EPOC: rara en el nombre

Radiografía. La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica afecta al 10,2% de los adultos de 40 a 80 años. El 73% está sin diagnosticar y el tabaco es la causa del 90% de los casos

14 nov 2017 / 23:59 h - Actualizado: 15 nov 2017 / 15:21 h.
"Salud","Salud pública","Sociedad","EPOC, la dolencia sin diagnosticar"
  • Sala de espirometría del Hospital Universitario Virgen Macarena. / El Correo
    Sala de espirometría del Hospital Universitario Virgen Macarena. / El Correo
  • Área de recepción del Servicio de Neumología del Virgen Macarena. / El Correo
    Área de recepción del Servicio de Neumología del Virgen Macarena. / El Correo
  • Aparato para medir la saturación y así poder detectar una caída del oxígeno en sangre en enfermos con EPOC. / Manuel Gómez
    Aparato para medir la saturación y así poder detectar una caída del oxígeno en sangre en enfermos con EPOC. / Manuel Gómez
  • El tabaquismo es la causa principal y casi única de la EPOC, ya que causa entre el 85 y el 90% de los casos. / El Correo
    El tabaquismo es la causa principal y casi única de la EPOC, ya que causa entre el 85 y el 90% de los casos. / El Correo
  • Un paciente se somete en el Virgen del Rocío a una pletismografía, un método para medir los volúmenes pulmonares. / Manuel Gómez
    Un paciente se somete en el Virgen del Rocío a una pletismografía, un método para medir los volúmenes pulmonares. / Manuel Gómez

Que 210 millones de personas en el mundo padezcan EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) resulta tan abrumador como su desconocimiento: el 73 por ciento de los pacientes están infradiagnosticados y el 83 por ciento de la población ignora qué se esconde detrás de esas siglas. «El primer problema es el nombre. Cuando a un paciente le dices que ha sufrido un infarto o que tiene alergia, sabe lo que es, pero cuando le diagnosticas EPOC lo primero que tienes que hacer es explicarle lo que significa», razona Agustín Valido, jefe de Neumología del hospital Virgen Macarena.

Sacarla de ese anonimato es, pues, uno de los grandes retos en el Día Mundial de la EPOC, que se celebra hoy 15 de noviembre. Se trata, pues, de una enfermedad rara no en su prevalencia –la padece el 10,2 por ciento de los adultos entre 40 y 80 años y es la cuarta causa de mortalidad en el mundo– sino en su escaso conocimiento y reconocimiento. «El nombre no es suficientemente aclaratorio, quizás debiera llamarse tabacosis dado que si no existiera el tabaco no habría EPOC en el 95-98 por ciento de los casos», insiste Valido.

La EPOC es una afección crónica e irreversible en la que los bronquios se obstruyen como consecuencia de respirar humo de tabaco u otras sustancias dañinas, dificultando la normal respiración. Si bien puede no tener síntomas en sus fases iniciales, a medida que la enfermedad avanza puede ocasionar tos, esputos y ahogo.

La dificultad en el diagnóstico procede, según explica Francisco Ortega, jefe de sección de EPOC del hospital Virgen del Rocío, de que «es obligatorio demostrar que hay una obstrucción de las vías respiratorias y para eso hay que realizar una espirometría», que no es sino una prueba que calibra esa obturación mediante un aparato que mide el aire que se expulsa después de una inspiración profunda. «Los pacientes –sigue Ortega– suelen llegar a consulta bastante tarde porque achacan la tos o la expectación simplemente a que son fumadores y no a que tienen la enfermedad».

Valido corrobora que «es una enfermedad con una alta morbimortalidad porque es compleja y heterogénea. No todos los pacientes son iguales y no hay una receta única, por lo que tendemos a una medicina cada vez más personalizada».

En la consulta monográfica de ambos hospitales se atiende principalmente a los pacientes moderados y graves que requieren una atención especializada. Ortega revela que «al año podemos atender a 4.000 ó 5.000 personas en el Virgen del Rocío» y apunta directamente a la que es la causa casi única de la EPOC, el tabaco. «Es una secuela del efecto tabáquico y sigue subiendo en los últimos años. Y aunque sigue siendo más prevalente en el varón, estamos viviendo un repunte en la mujer. De hecho, en Estados Unidos ya hay estadísticas que reflejan que hay más mujeres que hombres con EPOC, esperemos no llegar a esas cifras en nuestro país», añade Ortega.

Por su parte, Valido matiza que «aunque están disminuyendo las tasas de tabaquismo, lo cierto es que no se expresa hasta 20 años después de dejar de fumar».

Otras posibles causas

Nueve de cada diez casos de EPOC se deben al tabaquismo: «Aunque el tabaco es un motivo necesario, no es el único y hay algunos fumadores que no la desarrollan», dice Ortega, que abunda en el tema: «En nuestro medio la etiología principal es el tabaco, aunque en otras latitudes (Asia, Suramérica...) hay exposiciones a biomasa, productos para calentar la cocina o los calefactores con carbón y otros combustibles fósiles, que pueden favorecer la EPOC». También existe la predisposición genética, si bien «hay estudios que buscan detectar el cromosoma y no lo hallan, seguramente sean varias alteraciones genéticas que conviven».

La EPOC, que no debe ser confundida con la bronquitis crónica –en esta sólo hay tos y expectoración varios meses al año; la espirometría marca la diferencia–, adquiere tintes peligrosos cuando surgen complicaciones, que suelen ser de índole cardiovascular (mayor incidencia de cardiopatía isquémica o insuficiencia cardíaca), aunque también puede darse ansiedad o depresión. Otra amenaza importante son las temidas descompensaciones o exacerbaciones, que se disparan con la llegada del invierno y que consisten en un empeoramiento mantenido de la situación clínica, que se manifiesta con aumento de la tos, el esputo y el ahogo, y que suele deberse a una infección respiratoria (virus y/o bacterias), a la contaminación ambiental o al abandono del tratamiento.

Con todo, conviene aclarar que una persona que padece EPOC puede vivir más y mejor si sigue una serie de recomendaciones, tales como evitar el tabaco y los ambientes contaminados, cuidar su alimentación, realizar ejercicio físico de forma regular, vacunarse anualmente de la gripe y del neumococo, utilizar adecuadamente la medicación y conocer sus efectos o reconocer las citadas descompensaciones.

Ortega hace hincapié en el aspecto de la actividad física, que resulta clave para «aquellas personas que son sedentarias y adquieren ciertos miedos, como por ejemplo a subir escaleras. Los que se mantienen en casa y no salen a pasear están equivocados, ya que los activos sobreviven más tiempo que los sedentarios», añade.

En lo que respecta al tratamiento de esta patología, existe un amplio abanico de fármacos para ser inhalados, cada vez más eficientes y seguros. La base de la terapia son los broncodilatadores, que permiten que los bronquios se ensanchen y faciliten así la respiración. Pueden ser de corta duración –llamados también de rescate–, que se usan cuando se agravan los síntomas y cuyo efecto dura entre cuatro y ocho horas; o de larga duración, cuya acción dura de 12 a 24 horas, ideales cuando se siente ahogo a diario.

Por otro lado están los antiinflamatorios, normalmente corticoides que permiten reducir la inflamación de las vías respiratorias, los cuales se pueden tomar por vía inhalada y, a veces, en comprimidos. «Se utilizan cuando la sintomatología es continua y para disminuir los brotes o exacerbaciones», explica el doctor Ortega. En ciertas ocasiones, personas con esputo viscoso difícil de expectorar, se puede recurrir al uso de mucolíticos.

Otra opción es la oxigenoterapia domiciliaria, indicada cuando el nivel de oxígeno en sangre está por debajo de un determinado límite, para lo cual se realiza una gasometría arterial. Hay varios sistemas de aplicación: bombona, concentrador y oxígeno líquido. «Se prescribe en estadios más avanzados de la enfermedad, cuando hay una caída del oxígeno en sangre porque los pulmones no están realizando su función correctamente», señala Ortega, que aclara que «no debe usarse cuando hay sensación de asfixia porque no la calma».

Por lo demás, en el Virgen Macarena trabajan en soluciones como un programa para abordar el diagnóstico precoz en familiares directos de pacientes con EPOC o en un proyecto de seguimiento en pacientes que precisan una atención más cercana de forma ambulatoria.

Aunque, como siempre, lo ideal es la prevención, como recalca Aurelio Arnedillo, presidente de Neumosur: «Es prioritario disminuir la principal causa de la enfermedad en nuestro entorno, el consumo de tabaco, y poner medios frente al infradiagnóstico».