La imagen de la plaza de La Campana con veladores a las puertas de la centenaria confitería es historia. La Gerencia de Urbanismo tiene previsto aprobar en su próximo consejo la licencia para la colocación de mesas y sillas a este negocio. Unos permisos que excluyen en cualquier caso que vuelva a contar con terraza en su fachada principal.
En concreto, la Gerencia resuelve desestimar la solicitud hecha por los responsables de la confitería para que se suspendieran las medidas adoptadas por el Ayuntamiento de Sevilla el pasado mes de abril. Es decir, que se les diera permiso para volver a colocar las mesas y sillas en la plaza. Una propuesta que no atiende Urbanismo, que «inadmite la propuesta alternativa de veladores presentada». Sin embargo, sí concede el permiso –«autoriza la ocupación de la vía pública»– para la colocación de mesas y sillas en la calle Santa María de Gracia, 13 así como en la calle Rafael Padura unos espacios que ya explota de facto el negocio desde que se produjo el cierre del restaurante La Reja.
Esta decisión es similar a la que adoptó a mediados de septiembre la Gerencia de Urbanismo con una decena de establecimientos que habían alegado la limitación de los veladores del gobierno municipal en la Avenida de la Constitución y en la calle San Fernando. Entonces, el Ayuntamiento aseguró que con la resolución pretendía matizar el plan inicial que preveía, entre otras cosas, un descenso de las terrazas del 80 por ciento en la calle San Fernando y de hasta el 60 por ciento en la Avenida. La negociación mantenida en todo este tiempo con los hosteleros y empresarios del sector les llevó a plantear una alternativa que se ajuste más a las necesidades de todas las partes. De esta forma el gobierno local no pretende imponer su plan inicial, que estaba previsto para enero de 2017, sino exponer las modificaciones que se aplicarán sobre lo anunciado tras el diálogo con los establecimientos afectados. Es decir, habrá reducción de veladores pero en ningún caso será tan drástica como parecía en un principio.
El caso de La Campana es particular. Cuando Urbanismo decidió reordenar la instalación de veladores, en la céntrica plaza la propuesta que supuso la desaparición por completo de las terrazas «a fin de garantizar la seguridad, la accesibilidad y la movilidad del tránsito peatonal en esta zona, que ejerce un papel crucial como nodo de comunicación y como lugar de gran tráfico de personas en el centro de Sevilla».
Y es que, en el momento en el que se anunció la medida, la comisión de veladores apuntó que eran 1.438 el número de expedientes abiertos o denuncias contra el grueso de establecimientos hosteleros de la ciudad.
La retirada de los veladores afectó tanto a la famosa confitería como de los demás establecimientos que contaban con mesas y sillas en la céntrica plaza. De la Campana desaparecieron 42 mesas y 158 sillas que se montaban a diario. Burger King disponía de una licencia para abarcar una superficie de 47,51 metros cuadrados, con diez mesas, 40 sillas y dos sombrillas con seis separadores. McDonald’s contaba con una licencia para abarcar una superficie de 34,57 metros cuadrados, con ocho mesas y 32 sillas. El negocio tenía un expediente abierto que ordenaba la retirada de los veladores que excedían de los autorizados. Por su parte, la confitería La Campana disponía de un permiso para abarcar una superficie de 33,95 metros cuadrados para once mesas y 44 sillas.
Los veladores se mantuvieron hasta pasada la Semana Santa, momento en el que el Ayuntamiento retiró todos los elementos de la plaza y que contó con polémica pues los empleados del establecimiento se sentaron en las sillas para evitar que se las llevaran. Una situación que hizo que fuera necesaria la intervención de la Policía Local.
Desde entonces el Ayuntamiento trabaja para encontrar un «encaje» jurídico para que la ordenanza de veladores reconozca a los establecimientos de carácter tradicional, como por ejemplo la centenaria confitería La Campana, a la hora de la concesión de licencias.