 2007, y que debía haberse reeditado en 2012, excluye tanto al ferrocarril como al transporte aéreo de entre los focos de contaminación acústica en la capital hispalense.

El nuevo Merse, que está disponible en la web del Ayuntamiento, se basa en mediciones realizadas in situ en distintos puntos de la ciudad estudiando cada fuente de emisión. El resultado es un complejo mapa de los niveles de ruidos por franja horaria de todas las calles de Sevilla.

El tráfico rodado afecta a la práctica totalidad de la ciudad. No hay ningún barrio en el que no se registren niveles de ruidos superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en algún momento del día. En concreto, y atendiendo a las cifras que arroja el informe, hay hasta 132 km2 de superficie de la ciudad donde el sonido se eleva por encima de los 75 decibelios (dBA) provenientes del tráfico. Teniendo en cuenta este criterio, los distritos Norte, con 38 km2, y Este-Alcosa-Torreblanca, con 26,3 km2, son los más afectados por el ruido producido por el tráfico rodado.

La calle Proa, en la entrada a Mercasevilla, y la SE-30, en concreto en los tramos en los que converge con Santa Aurelia y Santa Clara, son las dos vías donde se localiza más ruido a causa del tráfico que registran. En ambos casos los decibelios se incrementan en más de 20 por encima de los permitidos. Una situación que vienen denunciando desde hace años los vecinos que viven cerca de esta importante vía de la ciudad. Y es que por la noche, cuando los niveles no deben superar los 55 decibelios, en esta zona se eleva hasta los 78, con el consiguiente perjuicio para el descanso de la población.

De hecho, el informe admite que más del 70 por ciento de los sevillanos que viven cerca de los viales se ven sometidos a niveles que están por encima de los 65 decibelios durante el día y por la noche el alcance de este problema afecta al 60 por ciento de la población. En concreto, las conclusiones de la memoria, apuntan a que son unas 88.000 personas las que están sometidas a niveles de hasta 75 decibelios, una cifra muy superior de lo establecido por la OMS. Si bien, en el periodo de exposición pública esta cifra finalmente se rebajó hasta los 22.000.

El Merse señala una decena de puntos de conflicto en la ciudad que tienen como clave las carreteras. Se trata de áreas que «a priori» sufren mayores molestias. La Ronda Supernorte (SE-20), la SE-30 en cuatro tramos, la A-4 (Cádiz), la carretera Sevilla-Brenes (A-8008), la A-92 (carretera Málaga-Granada) y ya en la ciudad, el eje de las avenidas de Montes Sierra, Alcalde Luis Uruñuela y de las Ciencias en Sevilla Este y el eje de las avenidas de la Raza y de Jerez en el distrito Palmera-Bellavista son las señaladas en la memoria como los «hot spot» en la totalidad del municipio. Entre estos puntos solo están algunas de las carreteras que el Merse identifica como los grandes ejes viarios de la ciudad al superar los seis millones de vehículos al año en el término municipal de Sevilla. Estos son A-4, A-49, A-66, A-92, A-8058, SE-20, SE-30, N-IV y A-376.

El Mapa estratégico del ruido en Sevilla descarta la afección de los focos industriales al concluir que su repercusión es mucho menor que la que ocasiona el tráfico rodado. Y esto mismo sucede con el ferroviario, que afecta fundamentalmente a las viviendas orientadas hacia las vías en primera línea. En ambos casos concluye que no constituyen «un foco de ruido ambiental significativo».

En este sentido solo Los Remedios, por superficie, es el barrio más afectado por el ruido industrial, con 1 km cuadrado de superficie por encima de los 75 dBA, que corresponde con la carretera de la esclusa. Respecto al tráfico ferroviario, por el contrario no hay ningún distrito en el que se registren niveles superiores de consideración.

En global, teniendo en cuenta todos los parámetros que pueden generar algún tipo de ruido en Sevilla, son Triana, con 1,17 km2 afectados por ruido superior a 70 dBA, y el distrito Este-Alcosa-Torreblanca, los más ruidosos de la ciudad. En el lado opuesto se encuentra el Casco Antiguo, que, según la memoria, es el distrito con menos superficie afectada (0,06 km2), a pesar de concentrar hasta cuatro de las Áreas Acústicamente Saturadas de la ciudad.

Las soluciones

El objetivo de este mapa del ruido es paliar la situación adoptando medidas para mejorar los niveles de contaminación por ruido en la ciudad. Por ello, la primera propuesta es que se tengan en cuenta las variables acústicas en el diseño de cualquier actuación urbanística o vial que se realice en la ciudad.

Para el tráfico rodado las propuestas se basan en la potenciación del transporte público, el fomento del tránsito peatonal y ciclista, el desvío del tráfico pesado y del tráfico de paso en las zonas de mayor afección acústica –sobre todo en horario nocturno y en zonas residenciales–, la reducción del número de aparcamientos en las inmediaciones de áreas urbanas con problemas originados por tráfico rodado, controles para inspeccionar el ruido de los motores, o la reducción en determinados tramos de los límites de velocidad. Además, apuesta por la instalación de pantallas acústicas, el soterramiento de determinados tramos de carreteras, el uso de «barreras acústicas de baja altura» en zonas residenciales, como los «muros-jardineras», o el mantenimiento adecuado del pavimento.

En las zonas industriales aboga por limitar los horarios de carga y descarga. Para evitar el ruido de los locales de ocio, apuesta por controlar los horarios de cierre. E insiste en la importancia de que las labores de recogida de residuos urbanos y limpieza de calles, «uno de los problemas acústicos que más manifiesta la población», adecuen sus horarios.