¿Qué se está haciendo desde la asociación de vecinos para desbloquear el caso de Huerta del Canario?
—Constantemente lo planteamos al distrito para que se inste al Ayuntamiento a reunirse con la Junta de Andalucía, en concreto con AVRA, que es la responsable. Cuando estaba el PP en el gobierno municipal, al menos había movimientos y se hacían reuniones... pero ahora con el PSOE en la Alcaldía no se ha producido ni una reunión. Y eso que son del mismo color político.
—¿En qué situación se encuentran los afectados?
—Muy mal porque ven cómo se están deteriorando sus casas y no se atreven a hacer obras de reforma. Lo peor es que, en su mayoría, son gente mayor, que no se puede defender. Pero para eso está la entidad vecinal. Para no dejar morir esta reivindicación.
—¿Cómo afecta al cuidado de la calle y las parcelas de alrededor?
—La calle es tercermundista. Hay baches, zonas levantadas... los macetones sirven de papeleras. De noche, además es la boca de un lobo. Y es una de las salidas para vecinos de Los Prunos, Huerta del Águila y el sur de La Plata. Los solares, sobre todo el que está detrás de las casas, sale ardiendo todos los veranos... porque como nadie viene a cortar la hierba. Y está pegado a los patios. En la misma calle hay una parcela, donde hay hasta un camión abandonado... es un estercolero, con bichos y ratas.
—¿Qué mejoras necesita la calle Carmen Vendrell?
—Llevamos años pidiendo la reurbanización del tramo central de la calle: no tiene aceras, hay un póster de luz en medio que obliga a coger una curva muy cerrada y cuenta con una parcela totalmente abandonada. Además, queremos que se habilite una salida a la SE-30. Sólo hay que hacer unos metros de calzada y la incorporación. No costaría tanto. Daría mucha vida y descongestionaría de tráfico la zona de Los Prunos y La Plata.
—¿Qué otros problemas presenta la zona?
—En Huerta del Águila sufrimos botellonas y concentraciones de jóvenes hasta altas horas de la madrugada, con gritos, jaleos y suciedad que más de una vez han terminado en enfrentamientos con los propios vecinos. Se llama a la Policía y no viene. Lo peor es que se genera un mal ambiente, donde hay trapicheos y malos hábitos, que han llegado a derivar en situaciones conflictivas. Además, entre los números 15 y 17, la Junta de Andalucía hizo una rampa cuando la obra del Metro que ha dejado sin intimidad a los vecinos del bajo. Los vecinos tienen que estar todo el día con las persianas echadas porque tienen a grupos de jóvenes sentados en la escalinata de enfrente. Además sigue pendiente la expropiación de dos casas para ensanchar la calle Pruna y permitir así que pueda entrar el autobús de línea.