La búsqueda de soluciones a los problemas de vivienda que tiene la capital hispalense incorpora un nuevo concepto: cohousing. Esta idea recupera una forma de convivencia que se comenzó a poner en práctica en los años 70 en diversos países europeos y que consiste, básicamente, en apostar porque personas de distintas edades compartan pisos, en este caso municipales.
Precisamente esta es la última apuesta que ha puesto sobre la mesa la empresa pública de vivienda, Emvisesa, para buscar alternativas a las necesidades habitacionales de los sevillanos. «Es un proyecto que vuelve a reflejar el giro que hemos dado a las políticas de vivienda en este mandato después de un periodo de abandono completo», dijo el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, en la presentación de este nuevo modelo que, además, no está falto de atractivos. Y es que se desarrollará en un edificio, propiedad municipal desde 2008 –se invirtieron 1,7 millones en su compra–, situado en pleno casco histórico, «que desde entonces estaba muerto de la risa». En concreto, el inmueble en cuestión se localiza entre los números 23-25 de la calle García Ramos y 24-26 de la calle Mendoza Ríos, «un lugar privilegiado».
Emvisesa tendrá que acometer las labores de rehabilitación de la finca, calificada como SIPS, así como su adaptación para albergar estas viviendas compartidas. Para ello, Emvisesa cuenta con un presupuesto de 2,1 millones de euros y la previsión de que las obras, que tendrán una duración de 20 meses, puedan comenzar «antes de fin de año». De esta forma, será cómo el inmueble, que cuenta con dos plantas y 1.700 metros cuadrados, dejará atrás su etapa de abandono y será la vivienda de entre 50 y 60 personas, que contarán con zonas comunes para todos los vecinos como salones, lavandería o sala de trabajo con conexión wifi.
El perfil de los inquilinos que habitarán los pisos, de entre 50 y 80 metros cuadrados, será el de jóvenes menores de 35 así como de personas mayores de 62 años. «De esta forma damos alternativas para aquellos sevillanos que no encuentran formas asequibles para independizarse y a su vez damos una opción a aquellos jubilados que tengan vivienda en propiedad y quieran cederla o quienes no tienen casa y necesitan un alojamiento», explicó el gerente de Emvisesa, Felipe Castro, quien además apuntó, que se apuesta por un «modelo de intervención social intergeneracional que sigue el modelo implantado en otros puntos de Europa». Eso sí, quienes se decidan a probar esta fórmula de convivencia entre jóvenes y jubilados, tendrán contratos de alquiler «temporal» de entre uno y tres años de duración.
«Es una muestra de las dosis de imaginación para sacar Emvisesa de la UCI donde la dejó el PP», dijo Muñoz, quien enumeró las medidas que se están desarrollando «para que esta empresa municipal sea la herramienta útil que necesitan los sevillanos». Entre ellas apuntó el concurso de Ramón Carande, «que se resolverá en unos días y que cuenta con cinco propuestas», el plan de compra de viviendas vacías, el programa de alquiler o la construcción de nuevos bloques. «Pero mientras tanto no estamos parados, como se puede ver con este novedoso proyecto», concluyó el delegado