Juan Espadas ya es el nuevo alcalde de Sevilla. El socialista se hizo ayer con el bastón de mando de la ciudad gracias al apoyo de 16 de los 31 concejales que conforman el nuevo Ayuntamiento, los once socialistas, los tres de Participa Sevilla (Podemos) y los dos de IU, dos formaciones con las que el PSOE ha firmado sendos pactos de investidura que comprometen al nuevo regidor a ponerse manos a la obra casi de inmediato. De hecho, este gobierno no tendrá los tradicionales cien días de gracia. El mismo lunes ya hay previstas reuniones de trabajo para cumplir con los deberes que han puesto a Espadas sus socios. Para empezar, deberá garantizar que el servicio de comedor de los centros escolares, que cierra en dos semanas, siga funcionando para que los niños desfavorecidos puedan comer también en verano.
Y no se detiene aquí su agenda. El 26 de junio se celebrará un pleno extraordinario para reformar la estructura del gobierno municipal, que deberá adaptarse al reducido número de ediles del partido gobernante, frente a los 20 que llegó a sumar el PP. Los ediles socialistas tendrán que simultanear delegaciones e incluso distritos, aunque el reparto de funciones deberá esperar hasta la próxima semana. No obstante, el primer edil dejó entrever que su número dos, Carmen Castreño, llevará el área económica, mientras que Antonio Muñoz, el Urbanismo.
A finales de julio habrá otra sesión plenaria, ya ordinaria, para empezar a aprobar paquetes de medidas de apoyo «urgente» a los más necesitados. Porque Juan Espadas ha dejado muy claro que su prioridad será dar respuestas a las más de 85.000 personas desempleadas de la ciudad y todos aquellos sevillanos que sufren necesidades, a los que les prometió planes especiales de empleo, «de rescate ciudadano» y un gobierno social.
El lenguaje del regidor se asemeja cada día más al de Participa o al de IU, y parece poner el acento en las políticas sociales, en frenar los desahucios, garantizar las viviendas sociales y en paliar la emergencias que padecen muchos barrios hispalenses.
No en vano, aunque es Espadas quien ha adquirido el bastón de mando, para lograrlo ha tenido que contraer una importante hipoteca con las dos fuerzas de izquierda. La portavoz de Participa, Susana Serrano, explicó en su intervención que su respaldo no va a salir gratis. «Ni votamos al partido ni a un candidato concreto, sino a las 81 medidas que hemos pactado. Queremos un Ayuntamiento que no sólo esté en la Plaza Nueva, sino en los barrios, ayudando a la gente. Hay que ponerse a trabajar ya, para que en los cien primeros días pongamos en marcha un plan de vivienda social, recuperar los servicios externalizados, los puntos de información a la mujer, auditar la deuda...», enumeró la concejal.
Daniel González Rojas, portavoz de IU, añadió que su apoyo al PSOE va dirigido a «frenar las políticas de derechas» y a conseguir que «el consistorio deje de ser un consejo de administración» entregado a los intereses privados. El joven edil fue el que mejor explicitó la situación de total dependencia del nuevo gobierno, recordando los juramentos de lealtad que los señores de las ciudades medievales dirigían a los reyes castellanos: «Recordad señor que sois igual que nos, y todos juntos, más que vos». Los ediles de Ciudadanos no apoyaron a Espadas, aunque su portavoz, Javier Millán, se comprometió a facilitar la gobernabilidad en el futuro. Y por si alguien no lo recordaba, volvió a resumir su programa electoral en un discurso que aportó poco.
El último en hablar fue el ya exalcalde Juan Ignacio Zoido, como portavoz del grupo más votado. Por cierto, que durante estas semanas de negociaciones, el líder popular viene blandiendo el argumento de que «lo lógico» es que gobierne la lista más respaldada en las urnas. Antes de que tomara la palabra, y en previsión de que el popular volviera clamar contra los pactos, Espadas citó unas palabras de Soledad Becerril en la constitución de la corporación de 1991, cuando defendió el acuerdo que arrebató al PSOE el poder, siendo lista más votada. El exregidor, sin disimular cierta tristeza, deseó suerte a su sucesor y se ofreció a colaborar con él cuando lo necesite. El edil popular, que de momento se queda como líder de la oposición, repitió varias veces que «esté donde esté» siempre ayudará a Sevilla. En su discurso de despedida pidió perdón a quien no haya visto cumplidas las expectativas depositadas en él en 2011, y quizá en clave interna, lanzó un mensaje sobre los liderazgos, que podrá aplicarse su grupo en las próximas fechas. «Lo trascendental no es quien lleva el timón, sino quien llega. Sevilla es como Ítaca anhelada, donde lo importante es que el viaje llegue a puerto».
Otra protagonista de la jornada fue Susana Díaz, a la que Espadas se dirigió directamente. «Presidenta, de sevillano a sevillana, vamos a trabajar juntos y a colaborar. Desde hoy comienza un nuevo tiempo, donde tenemos que estar a la altura. Hagamos un proyecto común para la ciudad, una nueva transformación que hoy empieza», concluyó.