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Restos de cristales de un coche vandalizado. / El Correo -
Las zonas infantiles se han quedado escasas según la presidenta vecinal. / El Correo -
Los vecinos reclaman la mejora del pavimento de sus calles. / El Correo
La montaña de cristales minúsculos sobre la acera o el andén de estacionamiento se ha convertido en una imagen habitual en la barriada de Jardines de Hércules, en paralelo a la avenida de Jerez y próxima a Bellavista. Los vecinos aseguran que no es un hecho aislado sino «una ola de vandalismo» que ha ido en aumento desde el pasado verano y que ha alcanzado el máximo nivel en las últimas semanas, con ataques en serie a vehículos estacionados en plena calle. «Rompen los cristales de los coches, los espejos retrovisores, las antenas... Es un riesgo. Imagina que te levantas temprano a trabajar, vas a coger el coche y te encuentras con esta escena en la que no sabes muy bien cómo reaccionar. Es un episodio real de vandalismo. Hoy es tu vecino pero mañana te puede pasar a ti», explica Minerva Aguilar, la nueva presidenta de la asociación de vecinos Jardines de Hércules.
La representante vecinal cuenta que hace dos semanas se vivió «una noche bastante peligrosa». «Más de siete coches» aparecieron dañados una misma mañana. En concreto, estos hechos se localizaron en el tramo final de Afrodita, una zona próxima al conjunto del anfiteatro, cerrado actualmente y sin uso desde su construcción con la edificación de la barriada. Los vecinos alertan además de que tanto la calle Afrodita como Perséfone –ambas discurren en paralelo al parque central–, tienen «una iluminación deficiente» y «están rodeadas de solares baldíos» que hacen sean «puntos negros» que propician este tipo de actos «aprovechando la complicidad de la noche». Además también se han visto afectados los residentes de Jardines de Atenea. «Empiezan en Afrodita, siguen por Perséfone y dan toda la vuelta».
En este sentido, la entidad vecinal ha instado al Ayuntamiento a tomar medidas para «una mayor vigilancia en toda la barriada», especialmente de cara a las próximas semanas de la Navidad en la que, a tenor de lo sucedido el año pasado, se suele disparar el número de «pequeños hurtos» en coches y negocios de los barrios más distantes del centro. «La seguridad es fundamental. Los vecinos queremos tener seguridad en el sitio donde vivimos. Si hay más vuelta de la Policía por aquí, la gente que hace estos actos de vandalismo se atemoriza».
Otra huella del vandalismo son las pintadas que han ido apareciendo. «Hay en algunas fachadas y se ve a gente haciendo botellona junto a la zona cerrada del parque central». A ello hay que sumar que la limpieza «es deficiente» y que hay pavimento roto o levantado en la inmensa mayoría del barrio».