¿En qué talla me enfundo?

Fracaso. Nada ha cambiado una década después de que el Gobierno realizase un estudio antropométrico sobre las medidas de las mujeres para ajustar los patronajes a la realidad

10 ago 2018 / 19:36 h - Actualizado: 10 ago 2018 / 20:10 h.
"Salud","Moda","El problema de encontrar ropa"
  • El exministro de Sanidad Bernat Soria muestra los resultados del estudio antropométrico que realizó su departamento en 2008. / El Correo
    El exministro de Sanidad Bernat Soria muestra los resultados del estudio antropométrico que realizó su departamento en 2008. / El Correo
  • ¿En qué talla me enfundo?

Hace una década el que fuera ministro de Sanidad, Bernat Soria, provocó una mini revolución cuando dio a conocer los resultados de un estudio sobre las medidas antropométricas de las mujeres españolas, en el se las definía, según su estatura, pecho, cintura y cadera, en modelo cilindro –mayor simetría en pecho, cintura y cadera–, diábolo –pecho y cadera simétricos y cintura más estrecha– y campana –pecho y cintura simétricos y mayor perímetro de cadera–. El trabajo se elaboró con una muestra 10.415 mujeres de entre 12 y 70 años divididas en diez grupos de edad y reveló que el 40 por ciento de las mujeres tenían problemas para encontrar su talla de ropa. Con este informe se pretendía acabar con el problema e incluir los parámetros obtenidos en los patronajes de ropa para que se ajustasen a la realidad y se unificasen. Pero han pasado los años y el problema no se ha resuelto. A esto se une, por poner un ejemplo, que la talla 38 de un fabricante puede ser la 42 de otro. Además, las medidas XS, S, M, L o XL también son diferentes en cada establecimiento e incluso en la misma tienda y suele ser difícil equipararlas a las tallas numéricas.

Sin embargo, desde el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social se asegura que sí han servido tanto el estudio como el acuerdo que se firmó en 2007 con la industria de la moda para adaptar los vestidos a las tallas más realistas, eliminar la excesiva estilización de los maniquíes, ampliar la oferta de las tallas normales hasta la 46 e ir a una indicación de tallas de acuerdo a la normalización europea. Asimismo, fuentes del ministerio afirman que se ha conseguido que todos los grandes fabricantes de la confección y de la distribución se hayan integrado en la normalización de la tallas con participación de Aenor y a través de esta en el Comité Europeo de Normalización (CEN).

Esta visión tan optimista del Gobierno no corresponde con el de las españolas, porque un porcentaje muy alto sigue teniendo algún tipo de problema cuando van a comprar ropa.

María Gómez, de 22 años y con una talla 44, admite que para encontrar pantalones tipo vaqueros no tiene excesivos problemas y que más o menos son similares en casi todas las tiendas, «aunque en algunas tengo que comprar la 46», aclara.

Adquirir camisetas, sudaderas o jerséis tampoco es un quebradero de cabeza para ella. El problema se presenta cuando quiere seguir la moda y lucir monos. «Este año ha sido imposible encontrar uno que me quedase bien y lo peor de todo es que iba a las tiendas, miraba la etiqueta para ver hasta qué talla llegaban y en la mayoría ponía que había hasta la XL, pero al pedirla los dependientes siempre me repetían lo mismo: se nos ha agotado en todas las tiendas y tampoco hay en internet», se lamenta.

En el lado contrario, por utilizar una talla muy pequeña, se encuentra Ana García, de 23 años. Usa la talla 32 y la XS hay veces que le queda incluso grande. Para su desesperación, según manifiesta, hay un problema añadido y es que en muchas ocasiones las tallas XS son modelos que parecen más bien para chicas más jovencitas. Esta situación, indica, le obliga a que en muchas ocasiones, para tener ropa de más vestir y acorde a su edad y gustos, tenga que optar por adquirir modelos de la talla S y arreglarlos para que le queden bien.

Otro caso es el de Ana Pérez, de 33 años, que también tiene una talla muy pequeña, por ello admite que si alguien abre su armario puede descubrir que hay ropa de niña. La explicación que da es muy sencilla: «La talla 14 muchas veces me queda bien».

El portavoz de FACUA-Consumidores en Acción, Rubén Sánchez, critica que el estudio que se hizo con el ministro Soria no haya servido para nada y que todo siga igual que hace una década, «pero lo peor es que el trabajo se realizó con dinero público. Fue un regalo que se hizo al sector».

Insiste en que la equiparación de tallas no está regulado y por eso «hay firmas que su talla 38 equivale a las 42 de otras. Es una situación caótica».

De todos modos, Sánchez admite que en las compras de ropa por internet las tiendas dan mucha más información sobre sus tallas para evitar las devoluciones. Con ello, señala, algo se ha ganado.

Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realizó en 2009 un estudio para verificar la exactitud de las tallas en la ropa. Seleccionaron tres prendas de mujer (camisa, falda y vaquero) de las tallas 40 y 42 de 11 marcas diferentes. Y a la conclusión que se llegó es que las diferencias de tamaño podían llegar a ser de hasta 10 centímetros en la misma talla. Una situación que, según fuentes de la OCU, no ha variado mucho en estos años, porque «no hay una normativa que obligue a unificar las tallas». Las mismas fuentes insisten en que el estudio de Soria «quedó en agua de borrajas».

Pero no solo las mujeres tienen problemas con las tallas, los hombres también lo sufren. El Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) entre 2013 y 2014 realizó un estudio antropométrico de la población masculina en España de 1.583 hombres de edades comprendidas entre 12 y 70 años en diferentes regiones de España. Se hizo para transferir a las empresas la información antropométrica actualizada de la población masculina, pero parece que no han hecho uso de esta información.

Javier Velázquez, de 40 años, se queja de que dependiendo de las marcas usa una talla u otra. Él está entre la talla 40 y 42 de pantalón y entre la M y la L de polos y camisas. Con las chaquetas también se hace algún que otro lío, «porque, según las tiendas, necesito la 50 o la 48», indica.

Fabricantes de ropa como Inditex guardan silencio sobre esta caótica situación. La solución está en el tejado de la Unión Europea (UE) que está dando los últimos pasos en la estandarización del tallaje. Una normativa que contribuirá a organizar y mejorar la situación actual donde hay diferencias de tallas entre países y marcas.

De esta poblemática de falta de unidad en los tallajes son muy conscientes en la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, pero fuentes de este departamento aclaran que es un tema que está fuera de sus competencias y por lo tanto no pueden hacer nada para que se solucione.

No obstante, para evitar los trastornos de la conducta alimentaria y promover mensajes positivos para la ciudadanía sobre los patrones de belleza física y la alimentación saludable ha puesto en marcha el proyecto Imagen y Salud, que reúne a instituciones, asociaciones y entidades pertenecientes a los sectores de la salud, la comunicación, el deporte, la publicidad, el diseño de moda, la alimentación, el consumo, la educación y la cultura con el objetivo de llevar a cabo actuaciones conjuntas