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El alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas. / EP
Solo ha bastado un día en la primera semana de negociación de las ordenanzas fiscales para que el alcalde de Sevilla zanje de raíz el suspense sobre el posible apoyo de Ciudadanos a su propuesta. Espadas confirmó este lunes que tenía «la decisión tomada» para bajar el IBI un 3 por ciento en 2018, una de las líneas rojas planteadas por la formación naranja y que formó parte del acuerdo de presupuestos que firmaron en el pasado ejercicio. Lo hará, dijo, por considerarlo «razonable» a pesar de asumir que le «dificultará» la búsqueda de un segundo socio –como mínimo– que cuadre la aritmética del pleno para alcanzar la mayoría necesaria.
Para conseguir el objetivo, el alcalde asegura que cuenta con el respaldo de «los 14 concejales» que resultan de la suma de sus ediles y los de Cs. Un punto de partida del que incluso llegó a presumir en el desayuno informativo organizado por Europa Press y al que asistió como invitado el propio Javier Millán. Estuvo en primera fila y hasta rodeado por varios miembros del gobierno de la Junta y la presidenta del PSOE de Sevilla, en una estampa inusual en el panorama político local que confirma lo que era un hecho: ambos se sienten cómodos como socios y eso se traduce en grandes acuerdos de ciudad, aunque luego cada uno intente sumarse el tanto a su marcador.
Así lo hizo el líder municipal de la formación naranja, quien poco minutos después del anuncio de Espadas le felicitó por «ir de la mano del partido que apuesta por una bajada de los impuestos». Es decir, el suyo. Aún así, advirtió que esta medida no será suficiente para dar sus votos al gobierno y que esperarán a conocer cuál es el grado de cumplimiento del pacto de presupuestos que suscribieron ambas formaciones en el pasado ejercicio y que analizarán en una reunión prevista este viernes. Un ejemplo de «política útil» y con el que quiso recordar al PP –su diana durante estas últimas semanas– que en la oposición también «se puede trabajar y llegar a acuerdos para que Sevilla funcione».
Esta bajada del IBI supondrá un ahorro de unos cuatro millones de euros en los bolsillos de los sevillanos pero también una caída de los ingresos previstos por el Ayuntamiento, lo que según la ley estatal conllevaría la reducción del techo de gasto y, consecuentemente, de la capacidad local de inversión. Ese es el matiz que en el gobierno municipal están dispuestos a negociar con los partidos de izquierda para obtener el apoyo de Participa o de IU. O, por qué no, de los dos. «Algo habrá que hacer para compensar», dijo.
De momento, el Consistorio no planteará la subida de ningún impuesto en esta primera ronda de contactos con los grupos de la oposición. La estrategia es más bien la contraria. Esperar a que los partidos propongan y, según cómo se acoja cada idea, incorporarla o no a las ordenanzas fiscales. Espadas dio algunas pistas al indicar que todavía hay «servicios municipales cuyo coste efectivo y real está por debajo». Y puso como ejemplo la tasa de basura o el agua. Lo que sí subirá, unos dos euros, es la entrada para visitar el Alcázar.
Por último, el alcalde descartó la viabilidad de la propuesta del PP para que la bajada del IBI llegará al 10 por ciento. Aún así invitó a los populares a que «se retraten» y decidan «si apoyan o no esta rebaja fiscal o si se abstienen». En cualquier caso, Espadas dijo no «desechar ninguna invitación a acordar» en una negociación que irá de la mano del presupuesto, que este año será «muy goloso». Con él hará frente a un tercer curso, «el de los hechos», en el que «los sevillanos verán si los proyectos de ciudad se ejecutan o no».