La ampliación del Metro sale de su estación de salida. Tras siete años en bucle, con cruce de acusaciones cíclicas sobre falta de compromiso, las tres administraciones competentes (Gobierno central, Junta y Ayuntamiento) acordaron sacar del atolladero el futuro del suburbano con la creación de una comisión que debata, más allá de las disputas políticas, tanto los aspectos jurídicos, económicos, de capacidad y, sobre todo, de financiación, para un tramo concreto: el que conecte Pino Montano con El Prado –y, ahí, con la línea 1– y que ha defendido desde hace un año el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, por ser la más rentable y el que disparará las prestaciones en demanda y viajeros del Metro, según los estudios realizados. Un pacto a tres bandas que se asemeja mucho al convenio de 2005, cuando se firmó ir de la mano para construir la línea 1, pero con una salvedad: los interlocutores, a diferencia de aquella primera vez, son de diferente signo político, el PSOE y el PP, y además en un escenario en el que, por el momento, no hay argumentos electorales inmediatos.
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Espadas había marcado el Metro como reto de mandato –y así lo recordó ayer–. Su calendario centraba 2018 en sentar a administraciones tan distantes entre sí por mor de quién asumía primero la financiación y dejar para 2019, si llegase a un acuerdo, cerrado todo para encarar la ejecución. Ese primer paso, que se empezó a fraguar hace diez meses, se amarró en Madrid con una reunión donde el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, escenificó la «voluntad del Gobierno de España de ir a un proceso de colaboración y negociación» para analizar la viabilidad de la actuación. Pese a la cautela, De la Serna no dudó en hablar de «pistoletazo de salida» de un marco de colaboración «ágil y dinámico», que partirá del análisis del proyecto técnico de la línea 3, que se presentó en septiembre de 2011 y que la Consejería de Fomento de la Junta entregará este jueves a los técnicos ministeriales.
La ampliación de la línea 3 sale del foco político y entra en el debate de ideas. Y, aunque lo primero será un análisis riguroso para contemplar modificaciones –o «actualizaciones», como apuntó el propio alcalde–, el segundo frente será el de la financiación. Ahí todos parecen de acuerdo con las vías presentadas por el alcalde en la primera toma de contacto que mantuvo con el ministro de Fomento, en marzo de 2017, y que pasaba por la búsqueda de financiación europea o de colaboración público-privada. Esas fórmulas se volvieron a mencionar al término de la reunión ya no sólo por Espadas, sino también por el responsable autonómico y estatal.
Este cambio de escenario contentó a todos. El Gobierno central se quitó esa etiqueta, que tantas veces le han impuesto –y a veces, con razón– de desentender del proyecto de Metro. La Junta, que también miró a veces de soslayo al suburbano durante la crisis –no había dinero– se sacude las críticas del PP sevillano y andaluz, que acusó machaconamente a la administración andaluza de inacción. Y el Ayuntamiento se quita esa espina de ser el sparring que siempre recibía en esta pelea, con un efecto dañino para los ciudadanos: el tener una red incompleta.
«Hemos sentado las bases de ese acuerdo político, que es por donde hay que comenzar para sentarnos juntos y trabajar técnicamente», reivindicó Espadas, fiel defensor de un tramo de unos siete kilómetros que atraviesa distritos tan poblados como los de Macarena y Norte, con una parada en el entorno del hospital Virgen Macarena. El «rendimiento» potencial de este tramo de la línea 3 es tal que puede aportar unos 15 millones de viajeros anuales al Metro de Sevilla. Es decir, el suburbano vería duplicada su demanda.
A pesar de que el acuerdo alcanzado entre las administraciones es una declaración de intenciones, no fueron pocas las declaraciones de partidos políticos y asociaciones. Desde la dirección del PP de Sevilla, su presidenta, Virginia Pérez, se apresuró a sacar pecho y asegurar que el anuncio pone de manifiesto «que el Gobierno de la nación siempre ha tenido la mano tendida para que el Metro sea una realidad». «Tras años de lucha del PP de Sevilla, vemos cómo el trabajo ha dado sus frutos». El portavoz de los populares en el Ayuntamiento de Sevilla, Beltrán Pérez, también se sumó a la atribución de méritos y se alegró «de que el PSOE haya cambiado su estrategia de confrontación por la colaboración institucional entre administraciones».
Al igual que el PP, PSOE de Sevilla, también celebró esta «magnífica noticia». Eso sí, para su secretaria general, Verónica Pérez, es «el tesón de la Junta de Andalucía y del Consistorio hispalense» lo que ha conseguido «que el Gobierno del PP se comprometa, aunque haya sido a regañadientes». Y recordó que la ampliación del Metro «fue un compromiso expreso de la presidenta andaluza, Susana Díaz, y que rápidamente asumió el alcalde de la ciudad, Juan Espadas». Por ello, lamentó «que el Partido Popular haya tardado tanto tiempo en unirse a esta voluntad política».
Más concreto fue el portavoz municipal de Ciudadanos, Javier Millán, quien dijo esperar que esta comisión «se traduzca en hechos reales para que Sevilla tenga la red que se merece». «Es la hora de invertir en Sevilla», sentenció.
Finalmente, la asociación Sevillasemueve mostró su satisfacción por este «principio de entendimiento», pero llamó a la «cautela», teniendo en cuenta «los años y años que lleva dando vueltas» la idea. Por ello, reclamó a las administraciones que materialicen sus compromisos en «fecha y presupuestos»