La carretera de los ruidos

Ronda Urbana Norte. Los vecinos sufren niveles que sobrepasan los límites de ruido «las 24 horas del día». El Consistorio aplica medidas urgentes como señales y controles de velocidad

Iñaki Alonso @alonsopons /
22 ago 2017 / 20:26 h - Actualizado: 23 ago 2017 / 08:24 h.
"Tráfico","La ronda de los ruidos"
  • Una fila de coches, parados al paso de la Ronda Urbana Norte, a escasos metros de los bloques de viviendas que sufren el ruido del tráfico. / Jesús Barrera
    Una fila de coches, parados al paso de la Ronda Urbana Norte, a escasos metros de los bloques de viviendas que sufren el ruido del tráfico. / Jesús Barrera
  • Cabrera asiste a la colocación de nuevas señales en el Polígono Calonge. / El Correo
    Cabrera asiste a la colocación de nuevas señales en el Polígono Calonge. / El Correo
  • Un camión incumple la normativa de prohibido en la ronda. / Jesús Barrera
    Un camión incumple la normativa de prohibido en la ronda. / Jesús Barrera

Dormir sobre una carretera. La SE-30 fue, hace 25 años, el desahogo para muchos conductores, pero también ha supuesto el inicio del calvario para muchos vecinos cuyas viviendas están a la falda de esta ronda considerada –lo dice el Ministerio de Fomento– como zona «con niveles de ruido por encima de los objetivos de calidad acústica» debido a que por allí circulan al día decenas de miles de vehículos. En su trazado, de 17 kilómetros, hay dos tramos críticos. Uno de propiedad estatal, que compete a la zona de Amate y Padre Pío. Y un segundo, de propiedad municipal, y que compone la Ronda Urbana Norte (RUN), desde la glorieta de la Gota de Leche hasta el puente del Alamillo, por donde cruzan 72.000 vehículos al día, para pesar de los residentes de Los Carteros o Entreparques.

Las últimas mediciones de sonido, efectuadas en abril por la Agencia andaluza de Medio Ambiente y Agua, devolvieron a primera línea el debate sobre el ruido en esta Ronda Urbana Norte. La conclusión de estos resultados era que no sólo se sobrepasaba el límite admisible de ruido, sino que tal incidencia se producía las 24 horas del día.

Los residentes, que debido a este problema se constituyeron en plataforma con la que llegaron a hacer mediciones propias (en 2013) y reivindicaciones de todo tipo, contemplan cómo lo único hecho hasta la fecha han sido parches, incluso la opción del bulevar debatida en pleno de junio. Desde la plataforma insisten en que «la solución definitiva no pasa por el bulevar», como se aplicó en Bellavista –ahí había un escollo más de accidentabilidad que de ruido–, sino «por el soterramiento de la ronda prometido por Monteseirín en 2008 y olvidado por el resto de alcaldes con la excusa de la crisis». «Suele ser habitual que haya mucha proactividad cuando están en la oposición», indican.

Pese a ese malestar, el ruido de la Ronda Urbana Norte sí ha estado en la agenda de los gobernantes municipales. Otra cosa es que pospongan sine die la solución más contundente y, a la par, más cara, del soterramiento de la vía ante la escasez de fondos. El PP ya aplicó, hace justo tres veranos, una capa fonoabsorbente en una parte –no toda– de la ronda para reducir «en 10 decibelios» el ruido. Una medida, valorada en medio millón de euros, que resultó insuficiente tanto para los vecinos como para el actual gobierno, ya que «sólo se puso de la rotonda del Berrocal al enlace de la Gota de Leche», que es el lugar con menos afección a las viviendas, y, además, sin durabilidad. La actual concejal del Distrito Norte, Miryam Díaz, anunció en abril que se aplicaría una nueva capa fonoabsorbente hasta la glorieta Olímpica, aunque con el único plazo de contar con «disponibilidad presupuestaria».

Señales y prohibiciones

Ese reasfaltado forma parte de la batería de medidas urgentes para esta ronda aprobadas en el pleno de junio, con el voto favorable de los cinco grupos políticos. Fruto de ese pacto, el gobierno de Juan Espadas puso en marcha la semana pasada varias acciones de poco coste pero que buscan rebajar los decibelios. Así, se culminó la instalación de bandas reductoras de velocidad a la altura del Polígono Calonge, por un importe de 14.000 euros. También se han sustituido las señales verticales de limitación de velocidad a 50 Km/h por otras de mayor diámetro, algo que se aplicará también a las que prohíben el paso de vehículos de más de 12 toneladas, con un coste de 3.500 euros.

La limitación de tonelaje es una medida provisional hasta conocer los resultados del informe para mejorar los accesos a los parques empresariales fruto de la reunión que el gobierno local mantuvo con la patronal empresarial (CES) y la Asociación de Parques de Sevilla, y que permitirá disponer de un mapa de rutas de entrada y salida. El informe, que está en fase avanzada, permitirá dar a conocer a transportistas y empresarios las rutas de acceso de vehículos pesados a las áreas industriales, y recogerá un análisis de la señalización actual, con tal de evitar el acceso de vehículos pesados dentro de la ciudad.

La última medida contra el ruido ha sido la colocación de señales de advertencia de velocidad controlada por radar en la Ronda Urbana Norte. En toda la ciudad se instalarán 39 señales de 1,80 metros de ancho y 1,20 de alto que advertirán de que la velocidad se encuentra controlada por radar en todo el casco urbano, y se ubicarán en las vías de entrada para alertar de la presencia de radares móviles de la Policía Local y como elemento disuasorio.

El delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, incidió en la importancia de aplicar estas acciones en la Ronda Urbana Norte «por tratarse de la vía que registra mayores intensidades de tráfico».

El otro punto negro

Además de la Ronda Urbana Norte, también está el tramo estatal donde los sufridores son los vecinos de Palmete y Padre Pío. No en vano, el pleno del Ayuntamiento ha sido muy insistente a la hora de reclamar al Estado pantallas acústicas mejores a las dispuestas actualmente. En Fomento reconocen la alta contaminación acústica, a la par que ven que los actuales soportes son insuficientes para rebajar el ruido en pisos altos como los que hay en esa zona. Su idea, aunque embrionaria –forma parte del Plan de Ruidos aprobado de forma provisional–, se aplicaría entre los kilómetros 3,4 y 4,6 a modo de pantallas curvas que cubren parte de la vía.