Elogio de lo pequeño

Ecologistas en Acción promueve una plantación de árboles y un mercado social para concienciar a la ciudadanía de Sevilla, dos días antes del inicio de la Cumbre del Clima de París, de la importancia de parar el cambio climático

28 nov 2015 / 16:30 h - Actualizado: 28 nov 2015 / 16:32 h.
"Medio ambiente"
  • Elogio de lo pequeño

Plantar un árbol siempre es divertido. En ocasiones es emotivo, como el empujón al hijo que se hace independiente. A veces, además, es complicado. Hoy lo fue. Ecologistas en Acción promovía una plantación de árboles en la ribera del río, al pie de la pasarela que une los parques del Alamillo y de San Jerónimo. En el marco del Fin de semana contra el cambio climático, un reducido grupo de personas plantaron ramas de chopos y tarajes, especies capaces de vivir junto a unas aguas de salinidad creciente. Debieron trabajar duro. Hace semanas que no llueve y la tierra estaba seca. Herramientas más consistentes y su empeño hicieron el resto. Allí se quedaron los árboles, al lado de algunos hermanos mayores fruto de anteriores plantaciones. Mientras encontraban su lugar, los participantes desplegaron una pancarta con un mensaje sencillo: no al cambio climático.

28 de noviembre. Cielo azul. 18 grados. Casi dan ganas de apuntarse al cambio climático. Pero no hay que dejarse engañar. No se dejan en multitud de ciudades del mundo, tampoco en Sevilla. Porque el lunes empieza la Cumbre del clima de París, y es momento de apretar en la pelea por, explican Ecologistas en Acción, “una misma petición: exigir a los líderes mundiales un acuerdo justo, ambicioso y vinculante que evite las peores consecuencias del cambio climático y acelere la transición hacia un modelo energético cien por ciento renovable”. Eso en París. Y en Sevilla, con ese tiempo primaveral que tanto extraña incluso a quienes lo disfrutan, un buen número de personas han decidido pasar la mañana de su sábado en el parque de San Jerónimo.

Allí, rodeados de huertas, tiene lugar también hoy la Feria de la Economía Social y Solidaria. Sus participantes son ambiciosos, porque trabajan para crear un mercado social estable en Sevilla. Sobre tres patas, explica Alejandro, de la cooperativa La Ortiga: unirse en una única plataforma que les de visibilidad y “proporcione confianza a la ciudadanía”; funcionar como una herramienta colaborativa; y crear posibilidades de colaboración: “una red de apoyo mutuo”, en palabras de Alejandro.

Alrededor de 40 entidades participan en el mercado, que celebra ya su segunda edición y apunta a febrero como fecha para la tercera. Allí está, por ejemplo, La Artesa, que fabrica panes a mano. “Somo tres personas, además de los socios”, cuenta María, que explica su afán por crear “buenos hábitos de consumo”. ¿Y qué se puede conseguir a este nivel? “Pues una economía local, cercana y sostenible. Precisamente porque somos pequeños. Somos pequeños porque queremos serlo. Nos parece importante”, cuenta María, que aclara que así controlan todo el proceso de producción del pan y un trato directo con los clientes.

También está allí coop57, que ofrece “servicios financieros éticos y solidarios”. Entre Daniel y Luis explican que su labor permite “evitar la banca tradicional y ahondar en valores de transformación social”. La entidad, que funciona a nivel nacional desde 1995, se implantó en Andalucía en 2009. Gracias a Coop57 se han destinado unos 130 millones de euros a proyectos solidarios. Estrella, del mercado social La Rendija, comenta que con su labor están “abriendo hueco y demostrando que es posible” comerciar con “intercambios justos, sociales y solidarios”. “La cuestión es ir caminando”, resume Alejandro, de La Ortiga, una de las entidades veteranas de la ciudad. Tiene claro que este modelo “va a ser el futuro, aunque no es fácil llegar a la sociedad”. Apunta al problema energético y al cambio de modelo como algo “imprescindible”. Todo esto en un pequeño parque del norte de Sevilla. Más al norte, En París, unos señores con corbata hablarán desde el lunes de los mismos temas. Deberían saber que los primeros pasos no los han dado ellos. Deberían escuchar a quienes iniciaron el camino.