El Partido Comunista de España supo valorar el movimiento de las Comisiones Obreras y las aglutinó en los centros empresariales y sectores productivos donde la conflictividad laboral podía tener mayores repercusiones públicas. Dada la estructura industrial sevillana, el sector prioritario elegido por los comunistas fue el del metal, y las empresas principales, Hispano Aviación, Construcciones Aeronáuticas y Astilleros Elcano.
Después vendrían los sectores de la construcción y panadería, junto con las empresas Hytasa, Saca, Isa, Loscertales, Balbontín, Fasa, Transportes Urbanos, Cros, Landys y Gyr, Sacom, Navarro Gautier, Imasa, Laminadoras del Sur, Cosme, Moto, Lablanp, Renfe, Textiles del Sur, Uralita, Cebesa, Andaluza de Cementos, Arce, Alcántara, Garfe, Chadesa, Cerámica de Bellavista, Aguirrezabala y Rebollo, Los Amarillos, Casal, Siderúrgica Sevillana, Abonos Sevilla, Montajes Nervión, Roca, Arteferro, Recalux, Tamosa, Compañía Sevillana de Electricidad, Rahemo, Guzzi, Cuétara, Hermanos Barrio, Aimsa, Asencio, San Clemente, Salas y Vorcy, Bombas Prat, Tudor, Cementos del Atlántico, Standard Eléctrica, Haro, Forsa, Mutua del Taxi, Polisur, Torrás, Térmica del Guadaira, y varias decenas más de empresas ocuparon la actualidad periodística con sus conflictos laborales y repercusiones callejeras. En ocasiones, los conflictos provocaban encierros de obreros y de sus mujeres en templos parroquiales, la catedral e incluso el Palacio Arzobispal, lugares donde se encontraban a salvo de la Policía Armada, pues el cardenal arzobispo nunca autorizó los desalojos. Es más, en alguna ocasión rechazó en nota pública que la Policía Armada expulsara a las personas concentradas en el interior de un templo.
Una actualidad que tenía distinta repercusión en los medios de comunicación, pues mientras El Correo de Andalucía la valoraba con grandes titulares en su primera página y en la sección «Mundo Laboral» se daban las versiones facilitadas por los grupos sindicales entonces ilegales, casi siempre con la cobertura de editoriales o artículos firmados favorables para los organizadores de los paros y manifestaciones. Los demás periódicos se limitaban a informar escuetamente de los hechos y añadir las notas oficiales de las empresas, la Organización Sindical y, en algunos casos, el Gobierno Civil. Tampoco fueron excepcionales las notas de la Oficina de Prensa del Arzobispado puntualizando las informaciones oficiales y mostrando su desacuerdo.
El epicentro de las Comisiones Obreras dirigidas y apoyadas por el PCE, fue la Hispano Aviación, que además de contar con los más destacados dirigentes sindicales, era la que sufría más problemas de producción y provocaba mayor número de conflictos laborales. De manera que las Comisiones Obreras de Hispano Aviación pueden pasar por ser el primero y más significativo foco del movimiento sindical marxista sevillano del tardofranquismo.
Los hombres claves del movimiento sindical en su amplio campo de actividades, fueron Eduardo Saborido Galán, Francisco Acosta Orge, Fernando Soto Martín, Rafael Gómez Gil, Francisco Fornet, Ismael Martel, José Aguirre, Antonio Benítez, Francisco Pico, Antonio Postigo, Rafael León, Francisco Velasco Sánchez, José Rubín de Celis, Adolfo Cuéllar, José Julio Ruiz Moreno, León Temblador, Jaime Montes, Alfonso Fernández Torres, Carlos Ortiz, José Cabrera Bazán, Luis Herrera, Alfonso de Cossío, Oliver Selma, Fernando Montes, Juan Hormigo, Enrique Bernal, José Jiménez Rueda, Manuel Gonzalo Mateu, Manuel Mancha Santacruz, Antonio Cobo Cruz, Manuel Ortiz Vizuete, Gregorio García García, Manuel Vázquez Ponce, Juan Luis Gallo Montilla, Antonio Brioso Muñoz, Miguel Guillén Márquez, Ricardo Aragón Pozo, Manuel Castillo, Antonio Balardé, José María Rangel Pérez, Eugenio López Sánchez, José García Rocha, José Baena, Miguel Roldán, Enrique Martínez Lagares, Manuel Guardia Delgado, Manuel García Bravo, Francisco Díaz Lugo, José Alvarez Ruiz, Pedro Andrés González, Manuel Muñoz Cortina, José Antonio Nieto, José Antonio Casasola (cura obrero), Ana María Ruiz-Tagle, Manuel del Valle Arévalo, Felipe González Márquez, Manuel Chaves, Rafael Escudero, José María Romero y otros.
Bastante tiempo antes de que la UGT iniciara su reorganización en torno al despacho laboralista de Felipe González, en los primeros años de la década de los setenta, el sindicalismo comunista ya había logrado implantar bases sólidas en la Hispano Aviación y otras empresas del sector del metal. Un comunista madrileño llamado Juan Menor, prácticamente un desconocido para los sindicalistas posteriores, fue el verdadero artífice de las primeras Comisiones Obreras de Hispano Aviación. Procedente de Madrid y París, vino a Sevilla clandestinamente en numerosas ocasiones para reunirse con Eduardo Saborido, Fernando Soto y Francisco Acosta, a los que trajo información verbal, documentos y normas de actuación sindical, al mismo tiempo que los estimulaba con mensajes del PCE en el exilio parisino. Juan Menor fue quien aconsejó e impulsó a los jóvenes comunistas sevillanos para que se infiltraran en el sindicalismo vertical, ocupando cargos y aprovechando la cobertura oficial, para minar la Organización Sindical desde dentro. Y además hizo posible los viajes a París de Eduardo Saborido y Fernando Soto, para entrevistarse con los dirigentes del PCE.
Los mismos objetivos de infiltración se aplicaron en el Seminario diocesano, tanto en el alumnado como en el profesorado. Para el PCE era primordial contar en el futuro con sacerdotes marxistas. Y lo consiguieron...